23 millones de mujeres indígenas de América Latina y el Caribe serán afectadas por la crisis sanitaria
Según estimaciones del Banco Mundial y Cepal, las mujeres indígenas son una de las poblaciones más afectadas ante la pandemia por COVID-19.
El Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estiman que alrededor de 23 millones de mujeres y niñas indígenas de América Latina y el Caribe serán las más afectadas debido al aumento de la pobreza y la pobreza extrema ocasionada por la COVID-19.
Esta proyección fue respaldada por la directora regional de ONU Mujeres, María Noel Vaeza, quien además aseguró que las desigualdades estructurales de género ya existían en los países antes de la pandemia. Esto se ve reflejado en el acceso desigual a la educación, al empleo, a la tierra, los servicios básicos y de salud sexual y reproductiva, así como de protección social.
“Esos aumentos van a ser feminizados. Va a ser la mujer la que más lo sufra y en especial la mujer indígena; por ende, tenemos que prepararnos”, enfatizó la funcionaria.
La excongresista, trabajadora social y lideresa indígena Tania Pariona, por su parte, coincidió en que los efectos de la crisis sanitaria por el coronavirus han sido devastadores para las mujeres indígenas.
Según la exparlamentaria, la autonomía económica es aún un sueño distante para las mujeres indígenas durante estos tiempos de crisis sanitaria, ya que se ha evidenciado las grandes barreras existentes que se deben superar para el sustento económico.
La emergencia sanitaria por COVID-19 también ha demostrado la falta de acciones de los gobiernos para afrontar el aumento de casos de violencia contra la mujer, de los cuales no se libran las mujeres indígenas.
“Por ejemplo, en México, en plena contingencia del COVID-19, el Gobierno dejó sin recursos a las Casas de Mujer Indígena y Afromexicana, las Camis, y el mismo Gobierno había advertido por otro lado del aumento de la violencia de género por el confinamiento”, precisó Pariona.
Para la representante de ONU Mujeres, aún hace falta la voluntad de los Estados por designar fondos en los presupuestos nacionales para el desarrollo de iniciativas que permitan el desarrollo integral de las mujeres y niñas indígenas.
Por ello, Vaeza insiste en que los recursos financieros sean dirigidos de manera más acertada, directamente a las comunidades, a las asociaciones y cooperativas.