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Hildebrandt: “El antifujimorismo es un mecanismo de defensa cuyo propósito es preservarnos como país”

El periodista también criticó a Mario Vargas Llosa por invitar a Keiko Fujimori a participar en un evento sobre los peligros que amenazan a la democracia.

César Hildebrandt también recordó, en su última columna, lo que le hizo el fujimorismo al país. Foto: Composición La República
César Hildebrandt también recordó, en su última columna, lo que le hizo el fujimorismo al país. Foto: Composición La República

En su reciente semanario, el periodista César Hildebrandt recordó la labor del antifujimorismo en la vida peruana y cuestionó al escritor Mario Vargas Llosa por invitar a la candidata de Fuerza, Keiko Fujimori, a un evento sobre los peligros que amenazan a la democracia.

“Dicen que el antifujimorismo es productor del odio. No es cierto”, escribió Hildebrandt, para luego añadir: “El antifujimorismo es un mecanismo de defensa cuyo propósito es preservarnos como país. (...) Si amas a este país desgarrado, con­tradictorio, tantas veces intolerable, entonces lo que debes hacer es no votar por quienes lo hicieron peor y aun ahora lo quieren empeorar”.

Además, le dedicó algunas líneas a la invitación que el nobel de literatura le hizo a la hija del exdictador Alberto Fujimori: “¿Qué tiene que decirnos Keiko Fujimori? Pues bastaría con que contara, brevemente, la vida sucia de su padre, o que decidiera hablar de su propia vida de primera dama trucha sostenida con dinero que le daba Montesinos”, indicó.

“También, para ser justa y equitativa con el resto de la familia, podría hablar de la miseria moral de su hermano Kenji, del carácter de traficante de divisas y encubridor de dineros negros de su tío Víctor Aritomi, o de la naturaleza de picabolsos crónica de su tía Rosa. Y quizá debería añadir la experiencia de su amigo del alma Jaime Yoshishama, capo de la Yakuza limeña y exsecretario general de la pandilla”, agregó.

Hildebrandt critica a Vargas Llosa y al actual modelo

De igual forma, el periodista separó algunos párrafos de su columna para referirse a Vargas Llosa: “Él no vive en el Perú. Su interés no es que el Perú se salve del comunismo, peligro que no es ni siquiera remoto en este momento, sino que el Perú no se salga del modelo”.

Hildebrandt explica que el modelo respaldado por el escritor consiste en “seguir siendo los churrupacos de toda la vida uncidos al carro victorioso de los Estados Unidos”, en preservar la Constitución fraudulenta de 1993, en “condenar a los pobres de Perú a una discriminación permanente” o en “satanizar al Estado, excepto cuando se trata de salvar a bancos privados de la bancarrota o de subsidiar a la minería con impuestos bajos”.

“La síntesis es esta: el ‘modelo’ que defiende Vargas Llosa es aquel que te hace creer que vas rumbo a la OCDE, cuando de pronto surge una pandemia y se te caen pantalones y calzones y todo el mundo ve que no tienes sistema de salud, no tienes Estado ni para las emergencias, no tienes sino desigualdad guardada bajo la alfombra. ¡Eras una farsa y te descubrieron!”, escribe

Seguidamente, agrega: “Lo único que le importa al marqués de ‘Hola’ es que el Perú no desacate el orden impuesto y que la derecha peruana no se vea enfrentada a una poderosa alternativa distinta. Por eso apoya a Duque, a Lasso, a Keiko Fujimori”.

Y como último mensaje a Mario Vargas Llosa, le dejó un reto: que venga a vivir al país si es que Keiko Fujimori gana la presidencia. “Que deje Puerta de Hierro y se instale en Barranco. Quizá allí pueda escribir, finalmente, algo parecido al arrepentimiento”, redactó.

Recordó lo que significa el fujimorismo

En su publicación, César Hildebrandt también aseguró que “el fujimorismo no es una corriente política de derecha”. Cuenta que surgió del “fracaso de los partidos políticos y del reto sanguinario que Sendero Luminoso había planteado a la sociedad peruana”.

“Pero lo que pudo ser una emergencia justificada, un paréntesis autoritario de estirpe romana para reconstruir el país, Fujimori lo convirtió en cheque en blanco y, a partir de esta autorización presunta, construyó un régimen que no tuvo límites ni escrúpulos y que destruyó el poco tejido institucional que nos quedaba después de la experiencia de García y la guerra impuesta por el senderismo”, manifiesta.

Asimismo, remitiéndose a las pruebas judiciales, Hildebrandt indicó que, con Alberto Fujimori, el fujimorismo llegó a ser una “banda de asaltantes del Estado”.

“Y con Keiko reinando en el Congreso en 2016, el fujimorismo fue lo que todos vimos: una corporación rencorosa que dio un golpe de Estado blando y gobernó desde la plaza Bolívar, con todo lo que eso supuso para la estabilidad democrática. ¿Se imaginan a esa gente —los Baca y las Lozada (personajes ligados a la corrupción de Alberto Fujimori)— en Palacio de Gobierno?”, se pregunta.

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