Flor Bromley: música del mundo para niños curiosos
La cantautora peruana es una celebridad entre los niños de New York, donde radica hace 15 años. Sus temas, que mezclan ritmos variados y se cantan en inglés y español, educan como entretienen. Su último disco, Aventuras, ha sido nominado al Grammy Latino
Hace tres años, Flor Bromley (42) subió a sus redes sociales una selfie sosteniendo la icónica estatuilla de los Latin Grammy con el visionario comentario: “Manifestando al universo… las nominaciones son en tres días”. El pequeño gramófono dorado era el premio de su amiga e ingeniera de sonido Denise Barbarita, que en esa época producía su álbum Fiesta Global. Era 2020, y la cantautora de música infantil no logró una nominación a la prestigiosa premiación, pero esa instantánea resume los deseos que tenía de ganarse un lugar en la industria de la música.
Tiempo después, esta peruana radicada en New York, donde ha desarrollado su carrera, lo ha logrado. Ha sido nominada en la categoría Mejor álbum de música latina para niños y, hoy, su nombre resuena en Perú–al igual que el de Susana Baca, Daniela Darcourt, Septeto Acarey, Kayfex, también nominados- demostrando que su trabajo está en lo más alto. Postula con su cuarto álbum, Aventuras –producido por los ganadores del Grammy, Lucy Kalantari y Dean Jones-, que está compuesto por ocho canciones que resumen la cotidianidad de un día cualquiera desde la mágica visión de un niño. De hecho, su hijo Charly, de 4 años, participó en la creación de algunos singles: “Yo necesitaba una canción más, nos fuimos a pasear al perro y empezó a cantar algo, lo grabé y ese audio aparece en la canción en inglés Nature Walk”, dice Flor, sonriente, a través de la videollamada.
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El estilo de su música, dice, es global. Mezcla diferentes géneros como el ska, bachata, rock, country, huayno, pop, folk. “Arverjitas y zanahorias” es una canción donde une la melodía de El Cóndor Pasa con rap. “Así les voy creando a los niños una conciencia global y que reconozcan que a los seres humanos de diferentes partes del mundo les puede gustar diferentes ritmos”. Canta en español e inglés. El público neoyorquino está agradecido, hay muchos padres que quieren que sus hijos aprendan español, así como hay muchos inmigrantes que desean que sus hijos mejoren su inglés.
Desde que se mudó a la gran manzana hace quince años, para estudiar en The American Musical and Dramatic Academy, donde se graduó del programa de teatro musical, la cantautora tuvo claro que para sobrevivir en un medio tan competitivo tenía que abrirse paso sin temblar: “Tienes que creértela, pensar que se puede lograr. Si no lo intentas, no llegarás a ningún lado. Cuando el producto es bueno, la gente empieza a pasarse la voz y te empiezan a llamar”.
La cantante bilingüe, que también es titiritera y cuentacuentos, en uno de sus shows en New York.
Empezó su carrera tentando en la actuación –había estudiado en Perú en La Escuela de Teatro de la Universidad Católica-, pero rápidamente se alejó de la escena porque la querían encasillar en papeles de latina tipo Sofía Vergara: “Me pedían usar el escote pronunciado y hablar como ella. Yo no lo quería hacer, por eso prescindí del teatro y el cine”. En paralelo trabajaba en compañías locales de espectáculo infantil como cuentacuentos, titiritera y cantante.
Fue en 2015, cuando quedó embarazada de su primera hija, Isabella, que se atrevió a dar un salto temerario. Llevaba años trabajando en importantes compañías neoyorquinas y un día, cantando frente a los niños, se decidió a grabar su primer disco. Había compuesto ya varios temas y conocía a músicos que podrían participar en su proyecto. Se lanzó: “Decidí hacer lo mío… también lo hice por mi bebé, quería ser dueña de mis horarios, y no tener que trabajar ocho horas y dejarla en una guardería”.
La cantante ha sido nominada al Latin Grammy por su cuarto álbum Aventuras, producido por Lucy Kalantari y Dean Jones
“Nadie te va a llamar”
Lanzó su primer disco de música infantil, Chiqui Music Boom, sin publicista, sin conocer a nadie en la industria. Lo promocionó ella misma, yendo a museos y bibliotecas: “¿Les gustaría música bilingüe para niños?”, preguntaba atenta a la oportunidad de dar un show. También escribía correos electrónicos y hacía llamadas hablando siempre en plural: Nosotros damos conciertos para ciertas edades, a ciertos presupuestos…, cuando era ella sola quien movía su música: “Es que cuando hablas como un equipo, te creen más. Enviaba correos como si fuera mi publicista, así es esta industria”.
Fue tenaz y no se amilanó ante las muchas negativas que recibió o los correos electrónicos no respondidos. No olvidó lo que le dijo su maestro de teatro Alberto Ísola: “Nos decía todo el tiempo: Nadie los va a llamar, llamen ustedes”. Poco a poco, Flor Bromley -a quien en la escuela sus compañeros llamaban Flor Broadway, porque soñaba con actuar en el afamado circuito de teatro musical- estaba a puertas de empezar su carrera como cantautora independiente de música para niños.
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Hoy tiene cuatro álbumes grabados (tiene un tema, “Pachamama”, con Wendy Sulca), ha formado un equipo de ocho músicos –entre mexicanos, colombianos y peruanos, algunos trabajan con Lila Downs-, ha dado múltiples conciertos y shows en importantes recintos de New York -sueña con llegar al Lincoln Center de Manhattan o a Lollapalooza-, y es una celebridad local a quien los niños reconocen en la calle: “No me siento una celebridad… obviamente conozco a muchos niños, porque hago muchos conciertos. Lo interesante es que los niños crecen y siempre hay que reinventarse y encontrar otros fans”.
La versión en inglés de su álbum nominado narra un día desde la visión mágica de un niño.
Medios neoyorquinos recomiendan sus canciones porque hablan de la inmigración y la autoaceptación, lo que promueve la tolerancia hacia la comunidad hispana, además, experimenta con ritmos del mundo y abre la cultura musical de los niños. Su público sabe ahora lo que es una quijada de burro, instrumento peruano presente en sus shows: “Los niños me dicen que es la mandíbula de un dinosaurio y les crea intriga, los adultos también se quedan como ¡wow! Les digo que los peruanos somos tan creativos que hacemos instrumentos con la quijada de un burro o con semillas”.
Este año, Flor se enteró de su nominación a los Latin Grammy saliendo de la ducha por un mensaje de su esposo. No esperó con ansias la noticia como en años anteriores y se concretó lo que tanto manifestó. Está muy satisfecha y este 13 de noviembre viajará a Sevilla, España, para la noche de la premiación. Sin embargo, dice que este es uno de los muchos hitos que tendrá su carrera: “Conozco a muchos músicos nominados o ganadores de Grammys y te das cuenta que, aun sintiéndose ganadores, la vida continúa, siguen haciendo otros proyectos. No llegas a tu tope cuando ganas el premio, hay que seguir haciendo cosas, no es la última meta de su carrera”.