Domingo

Un bono para el aislamiento

A la angustia por la escalada de casos de coronavirus en el país se suma otra: la de no obtener ingresos para subsistir. Familias pobres esperan el bono de 380 soles que repartirá el Estado. Economistas saludan la iniciativa a la que consideran un alivio en medio de la incertidumbre.

Un trabajador en un paradero muestra su permiso para circular. Crédito: La República
Un trabajador en un paradero muestra su permiso para circular. Crédito: La República

A contrarreloj, entre litros de alcohol en gel, un equipo de técnicos del MEF (Ministerio de Economía y Finanzas) y del MIDIS (Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social) trabaja desde el lunes pasado, a puertas cerradas o vía teletrabajo, en el listado de los beneficiarios del bono de 380 soles que distribuirá el Estado entre las familias más vulnerables en medio de la crisis del coronavirus.

Desde el 6 marzo -fecha en que se confirmó el primer infectado con el virus en el Perú- el gobierno de Martín Vizcarra tuvo que hacerse de buenos reflejos y tomar decisiones de contención rápidas. Una de ellas fue la entrega de esa suma de dinero a los peruanos que tienen las peores condiciones para sobrellevar la cuarentena: viven en zonas periurbanas, sin servicios básicos, y no tienen una capacidad de gasto mayor a 328 soles al mes.

Hablamos, en orden de prioridades, de peruanos pobres y en extrema pobreza, que según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) representan al 21.7% y el 3.8% de la población nacional respectivamente. “Serían los potenciales beneficiarios, pero hay que tener en cuenta que se dará preferencia a las familias de las zonas urbanas donde ahora mismo está afectando más la epidemia”, dice vía telefónica la viceministra de prestaciones sociales del MIDIS, Patricia Balbuena.

Serían, entonces, más de 3 millones de familias las consideradas en este listado que ha sido elaborado por economistas, médicos con especialidad en bioestadística, epidemiólogos, abogados e ingenieros de sistemas; y que está basado en el cruce de bases de datos como los registros del Sistema de Focalización de Hogares (SISFOH) del MIDIS, del Seguro Integral de Salud (SIS), de la Superintendencia de Registros Públicos (Sunarp), de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), entre otras.

“El SISFOH ha sido pieza clave para elaborarlo”, enfatiza la viceministra Balbuena. Es una data que se ha ido construyendo a partir del empadronamiento de los ciudadanos, quienes, a través de una ficha en la que se le hacen preguntas como la ubicación de su vivienda, si proviene de una familia numerosa, sus ingresos mensuales, si tiene propiedades o vehículos, le ha ido dotando de información al Estado para conocer su grado de vulnerabilidad económica.

Y la viceministra Balbuena vuelve a enfatizar que los más de S/. 1,710 millones de la caja fiscal que ha inyectado el MEF serán para los más necesitados, los que no cuentan con ahorros o una red de soporte social para subsistir hasta que pase el temporal. “Serán los pobres que viven en las zonas urbanas porque los de la ruralidad ya cuentan con ingresos mensuales de los programas sociales como Juntos o Pensión 65. Este no es un bono de lucha contra la pobreza, es para resistir de la mejor manera posible”.

¿Y LOS INFORMALES?

En medio del shock ante la escalada de casos de infectados con el COVID -19 -al cierre de esta edición eran 263 los positivos y cuatro los fallecidos-, y el cambio abrupto en nuestra rutina por el estado de emergencia sanitaria, el quedarse sin dinero para cubrir necesidades básicas como la alimentación es la principal angustia para muchas familias. Sobre todo para las de las peruanas y peruanos que laboran en la informalidad.

Hablamos de los trabajadores informales, que según el INEI representan el 72.4% de la población, y que debido al aislamiento social deberán permanecer en casa sin una licencia con goce de haber que los respalde. Son los que viven del día trabajado y que no podrán percibir ingresos. Son el peluquero de barrio, el vendedor de emoliente, los vendedores de ropa de Gamarra, el taxista que no tiene autorización para circular.

“¿Qué pasa con el cocinero de un pequeño restaurante de barrio que hasta hace una semana sacaba mil soles mensuales?”, se pregunta el economista Pedro Francke, “hasta hace una semana obviamente no estaba en los registros del SISFOH, pero por la crisis del coronavirus, de la noche a la mañana, se convertirá en pobre porque no tendrá ningún ingreso. ¿Será considerado como beneficiario del bono?”

La viceministra Balbuena enfatiza que la prioridad, por lo pronto, son los menos protegidos: “Todas las familias peruanas la van a pasar mal, desde el comerciante que no puede abrir su ferretería hasta el taxista que no podrá circular, pero el gobierno tiene que priorizar a los peruanos que requieren protección”.

Eduardo Recoba, economista y corresponsal de iForex Financial News, reconoce la pertinencia de la entrega del bono: “En este contexto de incertidumbre es clave echar mano de los recursos fiscales. No habrá un proceso inflacionario cómo pueden afirmar economistas neoliberales que no gustan mucho de la asistencia del Estado”.

Y mientras Francke es escéptico sobre el uso del registro del SISFOH, pues duda que la información esté actualizada, Recoba menciona que, en situaciones de urgencia esta data sí funciona. “Puede haber algunos elementos distorsionadores, se puede pensar que la población vulnerable está concentrada en ciertas zonas, sin embargo, hay comerciantes de mercados de la periferia que hacen entre 5 u 8 mil soles diarios (...) Estas situaciones nos llevan a afinar nuestras metodologías y capacidad de reacción”.

“Es una data con limitaciones”, dice, por su parte, el economista y gerente general del Instituto Peruano de Economía, Diego Macera. “Recordemos que oficialmente hay 6 millones de pobres, una buena cantidad de ellos ya en programas sociales(...)Algo que no va a ser tan fácil más allá de la identificación de hogares es la circulación de la gente: ¿cómo harán para recoger el efectivo? ¿cómo se identificará la agencia de banco o agente más cercano a su domicilio?”.

EVITAR AGLOMERACIONES

Este fin de semana se liberó la plataforma online del MIDIS a través de la cual los ciudadanos se enteran si son o no beneficiarios del bono. La expectativa está puesta en cómo cobrarlo. Si el Estado nos aconseja tener un metro de distancia como mínimo cuando salimos a las calles, ¿cómo evitar aglomeraciones durante los cobros?

Omar Narrea, profesor de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico, aconseja al Estado dar tarjetas de débito con dinero o tarjetas que se puedan cambiar por efectivo en cualquier establecimiento: “Estas innovaciones necesitan no solo de los bancos públicos sino de los privados”.

El economista aconseja, además, que para aminorar el impacto de la cuarentena en las familias más vulnerables, “el Estado debe garantizar que no se les cortará el agua, la electricidad o el gas por falta de pago, y debe facilitar la entrega de alimentos, medicina y bienes de limpieza, para ello se tiene que tender una red de ayuda humanitaria a nivel de distrito”, finaliza.