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Coronavirus: La carrera por la ansiada vacuna

Todo lo que están haciendo China y Estados Unidos para ser el primero en encontrar la vacuna para el Covid-19. Esta semana empezaron las pruebas en seres humanos.

Vacuna para el coronavirus
Vacuna para el coronavirus

Le dicen “la terminator del ébola”. Tiene 54 años, un grado de mayor general del Ejército Popular chino y la serenidad de una mujer que ha sabido lidiar con virus mortales en el pasado: en 2014 dirigió al equipo de investigadores que desarrolló la primera vacuna contra el ébola, esa enfermedad que asoló el África subsahariana a mediados de esta década.

Se llama Chen Wei y es la epidemióloga estrella del gobierno chino. Un rostro cada vez más popular –bondadoso cuando lleva la bata clínica, severo cuando viste el uniforme militar–, en el que se han cifrado las mayores esperanzas de ese país de encontrar una vacuna contra el Covid-19.

El 26 de enero, las autoridades la enviaron a Wuhan, entonces el epicentro mundial del coronavirus, al mando de un equipo de 4 mil servidores médicos del Ejército Popular, para instalarse en el Instituto de Virología de esa ciudad y trabajar en el desarrollo de la vacuna.

Siete semanas después, el último martes, el Gobierno chino anunció que Chen había tenido éxito.

Según informó el Ministerio de Defensa, su primer prototipo de vacuna contra el coronavirus ya estaba listo para ser probado en ensayos clínicos.

El equipo de Chen comenzó, de inmediato, a buscar voluntarios para llevar a cabo las primeras pruebas en seres humanos. Se ha propuesto reclutar a 108 personas sanas, con edades comprendidas entre los 18 y los 60 años y que no hayan padecido la enfermedad. Ellas serán sometidas a las pruebas durante el resto del año.

Días antes, la propia investigadora se había inoculado el prototipo en el cuerpo, según se conoció por una fotografía en la que se le ve calzada con el uniforme militar, el polo corto y la bandera con la hoz y el martillo detrás, recibiendo la inyección de una colaboradora. La imagen fue compartida por las autoridades a través de la red social Weibo, pero luego fue eliminada cuando descubrieron que no se habían hecho los ensayos previos pertinentes.

La vacuna es una vacuna de subunidad, una fórmula de nueva generación que solo contiene ciertos antígenos específicos sin patógenos, por lo que es considerada más segura que las técnicas tradicionales.

Ha sido desarrollada gracias a una alianza entre la Academia Militar de Ciencias Médicas de China y la empresa de biotecnología Cansino Biologics, con el decidido impulso del Gobierno de Xi Jinping. Hace dos semanas, el propio presidente chino acudió a la Academia Militar y pidió que las investigaciones se aceleraran. Según algunos observadores, para China este es un asunto de suma importancia no solo por la necesidad de detener la enfermedad, sino para levantar su imagen internacional, afectada por las críticas que la responsabilizan de diseminar el coronavirus en el mundo.

PRUEBA EN HUMANOS

El apremio chino se explica porque quiere ser el primer país en hallar la vacuna. Su principal competidor en esta carrera es los Estados Unidos. Después de haberse tomado las cosas con cierta irresponsabilidad y haber demorado la respuesta sanitaria, hoy en día Donald Trump está empecinado en encontrar la solución a la pandemia antes que su principal rival geopolítico.

A inicios de marzo, Trump se reunió con representantes de las principales farmacéuticas de su país y las urgió a que desarrollaran la vacuna cuanto antes Incluso, según los medios norteamericanos, les pidió que la tuvieran lista para noviembre, cuando se realizan las elecciones presidenciales, en las cuales buscará la reelección.

Sin embargo, los expertos señalan que una vacuna para el Covid-19 no estará lista antes de un año, y eso cuenta tanto para las investigaciones en Estados Unidos como para las que se realizan en el resto del mundo.

En Estados Unidos, como en China, hay varios equipos de investigación que se han puesto manos a la obra de forma paralela. En la nación asiática, el más avanzado es el que dirige la doctora Chen Wei. En la tierra de Donald Trump, quien va más adelantado es el proyecto conjunto del Instituto de Investigación en Salud Kaiser de Washington y la compañía de biotecnología Moderna Therapeutics.

Lo particular de esta vacuna es que no siguió la práctica científica convencional de usar muestras débiles o muertas del propio virus, sino que utilizó un código genético copiado del virus que los investigadores lograron crear en el laboratorio. Eso, según estos científicos, preparará al sistema inmune del cuerpo a combatir la infección.

Esta semana, el prototipo de la vacuna comenzó a ser probado en un primer grupo de voluntarios, de los 45 que serán sometido a las pruebas. Cada uno de ellos será pinchado en el brazo en dos ocasiones, con 28 días de separación entre cada dosis.

De todos los proyectos que hay en marcha para hallar la vacuna del coronavirus, este es el primero que ya está experimentando con personas. Pero no es el único que ha entusiasmado a Trump.

LA OFERTA DE TRUMP

Hace unos días, la prensa de Alemania informó que Washington estaba tratando de convencer a una compañía de ese país que busca una vacuna para el Covid-19 de que traslade su investigación a los Estados Unidos.

Los medios alemanes señalaron que el Gobierno de Trump había ofrecido 10 mil millones de dólares para que la empresa CureVac se establezca en su país y que la administración de Angela Merkel estaba haciendo contraofertas para convencerla de que se quede.

El periódico Welt am Sonntag citó a una fuente no identificada del gobierno de Berlín que dijo que el mandatario norteamericano estaba tratando de asegurar el trabajo de los científicos por todos los medios y que pretendía que la vacuna fuese “exclusiva para los Estados Unidos”.

CureVac ha calculado que tendrá lista una vacuna experimental para mediados de año, cuando comenzarán a probarla en humanos, y que, una vez definida la dosis necesaria, estarán en condiciones de producir 10 millones de dosis. Sin embargo, el presidente del Instituto Robert Koch, Lothar Wieler, es más realista y cree que no estará terminada antes de la primavera boreal (entre marzo y junio) del próximo año.

Ante las informaciones sobre el interés de Trump de hacerse con la vacuna alemana, el ministro de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, comentó que “solo venceremos este virus juntos, no uno contra uno”. “Lo investigadores alemanes son líderes en el desarrollo de medicamentos y vacunas, en colaboraciones internacionales. No podemos permitir que otros adquieran exclusivamente los resultados de sus investigaciones”, agregó.

Por su parte, el ministro de Economía alemán, Peter Altmaier, fue menos diplomático: “Alemania no está en venta”, espetó.