En la ruta de los Panamericanos
Encendimos por primera vez el pebetero panamericano, en un acontecimiento único que removió al país. Más allá de cuántas medallas se colgaron nuestros deportistas, lo realmente importante es la herencia de un legado que debemos preservar.
Los primeros Panamericanos y Parapanamericanos de nuestra historia podrían contarse por escenas: Gladys Tejeda desmoronándose en la avenida Larco luego de haber corrido 42 kilómetros y 195 metros en 2 horas 30 minutos y 55 segundos; Daniella Rosas golpeándose el pecho con el mar revuelto de Punta Rocas detrás de ella; Angélica Espinoza a viva voz, ondeando la bandera peruana en el Polideportivo del Callao; Jorge Arcela levantando su rifle en el Polígono de Las Palmas, en Surco; Natalia Cuglievan con la manito levantada y la sonrisa cándida sobre la verdosa laguna de Bujama, y así.
Entre julio y setiembre del 2019, el país dejó de pensar solo en fútbol. No con la curiosidad de unos Juegos Olímpicos sino con la emoción palpitante de que todo estaba sucediendo aquí, en casa.
El evento contó con la participación de 6,680 deportistas de 41 países en 39 deportes. A propósito de ello, se incluyeron por primera vez en el sistema Panamericano disciplinas como el surf, fisicoculturismo y paleta frontón.
Todo un logro para un país que ya había buscado la sede de los Panamericanos de 2015, y que quedó fuera apenas por debajo de Toronto. El 11 de octubre del 2013 se oficializó finalmente nuestro estreno como organizadores tras superar en las votaciones a Santiago de Chile, Bolívar (Venezuela) y La Punta (Argentina). Lo difícil vendría después: un caos administrativo que retrasó las obras y que estuvo a punto de tirarlo todo por la borda. Hubo presiones para renunciar a la sede de varios parlamentarios, ahora desalojados de sus escaños.
A fines de setiembre del 2016, tres años después de haber ganado la sede, se nombró a Carlos Neuhaus Tudela como el nuevo presidente del Comité Organizador de los Juegos Panamericanos Lima 2019 (Copal). Neuhaus contaba con pergaminos que despertaban cierta esperanza: expresidente de la Federación de Tabla, excandidato a la alcaldía de Lima en los noventa y gestor del Centro Comercial Mega Plaza, en Lima Norte.
Con el reloj en su contra, Neuhaus convocó a especialistas del Reino Unido, con experiencia en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, quienes operaron en la Oficina de Gestión de Proyectos, entre otras tres mil empresas que prestaron servicios de toda índole.
Ahora bien, todo ello supuso una inversión sin precedentes: 4 mil 200 millones de soles. Según cifras del propio comité, el 60% de esa suma se gastó en infraestructura. Entre ellas, la remodelación de la Villa Deportiva Nacional (Videna), así como el acondicionamiento de nuevos espacios. La Videna fue, precisamente, la obra más costosa: 678 millones de soles. Le siguió la Villa Panamericana, en Villa El Salvador, con 270 millones de soles. Allí se hospedaron los deportistas durante las semanas de competencia.
No menos importante fue la modernización del estadio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, así como el nuevo pabellón de la Villa Regional del Callao y el complejo deportivo de Villa María del Triunfo.
A doce días de la clausura de la XVIII edición de los Panamericanos, se iniciaron los VI Juegos Parapanamericanos Lima 2019. En esta ocasión acudieron delegaciones de 33 países, quienes participaron en 17 deportes.
En ambos eventos nos ubicamos en el décimo lugar del medallero, un puesto deslucido comparándonos con otros organizadores, pero meritorio de acuerdo a nuestro nulo historial (no superábamos las cuatro preseas doradas desde Buenos Aires 1952).
En los Panamericanos acabamos con 41 medallas, once de ellas de oro mientras que en los Parapanamericanos conseguimos quince en total, de las cuales cinco fueron de oro, tres de plata y siete de bronce.
¿En qué nos hicimos fuertes en Lima 2019? En la pista y en el mar. El fondismo y el surf fueron las disciplinas que sacaron cara por nosotros. Gladys Tejeda (oro en maratón femenino), Christian Pacheco (oro en maratón masculino), Benoit Clemente (oro en longboard masculino), Daniella Rosas (oro en open femenino), Lucca Mesinas (oro en open masculino). También nos supimos colgar preseas de plata: Kimberly García (marcha femenina), Tamil Martino (surf sup masculino) y María Fernanda Reyes (longboard femenino).
La asistencia batió récords, aunque claramente pudo ser mejor: 587 mil personas presenciaron los Panamericanos y 170 mil los Parapanamericanos.
Si bien se cumplieron los objetivos deportivos, en un año extraño donde llegamos a una final de Copa América luego de 44 años, el reto de aprovechar la infraestructura y generar recursos propios está en suspenso todavía.
De hecho, en las últimas semanas se ha producido una situación bastante tensa en más de una federación, porque el Proyecto de Legado de Lima 2019 sería asumido por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo y, con ello, el presupuesto de 54 millones de soles para preservar las sedes por todo el 2020. Quince federaciones han solicitado una reunión con el presidente Martín Vizcarra para cambiar el curso de esos fondos, que inicialmente iban a ser manejados por el Ministerio de Educación.
Disputas que ensombrecen el espíritu y la razón de ser de este acontecimiento: elevar el deporte de alto rendimiento en el Perú e impulsar la práctica de nuevas disciplinas.
Sea como fuere, con una planificación a contrarreloj demostramos que tan lejos no estamos de los podios.
Que no acabe la fiesta. Por Margarita Rivera, directora de el poli.pe
Invertir en el deporte reditúa éxitos no solo en competencia y organización, sino también en la imagen de país, tal cual era uno de los objetivos al solicitar la sede.
Ser considerados por Panam Sports (antes Organización Deportiva Panamericana-Odepa) como los mejores juegos de la historia nos llena de orgullo, pues es el resultado de mucho esfuerzo, y no pocos dolores de cabeza, no de ahora ni de hace dos años –cuando se destinaron los recursos y se nombró al presidente del comité organizador–, sino desde que se iniciaron las gestiones para obtener la confianza de los miembros de la entidad.
Las 41 medallas –en estos días se sumaron dos, tras casos de dopaje positivo, a las 39 que se consignaron al final de la competencia– en los Panamericanos, las 15 en los Parapanamericanos, y la inversión de más de 4,000 millones de soles son cifras históricas que, además, mantuvieron a los peruanos unidos y concentrados en el apoyo a todos nuestros deportistas.
Temas como la inclusión social, la sensibilización sobre personas con discapacidad física e intelectual, la identidad nacional y la promoción de los principios y valores cobraron la importancia que deben, más en un pueblo que lucha a diario contra la discriminación, la violencia familiar y de género y la corrupción.
No obstante, la discusión surgida después sobre el legado –entendido por el Gobierno solo como infraestructura– abre la polémica (y la duda) respecto del cumplimiento de las metas iniciales: fortalecer la institución deportiva (IPD, COP, federaciones) y generar las condiciones para una mejor práctica en la alta competencia, sin dejar de promover el deporte como actividad cotidiana y saludable.
Crear entes paralelos para administrar los escenarios creados y mejorados para los juegos o destinarlos a ministerios que nada tienen que ver con el deporte desdicen todo lo anterior. Que el 2020 sirva para cosechar lo sembrado en vez de enterrar lo que estaba floreciendo.