CáncerProlonga la vida, no daña como la quimioterapia, y te mantiene con cabello. La inmunoterapia, la revolución en la lucha contra el cáncer, ha presentado nuevos avances en la cumbre mundial de oncología ASCO 2019: hay esperanza de vida para cánceres avanzados, agresivos o poco comunes.,Inmunoterapia: tratamiento que da esperanza,Cuatro años después de haber sido elegida Miss Perú, cuando le faltaban apenas dos meses para cumplir 25 años, mientras era la ala-pívot de un equipo de básket de la Liga superior y conducía un programa nocturno de concursos, Adriana Zubiate ingresó al quirófano de una clínica privada el 6 de enero de 2007, y lanzó una petición antes de perder el conocimiento: hagan lo que tengan que hacer. Saquen lo que tengan que sacar. No me importa quedarme sin una teta, pero quítenme este 'cangrejo' del cuerpo, por favor. El bulto de su seno derecho, duro e inamovible, era un cáncer de mama en estadio 3, del tamaño de una ciruela, que estaba a punto de acabar con su vida. El primer paso era la Mastectomía radical, la extirpación total del seno. Una decisión que Adriana tomó con la determinación de quien se aferra a un trozo de madera en altamar. Después de la operación, recibió varias sesiones de radioterapia y quimioterapia, métodos convencionales que en aras de curar, dañan. Náuseas, diarreas, caída del cabello, hinchazón, cansancio, y la sensación de haber sido apaleado por un ejército. Había que combatir el mal desde todos los frentes, y Adriana lo había autorizado, con su firma de por medio. Mauricio León, cirujano oncólogo de la clínica Ricardo Palma, le aplicó un tratamiento desconocido que ahora es insustituible: la inmunoterapia, un método que emplea el sistema inmunológico del paciente para acabar con el cáncer. Son tres sus tipos: por anticuerpos, basado en células, y citocinas. León optó por el primero, inoculándole Trastuzumab, un anticuerpo monoclonal, semejante a los que produce el organismo para protegerse de las infecciones por virus o bacterias. En octubre de 2008, luego de haberse practicado la mastectomía en el seno izquierdo por precaución, Adriana Zubiate lanzó un grito sereno: el jodido cáncer estaba controlado. Una década después, a los 37 años, está corriendo, con afán, en el carril de la vida: tiene una hija de cuatro años llamada Miranda, juega básket en un equipo de San Borja e instruye a decenas de personas a mejorar sus días, con rutinas de ejercicio y una alimentación balanceada. Es pura vida. ASCO 2019 El martes, en el centro de convenciones McCormick de Chicago, en los Estados Unidos, luego de cinco días de intensas exposiciones, debates y mesas de trabajo, con más de 30 mil expertos, finalizó la 55 edición de la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO por sus siglas en inglés). La discusión principal giró en torno a la inmunoterapia y las terapias biológicas en general, con conclusiones que han dejado expectante al mundo. El cáncer de páncreas, tan letal que el 75% de pacientes no supera el primer año, ha encontrado una ventanita de esperanza con el inhibidor Olaparib, un fármaco que ya se utilizaba en el cáncer de ovarios. Sus bondades: reparar el ADN, atacar solo a las células tumorales, y frenar la enfermedad durante 7,4 meses. Lo mismo ha sucedido con el cáncer de pulmón, un mal que se lleva a 1,8 millones de personas en el mundo por año. Gracias al anticuerpo monoclonal Pembrolizumab, la supervivencia se ha incrementado hasta en cinco años respecto a su subtipo más agresivo y a la vez más común: el no microcítico. Optimismo también han generado los estudios clínicos sobre el cáncer de mama. Sobre todo en el HER2, que tiende a ser uno de los más agresivos, y en el triple negativo, uno de los menos comunes (15% de pacientes en todo el mundo). En el primer caso, el 40% de pacientes continúa con vida luego de ocho años de seguimiento, tras haberse tratado con Trastuzumab en estados precoces. Y en el segundo caso, aunque aún no se confirma un quiebre radical, algunas pacientes están respondiendo a un tratamiento con quimioterapia y Atezolizumab, un anticuerpo modificado mediante ingeniería genética. Es complicado entender de tipologías y drogas. Confunde. Pero hay que mantenernos fiel a un principio: la inmunoterapia repotencia el sistema inmunológico al punto que consigue que sea capaz de reconocer las células tumorales, hábiles para camuflarse, y eliminarlas, de paso, sin dañar a las células buenas. Henry Gómez, director del departamento de Oncología del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, no solo participó del ASCO 2019 sino que fue condecorado por toda una trayectoria dedicada a la investigación de este mal. Gómez calcula que en el 2025, el 60% de los cánceres avanzados serán tratados con inmunoterapia. Es el presente y futuro, qué duda cabe. En el país, no obstante, hay complicaciones por su alto costo. “Estamos escalando. Pero depende del financiador. Los sistema de salud lo incluirán en sus petitorios progresivamente”, dice Gómez. En el futuro, sostiene, la oncología no se manejará únicamente por órganos sino por el blanco terapéutico. Es decir, por los marcadores que detecten al tumor. Son tres las etapas del sistema inmunológico respecto a las célulares tumorales: eliminación (cuando están en la capacidad de destruirlas), equilibrio (cuando una pequeña población de células logra sobrevivir), y escape (cuando resisten y originan un nuevo tumor). Esto último es lo que se desea evitar a toda costa. La inmunoterapia ha demostrado su eficacia en distintos tipos de cáncer, pero fueron los del pulmón y los del melanoma (el cáncer a la piel más peligroso) los primeros que obtuvieron resultados sorprendentes. Efraín Alarcón, oncólogo de la clínica Anglo Americana, afirma que este tratamiento no está exento de efectos adversos, pero que son leves en comparación a la quimioterapia. Por otra parte, hace hincapié en la necesidad de que las universidades y el Estado se involucren en el tema. “Necesitamos laboratorios muy modernos, y en el país carecemos de ellos. ¿Quiénes podrían darnos soporte? Las universidades. Les hago un llamado: necesitamos desarrollarnos en biología molecular". Alarcón calcula que posiblemente menos del 5% de todos los pacientes con cáncer en el Perú son quienes pueden acceder a la inmunoterapia. En ese sentido, Mauricio León, oncólogo de Adriana Zubiate, nos dio algunas cifras reveladoras: la ampolla de Adriamicina, el medicamento para llevar a cabo la quimio, cuesta S/. 49.50. En cambio, el Trastuzumab oscila entre 5 mil y 7 mil soles. Las diferencias son gigantescas. Manuel Fernández, jefe del Servicio de Oncología Ginecológica del Hospital Rebagliati, resalta el hecho de todo sea más individualizado. “El esquema de tratamiento es un rompecabezas de acuerdo a la agresividad tumoral. Sea cual sea el caso, la inmunoterapia es la cuarta pata de la mesa contra el cáncer. Por ahora todos los tratamientos son importantes para hacerle frente”. Fernández a su vez afirma algo en lo que todos los doctores coinciden: la prevención sigue siendo el método con mejores resultados. Una detección temprana gracias a una mamografía adelanta hasta en cuatro años la aparición de un tumor. Entre más pequeño, más probabilidades de curación. El emperador de todos los males tiene las horas contadas. Por el bien de la humanidad que así sea.