Llámala la autografía: “Años salvajes” de William Finnegan
Tras haber cubierto conflictos internos en muchos países, el escritor y periodista William Finnegan escribió Años salvajes, libro que obtuvo un Pulitzer en 2016. Más que un libro el surf.

Apuntemos estas señas: Años salvajes (Libros del Asteroide) es el celebrado libro del escritor y periodista gringo William Finnegan, con el que obtuvo el Premio Pulitzer de Biografía 2016.
Para encausar el proyecto, Finnegan, demostrando por qué es un aprovechadísimo discípulo de la revista The New Yorker, supo que poco o nada podía conseguir apelando al recuento (exagerado) de anécdotas. No es gratuito que el autor emprendiera su escritura bordeando una edad venerable, lo que le permitió contar con una escritura cuajada y, en especial, con una mirada reposada y reflexiva. Es por eso que no solo cuenta de su relación con el surf, su familia y sus amigos, sino también a presentarnos un mural detallado de toda una época: un arco cronológico desde 1966 hasta 2015. Es decir, casi medio siglo en franca relación con el surf.
Como en la juventud se piensa en todo menos en la seguridad propia, la cual es dinamitada por el galope vital, en más de una ocasión el joven Finnegan se vio al borde de la muerte, tal y como lo testimonia en las páginas sobre su internamiento en una clínica de Tailandia a causa de una fiebre que sufre por un brote de malaria. En cama y ajeno al ardor que guiaba su periplo aventurero, Finnegan se muestra preocupado porque no sabe cómo pagará el internamiento, pero un amigo, de los muchísimos que aparecen en estas páginas, llamado Bryan, no tarda en solucionar este problema de pago por el servicio médico, puesto que ha realizado una transacción delictiva que el mismo Finnegan estuvo tentado de hacer poco antes de ser víctima de la fiebre.

"Años salvajes". Imagen: Difusión.
Indiquemos igualmente que el joven Finnegan quería emular el trajín vital de sus escritores favoritos. Por ejemplo, la referencia a un párrafo de Lord Jim, la extraordinaria novela de Joseph Conrad: “Por millares nos contamos los que, ilustres o de oscuro nombre, andamos errantes sobre la faz de la tierra ganando del otro lado de los mares nuestra fama, nuestro dinero o solo una corteza de pan…”.
A la par de hallar olas en los confines del mundo, Finnegan iba formando su carácter de escritor. Prestemos atención a sus asociaciones entre las olas con la página en blanco, en cómo una decisión de último momento puede alterar su destino antes de cabalgar sobre una ola peligrosa. Claro, estas asociaciones las utiliza para ilustrar una actitud ante la escritura. Además, bien deducimos que no es lo mismo una ola en Fiji que puede matarte y una frase mal escrita. Pero es precisamente en ese tipo de lazos lo que nos demuestra de qué está hecho como escritor.
No tendría que sorprendernos que Finnegan se haya desempeñado como reportero de guerra y periodista político en países en conflicto interno. No hay que pensarlo mucho: nuestro autor ama el peligro y con el paso de los años ha sabido controlar su temeridad, administrándola no por él, sino por la tranquilidad de su familia. Este es un monumento de autobiografía. En librerías y plataformas.















