Wendy Vásquez Larraín: "El arte y la disidencia no están separados"
La destacada actriz de teatro estrena 'Un espejo', su primera obra como directora. Nos traslada a un país donde el poder político censura a los artistas, pero impulsa las carreras de sus aliados.

En Un espejo, el público está en la sala del teatro con un papel en el que declara “defender las leyes de la nación contra sus enemigos”. Un grupo de artistas organiza en el escenario una boda ficticia para estrenar una obra de teatro sin que las autoridades la censuren. En la historia, un novel dramaturgo que tiene la capacidad de recordar con precisión palabras y lugares es citado por el Ministerio de Cultura. ¿Cuál es su delito? Ninguno, pero podrá ser encarcelado si no acepta la ‘invitación’ de descartar su guion y escribir sobre otros temas.
¿Por qué el arte resulta tan peligroso para el poder? Es una de las preguntas que se desprenden de la obra que dirige Wendy Vásquez Larraín, quien logra plantear al público un escenario donde el poder político se manifiesta, incluso, con armas. “El arte y la disidencia no están separados y una de las funciones es hablar de lo que no nos gusta, de lo que no nos representa. Tenemos que seguir luchando”, nos responde tras ver la represión en la marcha del 15. “Lo que pasó con Mauricio Ruíz nos ha golpeado. Pedí al elenco que le dediquen la función, que podamos decir algunas palabras sobre lo que está pasando y del derecho que tenemos de expresarnos en libertad”.
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En 2024, la también actriz empezó a buscar textos para dirigir por primera vez en el teatro y encontró A Mirror de Sam Holcroft. “En nuestro país ya teníamos algunos indicios de censura, sobre todo en el cine. La censura radical existe desde tiempos remotos y en otros países actualmente. En Siria, en Corea del Norte, es decir, hay lugares en los que eso ocurre y cuando leí la obra me impactó mucho”.
Eligió Un espejo porque pensó que en Perú podría ir perdiéndose las libertades. “Yo quería plantear el montaje como un Perú distópico, ¿no? Imaginar qué terrible sería que eso nos pase aquí. Pero luego pasaron los meses y la censura empezó a crecer aquí: empezaron a rechazar cada vez más obras de teatro, rechazándoles la calificación cultural, empezaron casos como el del historietista Juan Acevedo y cada vez en más disciplinas artísticas”.
Para la directora, una prueba de ello es la actual Ley de Cine impulsada desde el Congreso. “Lo que pasa en el cine es una cosa escandalosa. Es escalofriante sentir que yo ya no podía hacer este planteamiento de un Perú distópico, porque ya no es tan distópico; se está convirtiendo casi en un documental”.
¿La obra también invita a algunos a hacer un mea culpa? Es decir, vemos a este señor del Ministerio de Cultura que le dice al artista que es mejor “trabajar para él que en contra de él” .
Sí, la obra nos interpela de forma muy directa en varios niveles, ¿no? Está lo que tú dices y, además, hay la autocensura de los artistas. O sea, hay muchos que ya ni siquiera se atreven a tocar ciertos temas por temor a ser excluidos, marginados, por perder espacios, por perder visibilidad y por perder su trabajo. Entonces, el personaje que hace Jorge Villanueva (Blas) es bien importante en ese sentido, porque ha sido comprado por el sistema para poder tener, bueno, lo que todo el mundo quiere, ¿no?: trabajo y vivir tranquilo. Pero luego, cuando ve a este artista rebelde y auténtico, su presencia le pone un espejo delante y ve lo que él ha rechazado de sí mismo, a lo que ha renunciado. Y es lindo el mensaje porque nunca es tarde para reconocernos, para volver a decidir cómo queremos vivir.
Tú pudiste elegir otra obra, digamos, una comedia para empezar a dirigir porque es un momento difícil. ¿Por qué no?
(Sonríe) No, al contrario, yo soy una valiente en este sentido. A mí me parece que lo maravilloso de tener espacios así es poder hablar de lo que nos es incómodo, de lo que ‘no se debe hablar’. Este es el lugar para ser rebeldes, para alzar nuestra voz. Tengo muchos defectos, pero uno de ellos no es el temor de decir lo que pienso de forma directa y clara. Entonces, me parece más bien una bendición que ahora tenga un grupo increíble de gente a mi alrededor que comulga plenamente con mis ideas y que está apasionada por sentir que estamos haciendo lo mejor que podemos hacer en este escenario y que muchas veces parece insuficiente. Ojalá lo podamos seguir haciendo, porque tenemos un poco de miedo de que nos censuren de una forma más extrema.

Vásquez ha participado en alrededor de 40 montajes teatrales y 25 películas entre largometrajes y cortometrajes. Foto: difusión
Muchos de ustedes se pronunciaron por la represión en el Gobierno de Boluarte. Dos años después, sucede lo mismo en Lima. ¿Qué opinión te merece lo que sucedió en la marcha?
Teniendo ahora mismo un presidente de transición que tiene una denuncia de violación y que pone a este señor de primer ministro que también tiene casos de violación; debería haber una ley que prohíba que ejerzan cargos públicos personas que tienen esas denuncias. Evidentemente, son títeres de un sistema que está debajo. Debo decir que no soy optimista con lo que pase ahora.
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¿No es positivo que ahora cientos de artistas coincidan en no quedarse callados?
Sí, y así tiene que ser. Es terrible porque uno no debería tener el temor de manifestarse, es un derecho. Que por salir a manifestarte puedas perder tu vida, eso no tendría que pasar en ningún lugar, pero hay que seguir, incluso a costa del miedo, porque si no lo hacemos estamos aceptando.
¿A qué crees que se debe la violencia contra ustedes cuando hablan de política?
Creo que Un espejo responde a esa pregunta. Estas personas que están estigmatizando a los artistas, que están haciendo todo este mecanismo de humillación, es porque les resultamos peligrosos. No les gusta que salgamos a protestar y que podamos encontrar formas de ponerles un espejo para que vean las cosas tan miserables que están haciendo. No solo no les somos convenientes, sino que el arte les resulta peligroso a la gente que está actuando de forma injusta e inhumana.
Bueno, algunos fueron cuestionados por deslegitimar la marcha del 15. ¿Un artista debe ser político siempre?
Totalmente, siempre. El arte siempre es político, no puede no ser político, cualquier expresión artística es política. La indiferencia también es política, la evasión, voltear la cara, todo lo que hacemos es político.
Ha habido mucho teatro sobre estos temas, ¿qué función cumple ahora?
La frase al final de Un espejo no estaba en el texto (“nos quieren enterrar, pero no saben que somos semillas”). La obra es muy dura y terminas sintiendo que el poder que oprime es el que triunfa, ¿no? Pero los que hacemos teatro tenemos un medio más fecundo para mostrar nuestro desencuentro con este poder que intenta imponernos una forma de vivir que no sentimos que nos representa. Yo sentía que teníamos que abrir una luz, ¿sabes? Dejar muy claro que, a pesar de que ahora las personas que intentan oprimirnos estén dominando, estén haciendo lo que quieren con nosotros, vamos a seguir ahí.
- Elenco. Rodrigo Palacios, Daniela Trucíos, Renato Rueda, Jorge Villanueva, Ivan Chávez, Adriano Alamo, Elihu Leyva, German Ojeda, José Villalobos. Un espejo tiene funciones de miércoles a domingo en Teatro La Plaza, Miraflores.
- Un espejo. Escrita por la dramaturga británica Sam Holcroft, quien se basó en su viaje a Corea del Norte en 2011.
- Actriz y directora. Con una extensa carrera en el teatro, viajó al Reino Unido para estudiar dirección. Uno de sus últimos trabajos en cine fue como actriz en El Caso Monroy.














