Luis García Montero: poesía contra el silencio y la impunidad
Una conversación literaria entre amigos, es motivo suficiente para recordar el poder de la poesía en tiempos convulsos y tener presente a una de las voces más potentes de la narrativa en español de las últimas décadas: Almudena Grandes.

Escribe: Eduardo González Viaña
¿Le gustaría a usted entrar en la caja fuerte de un banco y permanecer allí leyendo papeles viejos y, tal vez, mascando un chicle? No, naturalmente. No le estamos proponiendo entrar en ningún lugar peligroso, sino en la Caja de las letras del Instituto Cervantes de Madrid. Se trata de una cámara acorazada que antiguamente sirvió como caja fuerte para el Banco Central.
En la actualidad, si usted penetra allí, encontrará más de mil ochocientas cajas de seguridad que contienen legajos literarios, artísticos y científicos del mundo que habla español.
Estuve allí varias veces en las actuaciones que organizara como agregado cultural del Perú y siempre me recibió la sonrisa y generosidad de Luis García Montero (1958), director del Instituto Cervantes. Luis es el poeta español más galardonado de nuestro tiempo. En España, ha ganado el Premio Nacional de Literatura y en Latinoamérica ha recibido reconocimientos como el Carlos Fuentes de México, así como muchos doctorados honoris causa.
-¿En qué momento, por qué causa y para qué llega García Montero a la literatura española?
-Nací en Granada, veintidós años después de que García Lorca fuera asesinado en mi ciudad en los horrores de una guerra civil despiadada. Descubrí su poesía siendo un adolescente y la ciudad en la que habitaba se llenó de recuerdos de una memoria que había sido ocultada por la dictadura. Empecé entonces a buscarme a mí mismo en poetas como Machado, Neruda, y me sentí poeta. Creo que bajo todo escritor hay un lector. Ser escritor es sentirse heredero de una larga experiencia humana, algo importante en una época que quiere ir rápido y convierte el tiempo en una mercancía de usar y tirar. Yo me hice poeta porque me negué al olvido y porque me negué al silencio.
-“El español que no ha estado en América no sabe qué es España” -decía García Lorca. ¿Tú qué piensas?
-Federico amó Argentina y Cuba, fue feliz en América Latina y comprendió que su intimidad explicaba también el sentimiento de lejanía que sintió al vivir en Nueva York. Había una historia compartida. Yo siento lo mismo, y creo que es necesario viajar a América para conocer España. Por ejemplo, los españoles que siguen pensando con dinámicas imperialistas, que siguen creyéndose los dueños del idioma y la cultura hispana, si viajan pueden comprender que los españoles solo somos el 9 por ciento de los hablantes de español como lengua materna.
-¿En qué situación se halla actualmente la poesía en español? ¿Crees que tiene el reconocimiento que merece?
-A mí me parece que la poesía en español tiene mucha vida, que se hace buena poesía en Colombia, en Perú, en México, en España, y que hay un diálogo muy fructífero entre poetas. Ocurre que, en un tiempo vertiginoso, en un mundo en el que el capitalismo prefiere que la gente hable sin pensar lo que dice, la poesía parece algo extraño, porque es un ejercicio que piensa las palabras, que piensa lo que va a decir antes de hablar.
-Tengo muchas preguntas para ti, Luis, pero no suficiente espacio. Te pido que nos hables de su compañera, esa enorme escritora que fue Almudena Grandes. Mi corazón ha estado siempre al lado de los perdedores, y eso ocurre porque mi conciencia nació con los poemas y las canciones de una contienda en la que perdieron los buenos, como en España. Y esa es la razón de mi cariño por Almudena, cuya obra se levantó sobre una trinchera destruida.
-Ya sabes que me emociona tu cariño por la literatura de Almudena. He tenido la suerte de compartir con ella 30 años de mi vida. Cuando nos conocimos, ella representaba la apuesta por una narrativa que necesitaba contar la transformación sentimental de la España que salía de la dictadura y el papel representado por las mujeres que rompían el machismo de la Sección Femenina. Luego quiso explicar nuestro presente a través de la historia, haciendo memoria de lo que había ocurrido con la República Española, con la guerra y la dictadura, con los esfuerzos por construir la democracia. Y sus novelas hablaron de los perdedores. Yo estaba reivindicando la huella de Antonio Machado en la poesía cuando me enamoré de una mujer que reivindicaba a Benito Pérez Galdós. Sí, tienes razón, la literatura necesita dar voz a los perdedores. Recuerdas que Adorno afirmó que después de Auschwitz escribir poesía era un acto de barbarie. La historia tardó poco en demostrarle que la literatura es necesaria para combatir el olvido, el silencio, la impunidad. Y Almudena ha sido una maestra de nuestra literatura.
(El poeta Harold Alva, organizador de la XII Primavera Poética me acaba de contar que Luis García Montero será huésped de honor de ese evento y que lo tendremos en Lima del 24 al 27 de septiembre).















