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Cultural

Nicolás Yerovi: “Los peruanos somos inmortales, caemos parados donde sea, estamos preparados para la vida”

Reconocido humorista y escritor Nicolás Yerovi y la edición conmemorativa de “Monos y Monadas. La sonrisa perdurable”. Tras muchas adversidades, Yerovi se halla en un momento estelar, tanto en su trayectoria como en su vida.

Nicolás Yerovi. Foto: Marco Cotrina.
Nicolás Yerovi. Foto: Marco Cotrina.

El jueves 26 de agosto es el día pactado para la reunión con Nicolás Yerovi. La cita está pactada para el mediodía, pero tuvimos que posponerla media hora a razón del paro de transportistas. Yerovi recibe a La República preparado para la ocasión: parece un escritor de los años 20: solo le falta el sombrero. Es la tercera vez que nos vemos y algunos recuerdos al vuelo aterrizan precisiones sobre nuestra reunión cósmica. En el 2023, le pedí a Yerovi que presente Los cojudos, Los conchudos y El virus matrimonial de Sofocleto, que había editado con Planeta. Yerovi era el presentador de Sofocleto y tras el evento, empezó la historia, en la que no tuve ninguna participación, del acontecimiento: la publicación de Monos y monadas. La sonrisa perdurable. Como bien indica la portada, se trata de una edición conmemorativa de la revista que apareció en 1905 y que a su manera no ha hecho otra cosa que contar ¿acaso la verdadera la historia del Perú?

“Es imprescindible cultivar el sentido del humor. Para sobrevivir en el Perú, si tomas las ocurrencias nacionales con gravedad y seriedad académica, solemnidad, de analista que dicta una conferencia, terminas sumergido en un marasmo anímico de espanto. En particular, en mi familia la ironía, el ingenio, la inventiva han sido imprescindibles para la perseverancia de nuestra curiosa especie de escritores sarcásticos. Ya llevamos 203 siendo testigos de un país a medio hacer y en ese tiempo los peruanos hemos sobrevivido. Los Yerovi también somos sobrevivientes. Mi padre perdió a su madre al momento de nacer y al suyo al año y medio de nacido. Los Yerovi estamos marcados por la tragedia, pero decidimos cultivar el humor y la ironía. Somos peruanos, nuestra vida no es una tragedia, sino una tragicomedia. El Perú no tiene historia, tiene historieta”, son las primeras impresiones de Yerovi para La República sobre el carácter de esta publicación que debería de ser de lectura obligatoria en los colegios: es divertida, aprendes de los entresijos de la historia política y social peruana del siglo XX carcajeándote.

¿Cuál es el factor que sostiene la vigencia de los Yerovi? El talento es importante, pero sin la cultura literaria que signa a los Yerovi, la ironía no tendría esa sustancia que enlaza la risa con la reflexión y la crítica. El humor sin cultura, es tortazos en la cara, cochineo al paso y payasadas de esquina luego del fútbol.

“Yo soy esencialmente un escritor profesional, en mi familia hemos practicado las artes literarias”, añade Yerovi, a quien, a finales de los noventa, la dictadura fujimorista, mediante Vladimiro Montesinos, quiso silenciarlo a razón de las críticas que publicaba en La República y Monos y Monadas. Yerovi fue acusado de plagio por una novela que él escribió. “Esa fue una de las tantas maneras que tuvo la gente de Montesinos de amedrentarme. La compra y venta de sentencias judiciales es parte de la historia de los 203 años que tiene Perú como república. Monos y Monadas ha sido requisado, decomisado por los servicios de inteligencia del gobierno militar y hasta Sendero Luminoso me dejaba perros muertos sobre mi auto. El poder de turno siempre ha querido acallar el sarcasmo incorruptible de Monos y Monadas. Hasta me quisieron comprar ofreciéndome paraísos en el Caribe. En los noventa, una orden judicial me impedía sacar la revista con su nombre porque para ellos era la revista de mi abuelo Leonidas y no mía. Con Gustavo Mohme acordamos sacar La última de Yerovi porque no podía usar el nombre original de la revista. Yo he sacado en portada a Fujimori como una gestante desnuda y con el titular “Va por el tercero”. Montesinos se valía de fiscalillos y abogaduchos que me iban a condenar por plagiarme a mí mismo. Montesinos sabía que no hay mejor manera de desmoralizar a un autor que impedir hacer pública su obra”.

En el 2013, Yerovi dejó de imprimir Monos y Monadas y se pasó a las redes sociales.

“Ahora tengo más alcance que cuando publicaba en impreso. Me adapté a los tiempos. Mi papá se dedicó a la radio después de empezar en el periodismo impreso. Mi papá me contó la historia del periodista Jorge Morán. Morán empezó en la sección Editorial y se le ocurrió criticar a un diputado. El director de La Crónica lo llamó. Oiga, Morán, usted está cojudo, ¿qué le pasa? ¿No sabe que el diputado es pradista y no sabe que el diario es de la familia Prado? ¿Qué le pasa? Morán a Policiales y reporta un asesinato en un hotel de un fulano que mató a su amante. Lo llama el director y le dice: Oiga no sabe usted que el asesino es sobrino político del señor Prado. ¿No se informa usted? Váyase a Locales, carajo. Un camión derramó aceite de pescado en la avenida Wilson, en un choque múltiple. Lo reportó y el director lo vuelve a llamar. Oiga, ese camión es de la distribuidora de la familia Prado, ¿qué le está pasando? Morán pasó a la sección Hípica, en donde conoció a mi padre. Morán escribió una crónica de un jinete que ganó haciendo trampa. Sabe, Morán, le dijo el director, usted no entiende la vida. El caballo es del establo de la familia Prado. Fuera de acá. No lo quiero volver a ver en mi vida. Un hombre de prensa recibe muchas presiones; entonces, para no depender del propietario, había que tener su propio medio. El espíritu de los Yerovi es la independencia. Durante treinta años mi padre tuvo el programa de radio Yo soy el público, y lo dirigió con intenso sarcasmo”.

Se deduce que la historia de los Yerovi y Monos y Monadas ha transitado en la adversidad.

“Hacemos humor de lo político. Hasta los inicios de los ochenta, los políticos peruanos fingían decencia. Se tomaban la molestia de hacerse pasar por señores, se informaban, cogían un libro, decían que eran cultos. Hoy nuestros políticos son casi ágrafos. Me pasó mucho tiempo tratando de entender qué es lo que han querido decir”.

Yerovi queda en silencio. Observa las paredes de su departamento, con afiches y, en especial, con muchas fotografías actuales y de época. La música de John Lennon es la tenue banda sonora de la conversación. Yerovi tiene el aura de los artistas que saben que ya quedaron pero que no se la creen y está dedicado a formar a jóvenes escritores satíricos, que es también una forma de dejar un legado: compartir conocimiento y experiencia.

“El talento nos sobra a los peruanos. Cada vez que hago una convocatoria para formar a nuevos autores satíricos y artistas gráficos, encuentro una absoluta abundancia de ingenio. Las penurias nos han convertido en un pueblo ingenioso. Desde el 2016, hemos tenido seis presidentes juramentados en seis años, 148 ministros en año y medio y ahora tenemos otra ola migratoria de peruanos que se han ido, pero se han ido ingeniosos. Al lugar donde llega un peruano, desde Estocolmo a Melborne, pasando por Tokyo, se inventa la chamba porque ya está habituado a la crisis. Es capaz de hacerse pasar como intérprete de las Naciones Unidas y no saber idiomas. Los peruanos somos inmortales, caemos parados donde sea. Estamos preparados para la vida”.

Nicolás Yerovi está en una edad venerable de la vida en la que todo se ordena o empieza a ordenarse. Mientras se prepara, ahora colocándose el sombrero de su abuelo, para la sesión de fotos, reflexiona al respecto.

—Cuando uno llega a cierta edad, uno tiene dos opciones: te conviertes en un hombre sabio o en un viejo cojudo.