La Lima de Eleazar Cuadros
Recomendación. La primera individual del destacado fotógrafo y arquitecto, Lima. Horizonte sin fin, es una de las más visitadas del mes de junio. Quedan pocos días.
¿Hacia dónde crece Lima? ¿Cómo sus habitantes se relacionan con ella en su expansión? Estas son algunas de las impresiones que nos deja la primera muestra de fotografías de Eleazar Cuadros: Lima. Horizonte sin fin, la cual puede visitarse en Galería Martín Yépez (ubicada en el edificio Hidalgo de la plaza San Martín) hasta este sábado 29 de junio.
Vale indicar que esta es una de las exposiciones más visitadas durante el mes de junio y en ello tiene mucho que ver la trayectoria de Cuadros, destacada como arquitecto y fotógrafo (pionero de los skateparks en Los Olivos en los 2000, además, desde su agrupación Citio concibió el Proyecto Fitekantropus en Comas, el cual recibió premios internacionales, como el de Fomento de las Artes y el Diseño de Barcelona).
Autorretrato de Eleazar Cuadros.
Sobre Cuadros, la historiadora de arte Patricia Ciriani, señala lo siguiente en su texto curatorial: “Movido por el hechizo que siempre ejerció sobre él la ciudad de Lima, Cuadros empezó en 2007 a explorar el terreno de la fotografía. La individual reúne una selección de quince años de sus derivas urbanas, a lo largo de las cuales fue retratando de forma libre y obsesiva situaciones, paisajes, desarrollos inmobiliarios e interacciones humanas en diferentes distritos de la capital”.
Consultado sobre el hechizo que Lima suscita, Cuadros responde a La República: “Nunca he tenido la pretensión de documentar todo Lima, en realidad, siempre he tratado de fluir por donde la vida me ha llevado. Estudié arquitectura y la fotografía la aprendí de manera autodidacta, viendo cine, leyendo libros. Con el Proyecto Fitekantropus he trabajado muchos años en Comas. Paraba entre Los Olivos, de donde soy, y Comas. Por ejemplo, en esas rutinas iba mucho a la playa de Ancón, que me quedaba cerca, además, mi familia vivía en Ancón. Mi interés por Lima viene de la Lima que he vivido, con los lugares que he tenido contacto especial”.
Si bien Cuadros diseñó no pocos skateparks en Lima y en el interior, él se considera un biker. Como tal, ha recorrido, ya sea solo o en mancha, todos los confines de Lima. “Íbamos por toda la ciudad, esta experiencia también me ha permitido ver el crecimiento de la ciudad desde otro ángulo”, precisa el artista, para quien la cacería de espacios lo regresaba a la Lima que sentía y respiraba.
“Lo que busco es poner en bandeja temas para discutirlos, para reivindicar los espacios", dice Cuadros..
La Lima de sus gentes en los paraderos, la del cielo gris en una mañana con bochorno en el terminal pequero, de edificios y cerros urbanizados que se observan; La Lima de los grandes mercados populares, la que se moviliza en su aparente caos, la ciudad que se legitima por quienes la asumen como propia o ajena, la que se quiere o detesta. Esa es la Lima que seduce a Cuadros, pero esta propuesta no solo se justifica en la jerarquía de su sensibilidad fotográfica. “Lo que busco es poner en bandeja temas para discutirlos, para reivindicar los espacios. Lima es una ciudad que se expande, que tuvo un centro y que desde ahí fue abarcando otros espacios, y lo planteo desde mi visión urbana y como fotógrafo, que es desde donde puedo contribuir mejor al debate”.
Las fotografías de Cuadros proyectan la sensibilidad social de su Lima personal: las realiza desde la lejanía para asir la cercanía de las personas que la habitan y la transitan, lo que genera un diálogo intelectivo con el espectador, identificándose con su escenario propio y colectivo a la vez. Identificación que no solo debería fortalecer el alma, sino que sirva también para desechar desviaciones nominales como llamar conos a estos distritos.
“Es un término peyorativo que busca marcar una diferencia con el otro. En realidad, toda Lima está formada de conos, es una ciudad que sigue creciendo. Ningún distrito nació por generación espontánea. Por eso, como dije, busco que la muestra nos lleve a debatir nuestra relación con estos espacios que forman parte de nuestra cotidianidad. Necesitamos discutirlos”.
Por algo es lo de “horizonte sin fin” en el título de su ya memorable exposición.