Cultural

El mejor libro ilustrado del mundo

Issa Watanabe. Conversamos con la autora ganadora del premio más importante del mundo en su categoría acerca de Kintsugi, la obra premiada en la reciente Feria de Bologna.


Libro silencioso. Issa Watanabe en su estudio. Foto: difusión.
Libro silencioso. Issa Watanabe en su estudio. Foto: difusión.

La semana pasada, Issa Watanabe ganó el premio de la Feria de Bologna al mejor libro ilustrado de no ficción. La noticia debería celebrarse nacionalmente, debido a que este galardón es el más importante a nivel mundial en cuanto a libro ilustrado. Sin embargo, lamentablemente, en nuestro país no se le da la relevancia que ameritaría. Kintsugi, el libro ganador, es un silent book, no tiene palabras, y la narración se da solo a través de las imágenes. Así, es el lector el que interpreta y construye parte de la historia. El nombre proviene de la técnica japonesa de reparar piezas de cerámicas rotas con una mezcla de resina y oro, de modo que destaquen las grietas de la restauración. El libro trabaja con este tema y la idea de la resistencia a los golpes y rupturas. Felicito a la autora y procedo a preguntarle por la importancia de un premio como este, que me sorprende se deje un poco de lado en nuestros medios.

Gracias. Es verdad que acá recién está empezando la cultura alrededor de la ilustración. Todavía estamos muy lejos de lo que sucede en otros lugares donde la atención es muy grande. No hablo solo de Europa, sino en Chile, México, Colombia, que hay muchísima más cultura alrededor de la ilustración infantil y juvenil. De hecho, esa es la propuesta del premio. Cada año, la feria más importante internacional de libros para niños y jóvenes, la Feria de Bologna, reúne editoriales para vender y dar visibilidad a los libros ilustrados. Además, hacen una convocatoria de todos los ilustradores del mundo para que envíen una serie de cinco ilustraciones que tengan que ver entre sí y concursan para ser elegidos entre miles que se presentan. No hay límites ni de edad, ni de idioma, ni de nada. Los seleccionados son expuestos en la exposición central de ilustración de la feria. Ese reconocimiento ya es importante. Los editores y los escritores se encuentran ahí y ven un poco esta exposición, de la que luego se hace un catálogo importante, antes de que la muestra viaje por un montón de países. Yo gané un lugar en esta exposición como los primeros dibujos de mi libro anterior, Migrantes. Gracias a eso, vinieron editoriales y lo publicaron. El premio de ahora es por Kintsugi, que ganó como el mejor entre miles en la categoría de ficción.

¿Me podrías contar de qué trata Kintsugi?

—Sí. Algo que pasa con este y con el anterior es que son libros que cuentan una historia a partir solamente de imágenes. No tienen texto. Esto para mí nace del principio de que no haya realmente una sola lectura, y que no haya una “verticalidad” del autor hacia el lector, sino que haya un diálogo mucho más horizontal. Entonces, es un libro que no solamente propone eso al omitir un texto, sino al ser un poco abstracto, con silencios. Puede decir y no decir cosas. El final es bastante abierto. No se busca cerrar un mensaje.

 Kintsugi, el libro de Issa Watanabe. Foto: difusión.

Kintsugi, el libro de Issa Watanabe. Foto: difusión.

¿Están dirigidos para niños, jóvenes, adultos?

—Creo que de niños en adelante. Los libros-álbumes, en general, pueden ser leídos por cualquiera y de cualquier manera. Yo podría más o menos decirte de qué trata de Kintsugi, pero sería solo mi lectura. Por eso, prefiero no contarla nunca. Me parece que lo bonito es ir descubriendo: llenar el vacío con una lectura muy personal con las herramientas que tengas, tengas cinco o cuarenta años.

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¿Crees que alguna vez hagas uno con texto?

—De momento, no necesito escribir. Me basta con más bien narrar a través de las imágenes. Yo no hice estos libros con una planificación previa. No hago bocetos ni maquetas. Entonces, tampoco relato una historia. Es mucho más intuitivo. Busco ciertas imágenes que luego voy encadenando. Añadir texto para mí funcionaría como añadir algo al final, y eso no me llama mucho. Pero sí me gusta la idea de hacer libros con otras escritoras.

En estos dos libros todos los personajes son animales. No puedo evitar pensar en la presencia de los animales en la obra de tu padre. ¿Crees que hay algún vínculo? ¿En tu casa los animales estuvieron muy presentes?

—No, creo que intentar encontrar un vínculo sería un poco jalado de los pelos. Lo que sí es verdad es que en casa siempre hubo imágenes. Por un lado, mucha poesía y muchas imágenes poéticas, y por otro, imágenes ilustradas que era lo que hacía mi mamá, que dibujaba. En la poesía de mi papá aparecen mucho los animales, sobre todo vinculados al lugar donde nació, en donde los animales casi convivían con él. En mi caso, creo que es un poco distinto. Los uso más para ficcionar, para no tener que comunicar esas cosas con personajes que sean como ligados a un lugar.

Es interesante el tema de los espacios. Recurres a imágenes que nos hacen pensar en un escenario occidental, de elementos europeos, pero luego tienes paisajes muy orientales. Esto crea un universo que no puede fijarse dentro de un escenario real, ¿no?

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—No sé bien de dónde viene. Con Migrantes, por ejemplo, busqué una forma de universalizar la migración. Si bien los personajes estén migrando de un pueblo a otro, no puedes ubicarlos en un país ni en un idioma. En Kintsugi refiero más a espacios y viajes interiores. No es que el personaje esté en Europa o en Japón recorriendo eso espacios. Siempre busco imágenes universales como el océano, las plantas, el desierto o el fondo solamente oscuro.

-Tu primer libro, ¡Más te vale, mastodonte!, lo hiciste junto a Micaela Chirif. Me parece curioso el proceso entre escritora e ilustradora. ¿Qué se produce primero? ¿Cómo funciona la coautoría?

-Creo que depende mucho. Hay efectivamente diferentes formas de trabajar y diferentes formatos. Uno puede ser que te entreguen un texto y que ni siquiera conozcas. Puedes conversar con el autor, pueden entregártelo desde la editorial… Y también puede ser al revés: escribir a partir de ilustraciones. Ese es el próximo proyecto que tengo. Por último, está el libro-álbum, que por eso es una categoría que se llama así. Es diferente porque es interdependiente, o sea, no hay forma de separar una cosa de la otra. En mis últimos dos libros yo soy autora e ilustradora, sea o no un libro silencioso. En el libro-álbum no se puede separar la imagen del texto. En el caso del Mastodonte, Micaela me mandó el texto, que es un texto chiquito –básicamente, preguntas y respuestas, y no trabajamos esa parte juntas–. Yo empecé a elaborar un poco a partir de ahí. Me imaginaba el Mastodonte. Lo hice con diferentes materiales, y terminó siendo un muñeco de maderita. Siempre hay debate sobre la autoría. Pero para mí, las autoras somos las dos. 

Issa nos invita a conocer más de su trabajo en su cuenta de Instagram: https://www.instagram.com/issawatanabe/