Mario Vargas Llosa: “Francia me hizo sentir un escritor del Perú y de América Latina”
El escritor y nobel peruano fue incorporado a la Academia Francesa y en su discurso expuso sus vínculos con la cultura gala.
Llegó el día. Mario Vargas Llosa se hizo “inmortal”. En una ceremonia especial, el escritor y nobel peruano ayer fue incorporado como miembro de la Academia Francesa. Su ingreso fue transmitido en vivo por la Agence France-Presse. El nuevo académico hizo su aparición al compás del redoble de dos tambores. Vestía traje de levita negro que tenía bordado ramas de olivo y llevaba consigo la espada de académico.
Junto a él, ingresaron los otros académicos y los invitados. En primera línea se hallaban sus tres hijos –Morgana, Álvaro y Gonzalo– acompañados de su madre, Patricia Llosa Urquidi. A propósito, Álvaro tuiteó: “A nadie deben mi padre y su obra tanto como a ella. Mi padre lo ha proclamado muchas veces en público, nos lo repite a menudo en privado. Nadie merecía estar en primera fila más que ella. La mujer de su vida, dicen los cursis. No solo los cursis. Los inmortales también”.
Mario Vargas Llosa junto a sus hijos, Morgana, Álvaro y Gonzalo. (Fuente: Twitter Morgana)
Tras el saludo de recepción, Vargas Llosa pasó a dar lectura a su discurso en francés, un elogio a su predecesor, el filósofo Michel Serres, fallecido el 2019. La réplica estuvo a cargo de Daniel Rondeau, académico y amigo suyo, quien le dijo: “Querido Mario Vargas Llosa, está usted en su casa, en nuestra tozuda tribu de efímeros inmortales”, y le mostró un banderín del Colegio Leoncio Prado.
Mario Vargas Llosa y Daniel Rondeau, quién dio réplica a su discurso. (Fuente: AFP)
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Su elección como académico para ocupar el asiento 18 suscitó una serie de críticas porque la institución quebró sus propias reglas como el conceder esta distinción a quien no escribe en francés y otorgársela a quien tiene 86 años de edad cuando la norma limita a 75 años. Pero también hubo defensores irreductibles como el secretario perpetuo de la Academia, Hélène Carrère d’Encausse, de 93 años, quien ha dicho: “No conozco a nadie que hable tan bien de Flaubert como él. Ha ayudado a la cultura francesa más que muchos escritores franceses”. Así, contra viento y marea, Vargas Llosa se hizo inmortal.
Vargas Llosa en su largo discurso hizo referencia de su formación como escritor e intelectual, desde sus años universitarios hasta llegar a París, que le reveló el Perú y América Latina.
“Gracias a Francia descubrí América Latina, los problemas que compartíamos los países latinoamericanos, la horrible herencia de los cuartelazos y el subdesarrollo. Y empecé entonces, en Francia, a escribir en español y sentirme un escritor del Perú y de América Latina”, dijo.
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Narró que llegó por primera vez a París en 1959, cuando aún admiraba a Cuba. Y se sorprendió que allí ya habían leído a Borges, Cortázar, Uslar Pietri, Onetti, Octavio Paz y, más tarde, Gabriel García Márquez, autores que él desconocía. Por supuesto que recordó a los escritores franceses que han guiado su espíritu y su escritura, como Jean Paul Sartre, André Malraux, Albert Camus, pero sobre todo, en el horizonte literario, Gustave Flaubert.
“En Francia descubrí a Gustave Flaubert, quien ha sido siempre mi maestro desde que compré un ejemplar de Madame Bovary la noche misma de mi llegada (…). Sin Flaubert no hubiera sido nunca el escritor que soy, ni hubiera escrito lo que he escrito, ni como lo he hecho. Flaubert, al que he leído y releído una y otra vez, con infinita gratitud, es el responsable de que ustedes me reciban hoy aquí, por lo que les estoy, claro está, muy reconocido”, enfatizó.
Y no podía faltar su pica polémica, que es, como se sabe, parte de su naturaleza. Pidió que le dejen exponer su teoría literaria, “que vale como algo más, y acaso un poco menos, que tantas que circulan en esta época”.
“La novela salvará a la democracia o será sepultada con ella y desaparecerá. Quedará siempre, cómo no, esa caricatura que los países totalitarios hacen pasar por novelas, pero que están allí, solo después de atravesar la censura que las mutila, para apuntalar las instituciones fantasmagóricas de semejantes remedos de democracia”, subrayó para el debate el “inmortal” Mario Vargas Llosa.