“Perú bizarro”, el último libro de Marco Sifuentes
Con 79 historias extravagantes, “Perú bizarro”, de Marco Sifuentes, nos sumerge en los pasajes más delirantes de nuestro país.
En “La entrevista”, Paola Ugaz conversó con Marco Sifuentes, periodista y escritor, quien presentó “Perú bizarro”. El libro de la editorial Planeta presenta 79 relatos insólitos, raros o bizarros que han marcado la historia del Perú.
— Es una historia global porque han hecho varios bizarros en diferentes países buscando retomar este género, es una conexión distinta. Cuéntanos un poco en qué consiste el proyecto de Planeta.
Es revalorar lo que no es coyuntural. Los periodistas normalmente vivimos de la coyuntura, pero el periodismo es más que la coyuntura. “Perú bizarro” es parte de una franquicia, lo cual es rarísimo en el mundo editorial. Hay un formato y es algo bien inusual para hacer un libro. “México bizarro” fue un boom, tanto así, que Planeta propuso hacer “Chile bizarro”, “Colombia bizarro”, “Argentina bizarro” y “Perú bizarro”. En cada país eligieron a alguien y me tocó a mí, y yo salté a la oportunidad muy feliz porque son historias bien ricas de contar.
El libro es mitad miniobsesiones mías, historias que me gustan contar cuando estoy tomando algunos tragos con amigos, y la otra mitad son cosas que he ido descubriendo haciendo el libro.
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— Entonces, ¿qué temas te obsesionaron en el libro?
Con los años, he detectado que hay tres etapas de la historia del Perú que me obsesionan, me alucinan. Un punto es antes de la guerra con Chile, que fue un cataclismo, pero fue así porque justo antes de la guerra ya todo era horrible, y a mí me recuerda mucho a la actualidad. Había un nivel de odios, ensañamiento, corrupción, indiferencia ciudadana. Mientras más leo, más me obsesiono.
El otro punto son los años 20, pero no de este siglo; sino del pasado. Es este momento de una intelectualidad que, además, no es limeña. Reivindican sus orígenes y hay esta mezcla de arte con política; es un momento fascinante.
El otro momento que me ha obsesionado, porque lo viví, son los 90. Hay tanto que contar, tantas cosas extrañas, raras, bizarras, delirantes que, si no hubieran pasado, nadie nos creería. Esos tres momentos siempre me han obsesionado. Entre los 79 relatos que hay en el libro, aparecen por ahí.
— La gente desconoce que Vladimiro Montesinos viajó a Rusia. ¿Cuál fue la implicancia que viajara con Matilde Pinchi Pinchi, que era su secretaria, y con su exnovia Jacqueline Beltrán?
Viajó con sus dos mujeres, es una locura en realidad. Se fue con las dos al mismo tiempo y se odiaban. La leyenda urbana dice que ellas dos se fueron a las manos y él las tuvo que separar y ahí Matilde Pinchi Pinchi decide matar a Montesinos filtrando los videos. Yo he chequeado las fechas y no cuadra. Esa decisión ya la había tomado ella. Lo que revela es el caos que había en esos últimos momentos del fujimorato.
— Otro capítulo que me fascina es el de la bailarina en el cementerio con un joven José Carlos Mariátegui. No es nada, pero traído a este tiempo causaría un escándalo.
Claro, hoy sería un escándalo, pero hace 100 años tendrían que haberse desmayado las señoras limeñas. No quiero spoilear mucho, pero es la época de Mariátegui siendo más periodista que político, más niño terrible que intelectual. Estaban de moda estas bailarinas exóticas y llega una que dice que es rusa, pero al final parce que era italiana o argentina.
A Mariátegui le interesaba que el Perú sea parte de las modas internacionales y la lleva al Presbítero Maestro para que interprete esta danza macabra. Lleva a un violinista, había velas a la media noche. Al parecer, el baile no duró ni un minuto porque el guardián del cementerio enloqueció, detuvo todo, llegó la policía. La chica y su mamá terminaron en un convento porque no había cárceles de mujeres. Se armó un escándalo de tal magnitud que Mariátegui tuvo que pedir perdón.