José Coronado: “Los grandes maestros pintaron acuarelas”
El pintor exhibe la muestra “50 años de trayectoria artística” en la galería Pancho Fierro del municipio de Lima y defiende el arte de hacer acuarela.
Hace cincuenta años rescata los colores de Lima. Sus pinceles, remojados en acuarelas o cargados de acrílicos y óleos, han recreado escenas de nuestra ciudad: jirones, calles y plazuelas. Sí, paisajes de la Lima que se fue, pero también escenas y personajes de la Lima del presente. José Coronado, en un esfuerzo de reunir todo lo pintado, actualmente exhibe en la galería Pancho Fierro la retrospectiva “50 años de trayectoria artística”, con la curaduría de Roger Cáceres Atocha.
“Aquí hay trabajos desde mi época de estudiante en la Escuela de Bellas Artes, pero también desde hace tres meses”, detalla el artista.
En las paredes de la galería se exhiben una serie de pinturas en diversos formatos. Y si bien hay una mayoría de obras que dan cuenta de Lima, también las hay sobre distintas ciudades y regiones de nuestro país.
El largo viaje de la vida
José Coronado nació en Lima, pero sus raíces, por parte de su madre, son de Huancabamba, Piura, y por el lado de su padre, del Cusco (pasando por Ayacucho). Para él, por sus padres, el origen de su vida coincide con el origen de su arte.
“Mi padre era pintor autodidacta. Nació en el Cusco, pero vivió en Ayacucho. Vino a Lima para hacerse cura, pero conoció a mi madre y allí truncó su tránsito por los caminos del Señor. Mi madre, como norteña, era alegre y muy bailarina. Recuerdo que en la casa, en las noches de jarana, yo también bailaba prendido de su vestido. El arte me viene desde lejos, mi abuelo paterno, que era trapecista”, comenta José Coronado.
Antes de ingresar a la Escuela de Bellas Artes, recuerda que vivió momentos en relación con la pintura.
“Mi recuerdo más remoto es cuando tenía cinco años. Mi madre tuvo un nuevo compromiso y dio a luz a un hermanito, que era bien peladito y muy blanquito. Un día mi madre salió y se lo encargó a mi abuela. Horas después regresó, entró al cuarto y salió corriendo, intrigada: ¿mamá, y Oscarcito? Ahí está, en el cuarto, respondió la abuela. No –dijo mi mamá–, allí hay un negrito. No olvido los gritos de mi madre cuando se dio cuenta de que yo había pintado a mi hermanito con la pomada para zapatos”, ríe Coronado tras contar sobre su primera intervención artística.
En la técnica que más destaca, es la acuarela, ese arte considerado por mucho como el más difícil.
“Cuando uno no sabe y no practica, es difícil. Pero cuando le agarra el gusto, es bonito”, explica.
Lamenta que poco a poco en las escuelas de arte se deje de lado la acuarela.
“Yo le digo, todos los grandes maestros peruanos, que estudiaron en Europa, han hecho acuarela. Todos los maestros universales han hecho acuarela, por qué nosotros vamos de frente al óleo. Yo estoy hace años en Bellas Artes tratando de que se enseñe acuarela. Temen de que quienes se inicien en acuarela, se queden allí y ya no quieran pintar óleo. Eso es mentira”, dice.
“El problema de Bellas Artes es que ya no hay maestros. Y eso no es de esta gestión, sino viene de mucho más atrás y también por el Ministerio de Educación, que no saben de arte. Antes había más academia, había maestros como Carlos Aitor Castillo, Juan Manuel Eléspuru, Sabino Springett. Ahora existen más docentes que maestros artistas”, enfatiza.
“Tanto es así que ahora –agrega– algunos me dicen, Coronado, ya tienes 70 años, no eres docente, fuera. Pero ha sido por el reclamo de los alumnos que sigo allí”.
Ha tomado como motivos para sus trabajos las obras de Maurice Rugendas, Pancho Fierro, Leonce Angrad, algunas fotografías de los Courret.
“Pero no pinto por nostalgia de la colonia, sino rescato lo que queda en nuestra ciudad”.
Y Lima bulle en sus acuarelas, como un espacio del pasado, pero también como un espacio de pasacalles y de épicas protestas. Visión de un gran artista.
El dato
Exposición. “50 años de trayectoria artística” se exhibe hasta el 1 de marzo. Galería Pancho Fierro. Visitas: de martes a domingo de 10 a.m. a 8 p.m. Ingreso libre.