Dos poemas navideños
Viaje de los reyes magos (fragmento) / T. S. Eliot
“El recorrido frío, la peor temporada
Para un viaje, y tan largo además:
Caminos imposibles, un áspero clima,
En el centro del invierno”.
Y los camellos mortificados, obstinados,
Adoloridos los cascos, acostados
Sobre una nieve que ya se derretía.
Por momentos extrañamos los palacios
Del verano en las laderas, sus terrazas,
Los sorbetes traídos por muchachas de seda.
Luego los camelleros blasfemos y gruñones,
Escapándose, y reclamando su licor y sus mujeres,
Y los fuegos nocturnos apagándose,
Y la falta de refugios,
Las ciudades hostiles y los pueblos insociables,
Sucias las aldeas y sus precios altos:
La pasamos pésimo. Al final
Preferimos caminar toda la noche,
Cabeceando por momentos,
Con las voces cantándonos al oído
Que todo esto era una locura.
Los reyes magos / Edmond de Rostand
Perdieron la estrella, una noche. ¿Por qué
Se pierde la estrella? A veces
Por haberla observado demasiado.
Los dos reyes blancos, sabios de Caldea,
Trazaron en el suelo
Círculos con sus bastones. Calcularon,
Se rascaron el mentón, pero la estrella
Había huido, como huye una idea.
Y estos hombres de alma sedienta de ser guiada,
Lloraron al alzar sus tiendas de algodón.
Mas el pobre rey negro, que ellos desdeñaban,
Se dijo: “Pensemos en la sed que no es nuestra,
Al menos abrevemos a los animales”.
Y al sujetar su cubo por el mango,
En el humilde círculo del cielo
Del que bebían los camellos, vio
A la estrella de oro danzar en el silencio.
[Versiones del columnista]
