Madrid. EFE. Los kentuki son unos muñecos con forma de animales que conviven voluntariamente con las personas, pero no son mascotas ni robots, sino ciudadanos anónimos para compartir tu intimidad, un “invento” literario de la escritora argentina Samanta Schweblin para hablar del lado oscuro de la tecnología. Kentukis, editado por Literatura Random House, es el título de esta novela que no habla de un mundo distópico sino de lo cotidiano de la tecnología: “esto no va del fin del mundo, va de una señora en una cocina”, explicó la escritora en un encuentro con periodistas. Schweblin imagina un mundo en el que las personas pueden interactuar comprando uno de estos muñecos o siendo un “kentuki”, controlados desde cualquier parte del mundo por usuarios que se conectan al sistema e interactúan desde su ordenador con sus dueños. ¿Serías “kentuki” o amo de “kentuki”? ¿Hasta dónde aceptamos el voyerismo en nuestra vida a cambio de la relación con mascotas tras las que se esconden ciudadanos reales y anónimos?, son algunas de las preguntas que plantea la escritora que, confiesa, estaría encantada de tener uno en su casa, eso sí, con “ciertos límites”. Schweblin quería hablar de tecnología en esta novela y de los problemas que plantea, sus límites éticos, morales y legales, sin que la propia tecnología se convirtiera en protagonista y en un problema. Pero lo que la autora expuso es que, frente a una visión de la tecnología “como el mal a través de una especie de megacorporación que lo controla todo, el mal real que está detrás es el propio ser humano”.❧