
Comenzar una nueva vida en un país extranjero puede resultar un desafío significativo. Sin embargo, contar con el apoyo de personas dispuestas a brindar asistencia puede facilitar este proceso. La República tuvo la oportunidad de dialogar con Said Querevalú, un joven peruano que compartió su vivencia sobre cómo los inmigrantes latinos en Estados Unidos han establecido una sólida red de apoyo mutuo ante la situación actual.
A sus 21 años, Said conoce de primera mano las dificultades que tienen los inmigrantes para adaptarse a un nuevo entorno. No es sencillo para ellos, pues, como él mismo señala, “cuando los ciudadanos americanos se percatan de que no hablas inglés, pueden mirarte de forma extraña”.
Said Querevalú.
Actualmente, vive en Hailey, una ciudad ubicada en Idaho. Trabaja orgullosamente como reponedor en un supermercado de la localidad, labor que le permite pagar sus estudios en el instituto. Su ingreso al país fue legal, ya que logró obtener la Green Card gracias a la ciudadanía de su padre.
Reconoce que las nuevas políticas del presidente Donald Trump cambiaron el estilo de vida de los latinos en Idaho. “Todo cambió cuando Trump regresó”, advierte, al notar un aumento considerable en la presencia de agentes de inmigración desde su llegada al país en 2024.
La coyuntura local ha sembrado el miedo en su localidad. “Hay varios peruanos, mexicanos, salvadoreños y guatemaltecos ilegales esperando no ser deportados”, reconoce. Sin embargo, nos reveló cómo, a pesar de la situación, ciudadanos e indocumentados se unieron para protegerse mutuamente ante los agentes de inmigración.
Asegura que "todos se comunican cuando un oficial de inmigración está presente”, ya que todos saben cuál es el desenlace ante un posible arresto: la deportación. Además, la estrategia para alertar a otros es simple: utilizan mensajes de texto. Esta modalidad se ha convertido en la preferida, debido a que muchos temen que las aplicaciones convencionales, como WhatsApp, puedan ser objeto de vulnerabilidades.
Idaho.
Said muestra una profunda empatía hacia los inmigrantes, en particular hacia la comunidad latina. Su experiencia personal le permite comprender la realidad de quienes enfrentan la indocumentación, ya que su tía y su padre vivieron situaciones similares. Por ello, ha decidido buscar la manera de cómo ayudar a su comunidad.
“Busco la manera de apoyar a otros inmigrantes como yo”, afirmó Said, al recordar a un compatriota que ayudaba a más inmigrantes con el idioma en una librería de la ciudad sin costo alguno. “Entre los latinos nos cuidamos mutuamente”, añadió.
Pero también reconoce la importancia de comportarse conforme a la legislación estadounidense, sobre todo para quienes aspiran a obtener la ciudadanía. “Por ser residente no significa que puedo hacer lo que quiera”, reconoce.
Sabe del esfuerzo que le costó adaptarse y de que es “importante mantener la imagen de un buen ciudadano si uno quiere progresar” en Estados Unidos. Ahora, busca ingresar a la universidad y cumplir sus objetivos, sin olvidar sus orígenes, proponiéndose estar dispuesto a ayudar a cualquier otro peruano o latino que necesite de su apoyo para mejorar estancia.

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