En Végueta (Huaura. Lima), existe un remanso de paz donde el visitante puede reencontrarse con el silencio, el verdor y la naturaleza. Ese lugar son las Albuferas de Medio Mundo. Los invitamos a conocerla en esta crónica. ,Andy Marquiño / Revista Rumbos No hay un rincón que no tenga un propósito o contenido informativo. Apagan la electricidad a las 10:00 p.m. para dormir temprano, como se hace en el campo. Si el turista no está acostumbrado a la pureza del aire del cielo, puede sentirse un poquito aturdido en las Albuferas de Medio Mundo, un espacio que les pertenece a los amantes de la naturaleza y a los animales silvestres. PUEDES VER: Lomas de Mangomarca: un circuito para disfrutar La rutina aventurera y ecológica de Medio Mundo, impone a los visitantes despertar temprano para bicicletear al borde de los cerros, darse un chapuzón en la laguna de siete de kilómetros de largo y 500 metros de ancho, o, sencillamente, deleitarse con el verdor y el canto de las aves. En Medio Mundo todos los lugares tienen un propósito o un objetivo informativo. Foto: Ángel Chávez Rolando Quesada, guía y compinche, siempre ha trabajado rodeado de naturaleza. Es ancashino, ecologista y vive en Villa María del Triunfo, Lima. A él no le interesa viajar tres horas para laborar en las albuferas. Ha rechazado trabajar en los Pantanos de Villa en Chorrillos, por la ausencia de espejos de agua (esos reflejos del cielo que se dibujan en las aguas puras). Además, confiesa Quesada, le encanta la música de los riachuelos de esta zona. Las albuferas deberían pertenecer al gobierno regional, pero no hay interés de las autoridades. Ahora, una agradable familia peruana de ascendencia italiana, es dueña de este ambiente: los Robeño. Ellos creen que a todo se le puede dar utilidad. Es cierto. Desde el ecológico sistema hidropónico, en el que se cultivan lechugas y tomates, hasta los huertos de papas y frutas, demuestran un sistema efectivo que los aleja de la urbanidad que tanto los diferencia de los limeños. Las garzas y peces de este circuito son estudiados por investigadores nacionales y extranjeros. La variedad de garzas, lechuzas, libélulas y peces, sirven para educar a centenares de familias, colegiales, universitarios y hasta comunidades religiosas que quieren encontrar la tranquilidad en grado sumo. “Cuando vinieron unos evangelistas, les dije que las aves son mis hermanos menores. Especies menores, me corrigió una de ellas. No, para mí son mis iguales, le dije”, recuerda Quesada, que también silencia a la gente cuando hace bulla, porque molestan a sus hermanos. El ave que caza como delfín Hay 22 tipos de aves migratorias, entre lechuzas, la garza chica, garza grande, huerequeques (pequeñas aves color crema que tienen la característica de caminar por la tierra en vez de volar), entre otras. Los visitantes más afortunados son deleitados por un concierto de libélulas multicolores y la elegancia de las garzas temerarias, que ni se inmutan cuando una persona se les acerca. Una garza, especie infaltable en las albuferas. Foto: Ángel Chávez Una de las peculiaridades de este destino es la espléndida ave cushuri (Neotropic Cormorant), también conocida como cuervo de mar, debido a su plumaje negro cuyo tinte se extiende hasta sus patas. Este excelente buceador de pico amarillo se alimenta en grupo y tiene una estrategia de acorralar a sus presas –que son diminutos peces- , utilizando sus alas para llevarlos a aguas poco profundas, donde hacen gala de sus habilidades para la pesca. El junco, la planta de la economía en Huaura El junco es importante para la econocmía local. Foto: Ángel Chávez Las Albuferas tiene un gran recinto de junco a la izquierda del lago. La economía de muchas familias depende significativamente de esta planta que es similar a la totora, pero más delgada. La llevan a todas las cárceles de la región, para que los reclusos trabajen diversos productos artesanales: zapatos, carteras y mochilas, entre otros productos.. Florencio Bardales, el encargado de recoger el junco, gana 40 soles al día y carga 80 kilos en su espalda; es decir, el doble de un costal de cemento que tanto les cuesta llevar a un obrero promedio.. Él disfruta de esta labor porque es un pilar importante para sostener la economía de su hogar. No se imagina ejerciendo otro trabajo. Después de visitar esta zona, se tiene la sensación de que se llama Medio Mundo, porque a medio mundo le gustaría reposar aquí, para encontrarse con uno mismo. Si estás enfermo de la congestión vehicular, el aire impuro de la ciudad o el ruido, ¿qué esperas para relajarte mientras la naturaleza te educa?