Cae el ocaso y el balneario de Huanchaco (Trujillo), cuna del surf peruano y de los caballitos de totora, se transforma en un bulevar idóneo para la jarana veraniega,Gunther Félix / Revista Rumbos Detrás del ocaso norteño, la algarabía y el romance prevalecen sobre la arena fina del balneario más importante de Trujillo: Huanchaco. Eso se debe a los caprichos de las familias, algunos puñados de amigos o uno que otros ‘tortolitos’ por resistirse a abandonar la romántica escena del advenimiento de la noche. Como todos, prefieren seguir hurgando en las orillas, lo mejor vendría después. PUEDES VER: Playas liberteñas: relajación y cultura al borde del Pacífico A primeras horas de la mañana y al terminar el día, los pescadores salen al mar a pesacar con sus caballitos de totora. Foto: Gunther Félix. Fin del día, del enfado del sol y de la presencia masiva de los bañistas que retroceden sus pasos del agitado mar. Aquí junto al atardecer, es perfecto para presenciar una cultura oceánica milenaria que sigue conservándose mediante el vaivén de las olas. Huanchaco aún será la cuna del surf y de los caballitos de totora. Los últimos en salir del infinito pacífico son los surfistas, quienes intentan cabalgar las últimas olas. Al otro lado del ring costero, el antiguo pueblo de pescadores alista sus típicas embarcaciones, pertenecientes a los mochicas y chimúes, para zarpar al litoral en busca de la chita, la lorna y el codicioso lenguado. Otro escenario. No tan lejos de la arena y a unos pasos del muelle de Huanchaco, el malecón cobra vida en los pubs y bares debido al jolgorio entre hombres y mujeres que se despiden del día con música y brindis. ¡Dos más por favor! Ocaso en Huanchaco, momento perfecto para disfrutar los último rayos del astro rey. Foto: Gunther Félix. Pero la noche de fin de semana no es completa sin un buen potaje norteño que calme al fantasma del hambre. A lo largo de la playa, se erige una cadena de restaurantes listos para satisfacer las exigencias de los turistas nacionales y extranjeros con variados pescados y mariscos, más sus infaltables yucas y frejoles. El histórico balneario trujillano ya no es más la primera playa de Latinoamérica y la quinta en el mundo en ser reconocida como reserva mundial de surf, ahora es un pintoresco destino de tradiciones y juego de luces que enamoran a foráneos viajeros a quedarse, a seguir disfrutando, gozando, viviendo a un recodo del Pacífico. Motivo para volver una y otra vez. Un surfista aprovecha las últimas olas antes de retirarse del Pacífico. Foto: Gunther Félix. Los datos En la parte alta del balneario de Huanchaco se levanta una iglesia colonial, donde se venera a la Santísima Virgen del Socorro. El nombre de Huanchaco viene de ‘Guaukocha’ que significa hermosa laguna con peces dorados. En Rumbo Viaje: De Lima a Trujillo por la panamericana Norte. Tiempo: 10 horas en bus. El balneario de Huanchaco se encuentra a 13 kilómetros de la ciudad de Trujillo, a unos 15 minutos en auto. Muelle de Huanchacho, punto de encuentro de las familias, amigos y parejas. Foto: Gunther Félix.