En Perú, el regateo no solo se limita a ser una práctica habitual, sino que se ha convertido en un elemento fundamental de la cultura de compra, lo cual suele sorprender a numerosos extranjeros. Aquellos visitantes provenientes de otros países, acostumbrados a la rigidez de los precios fijos, observan con asombro la destreza con la que los peruanos pueden cambiar de establecimiento por diferencias de precio tan mínimas como 10 o 20 céntimos. Este fenómeno, que ha sido capturado en un video de TikTok, refleja la peculiaridad y la vivacidad del intercambio comercial en el país andino.
Muchos visitantes extranjeros, especialmente los venezolanos, notan una gran diferencia en las prácticas de compra cuando llegan a Perú. Según el video @indefeis, ellos están acostumbrados a un estilo de comercio menos confrontativo, donde suelen aceptar los precios tal como se presentan, sin necesidad de negociar.
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“En Venezuela no estábamos acostumbrados a regatear. Aquí en Perú, hasta por 20 céntimos una señora mayor podría disputar el precio, o por 10 céntimos se van a otra tienda”, comentó el visitante sorprendido por la dinámica local.
Los peruanos son los únicos que se quejan por el precio y se fijan por 10, 20 céntimos, señalaron los extranjeros. Foto: composición LR/TikTok/@indefeis
La conversación sobre el regateo condujo a los extranjeros a comparaciones con su propio país. "Pienso que la falta de regateo en Venezuela pudo haber contribuido a mejorar nuestra economía", explicó otro venezolano. "Allá, estábamos acostumbrados a pagar lo que nos decían sin cuestionar, y no valorábamos adecuadamente el dinero".
Los extranjeros que viven en Perú por periodos extendidos han empezado a adoptar esta práctica y hasta han aprendido a negociar para darle un mayor valor a cada centavo.
Cada día, el arte del regateo se despliega en mercados y bodegas de todo el país. Aunque algunos lo vean como una peculiaridad, para muchos peruanos, es simplemente la mejor manera de asegurarse de que su dinero se gaste de manera inteligente.
“Uno lo ve mal porque no está acostumbrado, pero funciona su economía”, culminó en su diálogo.
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“No valoras los 10 céntimos hasta que te hacen falta para completar el pasaje”, “Soy venezolano, pero ya me acostumbré a pelear por mis 10 o 20 céntimos. Hasta que no me los den, no me voy”, “Estoy en Perú y hasta por 10 céntimos te bajan del bus”, “Yo cuando llegue a Perú literalmente botaba las monedas de 10 y 20 céntimos. Luego me di cuenta que me faltaban para completar el pasaje”, “A veces me faltaba 20 centímetros para mi detergente”, “Soy venezolana y claro que también hacen eso en Venezuela”, escribieron algunos usuarios en la caja de comentarios de TikTok.
Es un proceso a través del cual se hacen visibles los intereses de los demandantes y oferentes. El vendedor trata de alzar el precio mientras que el comprador trata de rebajarlo con la finalidad de llegar a un acuerdo. En ocasiones no hay acuerdo que satisfaga a las dos partes y no se lleva a cabo la compra/venta.
Pasión por lo que hace: A diferencia de otras partes del mundo, el trabajador peruano no se ciñe a un horario de trabajo establecido, su jornada laboral culmina al concretar el último pendiente. El perfil del trabajador nacional posee mucha vocación, auto disciplina, perseverancia y una diligencia innata.