La expresidenta del Congreso Mirtha Vásquez dijo que la propuesta de poner un plazo de 30 días para viajes particulares de los congresistas no evitará el uso indiscriminado que hacen de estas licencias y que, por el contrario, si esta se hace norma, todos los legisladores querrán hacer uso de este beneficio.
—¿Qué opina del proyecto para otorgar licencia por 30 días para viajes particulares de los congresistas?
—En desacuerdo. Las licencias son permisos para ausentarse del puesto de trabajo por ciertos motivos excepcionales. En el Congreso hay dos motivos para pedir licencia: por enfermedad o en caso que el congresista deba ejercer funciones oficiales en comisiones internacionales. Lo que se debería promover es una modificación del reglamento para aclarar qué es un viaje oficial y qué es uno de interés personal. Siendo así, el proyecto del congresista Bazán, lejos de aclarar esto, promueve que el parlamentario pueda pedir licencia hasta por 30 días por viajes particulares.
—¿Es una licencia personal, si el congresista realiza un viaje a un evento internacional?
—Depende. El congresista puede ser invitado a una serie de eventos internacionales, pero lo que debe definirse es si le corresponde una licencia oficial o una de carácter personal. Si es invitado por un partido político en otro país para apoyar a un candidato, no podría considerarse un viaje oficial porque entraña un fin particular, que en el mejor de los casos beneficiará al congresista y sus amigos. El criterio siempre debe ser si va a nombre del Parlamento, del país o de determinados intereses públicos.
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—¿El plazo de 30 días evitaría que el congresista haga uso indiscriminado de estas licencias?
—Creo que será al contrario porque, por ahora, sabemos que hay congresistas que viajan mucho, pero son algunos privilegiados, pero si pones esta prerrogativa como una norma, todos los congresistas van a querer hacer uso de este beneficio como derecho. Peor aún, como ahora no está claro qué es un viaje particular, cualquier congresista puede pedir salir con invitaciones simples y hacer uso de sus 30 días afuera. Eso desnaturaliza la labor que hace el parlamentario.
—¿Podría tomarse como unas vacaciones?
—Desde mi punto de vista sí, dejas de trabajar en lo que te compete y te vas 30 días de viaje particular; podría suponer un mes de vacaciones.
—La propuesta señala que el Consejo Directivo evaluará la utilidad de este tipo de licencia.
—No es real que el Consejo Directivo vaya a evaluar cada uno de estos permisos porque es muy difícil que se reúna, normalmente hay consejo de una a tres veces al año porque requiere convocatorias, quorum y además tiene una serie de funciones prioritarias con agendas pendientes, no creo que alcance el tiempo para que resuelvan estos temas irrelevantes. En la práctica, quien asume sus funciones para este tipo de cosas es la Junta de Portavoces y en ese espacio prima el pragmatismo.
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—Cómo se puede otorgar de manera más transparente estas licencias
—La Mesa Directiva debe transparentar quiénes y para qué están pidiendo permisos de viajes; debería dar cuenta en el Pleno a quién le está otorgando licencias por este motivo y cuántos días; por último, y al retornar, se debe dar cuenta del informe presentado sobre los resultados de estos viajes.