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Opinión

APEC, Chancay, noviembre político, por Mirko Lauer

Boluarte pensará que ella, jugando de local. Pero en una reunión sobre comercio, los chinos siempre son el centro del mundo, más aún si hay un puerto gigante que inaugurar.

larepublica.pe
MIRKO LAUER

No hay que hacer esfuerzos sobrehumanos para imaginar la próxima cita de la cumbre APEC en el Perú en noviembre. Ya fuimos anfitriones en 2008 y en 2016. Pero hoy, el panorama es otro. Hay más esperanzas puestas en la confluencia de jefes de Estado del Asia-Pacífico, y la inauguración del puerto de Chancay será una fiesta para el Gobierno peruano, con promesas entusiastas.

La reunión, en la semana final, estará cuajada de gente importante, y su éxito político y social será definido por dos asistencias: la de Xi Jinping y la de Joe Biden, este último a más de un mes de dejar la presidencia. Si gana Kamala Harris, quizá también venga. Quien gane la elección estadounidense a inicios de mes teñirá el clima de la APEC y le dará un tono particular.

APEC 2024 será, además de todo, un remolino turístico de alto nivel, con unos 15,000 visitantes al asalto de los restaurantes más exclusivos, en cierto modo protegidos por los cuatro días feriados que ha decretado el Gobierno. Varios mandatarios llegarán por primera vez (APEC se celebra cada cuatro años), interesados en pasear por Machu Picchu y Cusco. Sería un éxito para Dina Boluarte que, además, todos vayan a Chancay.

Para el Gobierno y algunos medios de prensa será el momento de cantar las bondades de la economía, con el ojo puesto en la llegada de inversiones. Los problemas sociales del país se verán relegados a un segundo plano, salvo el crimen, cuyos golpes en esos días de sobreexposición nacional pesarán el doble y llegarán a la prensa internacional.

Quienes puedan pasear por los lugares propicios o visitar los locales adecuados, podrían toparse con presidentes, primeros ministros y comitivas, por lo general haciendo brevísimas visitas de médico a nuestro país. Pero uno de esos encuentros podría animar más de una conversación sobre la Lima cosmopolita, por un instante.

¿Quién va a ser el alma de la fiesta? Boluarte pensará que ella, jugando de local. Pero en una reunión sobre comercio, los chinos siempre son el centro del mundo, más aún si hay un puerto gigante que inaugurar. Además, se dice que la relación Beijing-Lima va mucho más allá del comercio. Sin embargo, tendremos que compartir al jerarca con viajes a Chile y Ecuador