Son 22 gremios empresariales más la Confiep los que reclaman la derogatoria de la ley 32108, expedida por la mayoría congresal, que impide que se pueda perseguir la extorsión y el sicariato, al dejarlos fuera de la definición de organización criminal.
Esta norma fue gestada por el cerronismo y sus aliados – Fuerza Popular, App, Podemos Perú, etc.- para favorecerse política y personalmente. El Ejecutivo se allanó a la dación de la norma, sin observarla. Desde agosto que se promulgó la medida, han pedido ser favorecidos por la ley: Vladimir y Waldemar Cerrón y el congresista José Luna, entre otros.
La responsabilidad política tanto de quienes aprobaron como quienes dejaron pasar esta norma es muy grave. El asesinato de 4 chóferes y 2 pasajeras a bordo de los vehículos de transporte público perseguidos por los sicarios, han ocurrido tras la promulgación de la malhadada ley que promueve impunidad y por lo mismo, fomenta el accionar delictivo.
También se ha buscado desde el Congreso limitar la participación de los fiscales en los procesos de investigación y se han puesto una serie de trabas al desarrollo de sus labores, al obligarse a la presencia del abogado defensor en allanamientos y el previo conocimiento de las medidas cautelares por parte del investigado.
Por eso, resulta increíble que quienes provocaron este desastre quieran ponerse a la cabeza de la ola de las protestas y querer representar a las víctimas. Bien señala el comunicado de los empresarios que debe derogarse la última modificación al Código Penal porque “relajó la persecución del delito de crimen organizado”. A buen entendedor.