El 30 de junio se encendieron las alarmas en Francia cuando el partido de la extrema derecha de Marine Le Pen ganaba la 1ª. vuelta de las elecciones legislativas, con 33% de los votos. El 7 de julio, el Nuevo Frente Popular (NFP), una coalición progresista que se había formado entre gallos y medianoche, ganaba en la 2da. vuelta, dando alivio a la mayoría de franceses. Funcionaba así el “cordón sanitario”, que es como llaman en Francia a la práctica de los partidos democráticos de cerrar filas ante la amenaza que significa la derecha más reaccionaria.
A estas alturas, se perfila en el NFP la candidatura unitaria de Huguette Bello al puesto de primera ministra de Francia. Y aunque es el presidente de la República (Macron) quien nombra, y cualquier cosa puede ocurrir, no deja de ser una victoria política mayor del progresismo. En el Perú, no son pocos los que desde la oposición a Boluarte y al Congreso alaban la vocación “unitaria” del NFP que supo sumar en un momento de emergencia nacional. Y supo ganar.
En el Perú, tan huérfano de triunfos progresistas y hundido en la mayor incertidumbre política ha surgido la pregunta ¿y cómo hacieron en Francia? La primera constatación: las fuerzas políticas, La Francia Insumisa, el Partido Socialista, los Verdes, el Partido Comunista, pusieron las cartas sobre la mesa, con la disposición de negociar en serio. Eso ya es algo bien distinto de lo que sucede en el Perú, donde todavía cunde la consigna “retroceder nunca, rendirse jamás”. O sea, el inmovilismo. Y donde la sola convergencia política con el distinto es “traición”.
El primer partido de la coalición del NFP, La Francia Insumisa (LFI,) también entró a concertar y, eventualmente, cedió en unos puntos para ganar en los más, que consideraba prioritarios en el presente. Cedió en su posición de defensa respecto de la OTAN y Ucrania y reforzó sus puntos del programa social. Bien puntual, el programa que el NFP ofrece a los franceses no considera el retiro de la OTAN, mientras que el programa de la LFI pone en cuestión la existencia misma de la Alianza Atlántica: “Las alianzas militares permanentes, como la OTAN construida por y para los Estados Unidos, son contrarias a los intereses y a los principios de nuestro país”.
Más todavía, respecto de la guerra en Ucrania, el NFP denuncia la “guerra de agresión de Vladimir Putin” y exige que sea llevado ante la justicia internacional. Llama a defender “sin fisuras la soberanía y libertad” de Ucrania y la “integralidad” de sus fronteras y defiende la entrega de armas necesarias. Bajo estas premisas, apoya las iniciativas de paz.
No es difícil constatar que aquí prevaleció la posición del Partido Socialista francés, y que esta posición es la del bloque de Partidos Socialistas Europeos (el PSOE en España, el Partido Socialista portugués, etc.). La posición de respaldo a Ucrania es, además, la de una mayoría de ciudadanos europeos en Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia, Suecia, etc., temorosos del avance militar ruso. La Francia Insumisa quedó en minoría, claramente aislada en este terreno. Y cedió. Para bien de la coalición de la NFP y de Francia.
Es decir que en el punto de la defensa, la LFI tuvo un desplazamiento hacia el centro o un “extremo centriamo”, aunque cueste reconocerlo en ciertos medios políticos. Las coaliciones que se forman en Europa, como la del NFP son contrarias a la representación que a veces tenemos del hacer política en el Perú, tan masculina: que la negociación es solo cuestión de “firmeza”. Que basta con golpear la mesa y mostrar “coraje”, sin ceder posiciones.
los partidos del NFP hicieron política. Abandonaron el “retrocer nunca, rendirse jamás”. Movieron posiciones, cedieron en algo, hubo reacomodos y convergencias ante el enemigo común, la ultra derecha ¿Y en el Perú?, ¿prevalece el rígido inmovilismo?En la realidad, una negociación política contempla la posibilidad de ceder, sino ¿para qué sentarse? Los insumisos, los socialistas y los verdes que hoy forman el NFP saben que juntos tienen una posición de dominio en la Asamblea (31%) y pueden, eventualmente, ser gobierno. Solos, son partidos más bien discretos (12%, 11% y 5,7% respectivamente). Negociar no significa necesariamente renunciar de forma definitiva a las posiciones propias. Significa que esas posiciones prevalecen cuando existe una correlación de fuerzas favorable. La Francia Insumisa cedió en política exterior porque entendió que podía ganar más dentro de Francia, donde sí existen consensos importantes en lo social: incrementar el SMIC (un salario mínimo horario), a 1,600 euros, en aprobar el impuesto a las grandes fortunas que considera un elemento “climático” y otros. Estos componentes sociales se traducen en una mejora, relativa, de la vida de los y las francesas. En definitiva, los partidos del NFP hicieron política. Abandonaron el “retrocer nunca, rendirse jamás”. Movieron posiciones, cedieron en algo, hubo reacomodos y convergencias ante el enemigo común, la ultra derecha ¿Y en el Perú?, ¿prevalece el rígido inmovilismo?