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Opinión

La selección peruana de fútbol: una baratija, por René Gastelumendi

Si bien el éxito deportivo no se limita únicamente al aspecto económico, la realidad del mercado futbolístico refleja una brecha importante entre la selección peruana y otras potencias de la región. Con un valor total de 37 millones de euros, la selección enfrenta el desafío de competir en un entorno donde el precio de los jugadores puede influir en el rendimiento y la percepción de su calidad. A pesar de las limitaciones financieras, el equipo nacional busca superar obstáculos y alcanzar sus metas deportivas con determinación y esfuerzo.

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La selección peruana quedó última en su grupo de la Copa América. Foto: composición LR/La Bicolor

Muchos hasta ahora nos lamentamos de que nuestra selección de futbol no haya pasado a los cuartos de final de la Copa América y, también, de que esté en el último puesto de la tabla en las clasificatorias al mundial. Creemos que podríamos estar mucho mejor, que con Gareca u otro entrenador de poderes mágicos tendríamos la gloria que merecemos. Sí, de eso se trata el futbol, de creer, de tener fe, esperanza sobredimensionada, a pesar de los golpes de realidad, pero, cuando la realidad es tan distante de nuestros deseos, allí hay un problema mayor porque los golpes también serán mayores.

Existe una página muy informativa y cruel, para nosotros, llamada “transfermarkt”, en la que uno puede acceder a los precios de mercado de cada uno de los futbolistas en actividad e, incluso, de los que ya no están en actividad. Lo que es página indica es que nuestra selección es una baratija, que nuestros jugadores no son cotizados, que valen poco, que el costo de sus pases es una ganga. A continuación, algunos ejemplos para dimensionar el asunto. Los dos jugadores más caros de nuestra selección son el defensa central Luis Abram, actualmente en el Atlanta United FC y el lateral izquierdo Marcos López en el Feyenoord, cada uno con un valor de mercado de 3 millones de euros.

El celebrado Lapadula, vale apenas 1 millón y medio, “Aladino” Cueva, quien llegó a valer hasta 6 millones de euros, ha bajado a solo 500 mil. Advíncula, a sus 34 años, vale un millón. Pedro Gallese, un millón 200 mil y Oliver Sonne, apenas dos millones, por mencionar algunos nombres. De acuerdo con esta página, el peruano que más ha costado en la historia de nuestro futbol es Jefferson Farfán, quien, en su mejor momento, alcanzó la cifra de 14 millones y medio de euros.

Pues bien, ahora viene lo cruel, un solo jugador, no de Argentina, no de Brasil, (que son las selecciones más caras del continente y algunas de las más caras del mundo) sino de Ecuador, puede valer más que toda la selección del Perú: el pivote Moisés Caicedo, quien, actualmente en el Chelsea, vale 75 millones de euros. El defensa Piero Hincapié vale 40 millones y, otro defensa, William Pacho, vale 35. Hasta Venezuela tiene lo suyo, en términos netamente financieros, el mediocampista Yangel Herrera, hoy en el Girona, vale 25 millones de euros (nunca un jugador peruano en toda la historia ha valido tanto) y tiene por lo menos otros cinco jugadores por encima de los 3 millones de Euros. Chile, Paraguay y, por supuesto, Uruguay, tiene jugadores mucho más caros que los nuestros.

Obviamente, no todo éxito pasa por lo económico, pero, en un frío mundo de  mercado, como en los vinos, los carros, los electrodomésticos, etc, lo más caro tiende a ser mejor y, nuestra selección, está llena de baratijas. Asumámoslo, por nuestra salud mental. Toda nuestra selección, completa, vale, la módica suma de 37 millones de euros. ¿Qué tanto puede hacer Fossati con eso?