Bibi Netanyahu. “Si eres amigo de Israel, este es un momento profundamente incómodo”, señala el editorial de la edición de ayer de The Economist por el entrampamiento en que está luego de lanzar la respuesta a Hamás con el fin legítimo de destruir a este grupo terrorista financiado por Irán, al igual que Hezbolá y los hutíes, lo cual debería generar la simpatía de la mayor parte del mundo, pero la forma en que Netanyahu conduce la guerra en Gaza está haciendo, según el prestigioso columnista del NYT Thomas L. Friedman, que “Israel se vuelva radiactivo”. Estados Unidos presiona por un adelanto electoral para construir una estrategia viable, y Netanyahu dice que “Israel no es una república bananera”.
Nicolás Maduro. El autócrata está tan inseguro por el fortalecimiento de María Corina Machado que ha emprendido una brutal represión a su equipo. Hora de ayudar de verdad a Venezuela.
Lula. Su tercer mandato se mancha por las tonterías que lanza, como respaldar abiertamente al dictador Maduro (“la oposición venezolana debe dejar de llorar”); encubrir el asesinato de Putin a Navalny y justificar la invasión rusa a Ucrania; o volver a meter la mano —y la uña— en Petrobras.
Miguel Díaz-Canel. Cuba está quebrada y su gente lo grita con el lema “hambre, corriente (eléctrica) y libertad”. Ni educación ni salud da una ‘revolución’ que ya nadie defiende en el mundo, con excepción de Perú Libre.
Gabriel Boric. Acaba de cumplir la mitad de su mandato en un consenso creciente de una presidencia fracasada y que el columnista de La Tercera Daniel Matamala bautizó como ‘Barros Boric’, en recuerdo del expresidente chileno Ramón Barros Luco, famoso por los sánguches y por decir que Chile tenía dos problemas: los que nunca se arreglan y los que se arreglan solos.
¿?. Nadie gobierna Haití, salvo el crimen. El estado ahí ya desapareció.
Gustavo Petro. Bocón incontinente y acusado de ser financiado por el narcotráfico, su gobierno no va a ningún lado y ahora quiere una constituyente.
Volodímir Zelenski. Ucrania no avanza, se queda sin recursos y el triunfo de Trump debilitaría la OTAN.
AMLO. El crimen creció como nunca en su período. Lo mejor que se puede decir de él es que, felizmente, ya se va.