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Opinión

Periodistas, por Patricia Montero

“Todo esto sucede ante una opinión pública cada vez más descreída de los periodistas...”.

larepublica.pe
MONTERO

La caída de la dictadura fujimorista y la difusión de los vladivideos en el 2000 abrió en su momento un debate necesario sobre el rol que había cumplido la prensa por aquel entonces: medios de comunicación que vendieron su línea editorial y periodistas que se prestaron a ello sin vergüenza ni tapujos. No es que antes no se supiera, es que -en ese momento- con las pruebas irrefutables a la vista, negarlo ya era imposible.

Veintitrés años después uno se pregunta ¿qué ha cambiado? ¿Qué reflexión o mea culpa hicimos los periodistas? Lamento decir que poco. En los años del fujimorismo hubo periodistas valientes que se enfrentaron al poder denunciando sus abusos y corrupción, eran lo que ahora llamamos prensa alternativa. Hoy, el avance de la tecnología y la masificación de las redes sociales hacen que, felizmente, el trabajo de la prensa independiente sea más potente y masivo.

En las últimas semanas, tras la revelación de la corrupción y entuertos en la Fiscalía de la Nación, estamos asistiendo a un espectáculo lamentable de acusaciones hacia y entre “periodistas” que jugaron en pared con Patricia Benavides y sus satélites en el Congreso. Las investigaciones determinarán, espero, cómo, por qué y para qué.

Todo esto sucede ante una opinión pública cada vez más descreída de los periodistas y los medios en general. Según un último estudio del Instituto Reuters hay un descenso general en el consumo de noticias en el país y solo 4 de cada 10 peruanos cree en la veracidad de estas.

Pero no todo es malo ni está perdido. Hace unos días Raúl Tola en su programa “Al vuelo” y el dramaturgo Eduardo Adrianzén coincidieron en señalar una verdad irrefutable: hay, sí hay, periodistas que aun amenazados, despedidos, difamados, presionados en sus propios medios, denuncian, investigan y buscan la verdad.

Periodistas que, con aciertos y errores, se anteponen a sus simpatías y buscan la verdad desde sus espacios -a veces modestos pero valientes- ejerciendo con mucho esfuerzo, casi sobreviviendo, pero con consecuencia, precisamente, el valor más ausente en muchos. Mi homenaje a todos ellos.