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Opinión

Niñez desplazada: prioridad en la crisis climática, por Adriana Urrutia y Gabriel Carrasco

“Unicef recomienda trabajar a nivel nacional en recoger información de desplazamientos y consolidar los planes de preparación de riesgos de desastres”.

larepublica.pe
ALIMÓN

() Politóloga. (*) Salubrista y epidemiólogo. Laboratorio de Innovación en Salud. UPCH.

En materia de salud, el cambio climático es el desafío más grande que enfrenta actualmente la humanidad, según la OMS: la crisis climática va a afectar los medios de vida, la igualdad y el acceso a servicios de salud. ¿Quiénes serán las principales víctimas? Mujeres, adultos mayores, minorías étnicas, personas migrantes; personas que viven en situación de pobreza y niños.

De acuerdo al reporte Niños desplazados en un clima cambiante: Prepararse para un futuro que ya está en marcha de Unicef publicado este año, 43,1 millones de desplazamientos internos de niños pueden ser relacionados con eventos climáticos, un equivalente a 20.000 niños desplazados diariamente. Los cuatro factores principales que contribuyen a esta situación son las inundaciones, tormentas, sequías e incendios. Se estima que 21,2 millones de niños han sido desplazados por tormentas, 19,7 millones por inundaciones, 1,3 millones por sequías y 0,8 millones por incendios.

En el último reporte del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC en inglés), una imagen resalta entre las demás por la desalentadora herencia que estamos dejando a las futuras generaciones. Durante la vida de una persona que nació en 1980 ha experimentado una tasa de calentamiento casi un 50% más rápida en comparación con los nacidos en 1950. Para las futuras generaciones, por ejemplo, una persona nacida en 2020, experimentarían tasas promedio de calentamiento aproximadamente tres veces más altas en comparación con lo que experimentaron los nacidos en 1950 (en los escenarios de mayores emisiones).

Los riesgos de salud que esto implica están vinculados, entre otros, al incremento de enfermedades transmitidas por vectores como el dengue o zika. Otro riesgo es la reducción de capacidades de los proveedores de salud. Hospitales que verán sus salas llenarse de casos relacionados con emergencias climáticas, pero también servicios en los que antes habíamos logrado tener buenos resultados para la niñez en países como el nuestro, como la vacunación, se verán afectados por los eventos climáticos.

Frente a ello, Unicef recomienda trabajar a nivel nacional en recoger información de desplazamientos y consolidar los planes de preparación de riesgos de desastres. Esta organización recomienda proteger a los niños más vulnerables adaptando servicios en zonas de riesgo, diseñando servicios portátiles que acompañen a los niños en su desplazamiento, buscando siempre garantizar la equidad y la inclusión. También es necesario fortalecer las capacidades de los niños para que crezca su capacidad adaptativa y su resiliencia y se pueda garantizar su participación en los espacios de discusión de las herramientas frente al cambio climático.

El impacto que genera en el desarrollo personal la exposición a estos eventos, entre los cuales el impacto en términos de salud mental, va a tener consecuencias para toda la vida. Es necesario priorizar la niñez mientras podamos y queramos atender el futuro.