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Opinión

Violencia e hipocresía, por Lucia Solis

‘‘Es, como mínimo, indignante y repulsivo que haya sujetos que violan a sus hijas, sobrinas e hijastras. Sin embargo, en un país donde anualmente se registran más de mil nacimientos en niñas y adolescentes de entre 10 y 14 años, esto ya no sorprende’’

larepublica.pe
Solis

¿Por qué será que los que más se oponen a la eutanasia son los primeros en pedir la castración química y la pena de muerte? ¿Por qué será que quienes atacan con tanta vehemencia y organización el derecho de las mujeres, hombres trans y otras identidades a la interrupción voluntaria del embarazo son los mismos que pagan clínicas privadas para que sus hijas, "novias" y las novias de sus hijos aborten?

¿Por qué será, entonces, que los que se dicen "provida" y que gritan: ¡Con mis hijos no te metas! para mantener la actual educación sexista e intolerante, son acusados de distintas violencias de género, tanto fuera como dentro del contexto familiar? Abuso sexual, por ejemplo.

Es, como mínimo, indignante y repulsivo que haya sujetos que violan a sus hijas, sobrinas e hijastras. Sin embargo, en un país donde anualmente se registran más de mil nacimientos en niñas y adolescentes de entre 10 y 14 años, esto ya no sorprende; especialmente cuando uno de los tantos denunciados es un pastor evangélico fundador de un colectivo anti derechos.

José Linares no es cualquier hombre; es quien, como presidente del Movimiento Internacional Pro Familia Pro Vida, afirma que el enfoque de género es un "veneno social", que equipara la homosexualidad con la pederastia y que sostiene que "la familia es la imagen de Dios en la sociedad", mientras acumula una denuncia por violar a su hija desde que tenía 8 años.

Margarita Martínez Osorio, filósofa e historiadora, postula que colectivos como el que encabeza Linares (y él mismo, claro) tienen causas abierta y descaradamente "homofóbicas, transfóbicas y sexistas". Su discurso, acciones y alianzas son prueba de ello. Para contrarrestarlos, no solo se necesita valentía —como la de la hija de Linares, que ha dado su testimonio recientemente—, sino también proyectos educativos y sociales integrales que se articulen bajo la idea base de que el enfoque de género es, como señala Martínez, "un compromiso con una sociedad más justa en la que nadie más sea asesinado o violentado por el hecho de tener una identidad u orientación de género determinada".

Justo ayer se conmemoraba el Día Internacional por la Educación no Sexista para recordar que con una buena implementación de estrategias se puede incrementar el número de niños y niñas que saben cómo reconocer cualquier tipo de ataque contra su integridad y, con ello, discernir entre quienes realmente apuestan por la vida diversa y autónoma, y quienes solo la usan como fachada.