Como C es dueño de A y A es amigo de B, entonces B es corrupto. Juntando los elementos, los hechos, las premisas o las variables que nos da la gana, muchos periodistas y muchos ciudadanos se han acostumbrado a realizar lo que yo llamo “asociaciones libres” o “silogismos alterados”. Sin siquiera preguntar o cotejar, mínimamente, con las personas implicadas, se escriben columnas, se reenvían memes o se fabrican relatos televisivos que, no pocas veces, son solo producto de una muy mala imaginación o del encargo de un sector de la política que contrata maquinarias amplificadoras de ciertos mensajes en el salvaje mundo digital.
Basta con grabar un video en TikTok, seccionar una perorata subjetiva de algún periodista para configurar extractos que luego son distribuidos en los chats y en las redes sociales. Basta ese disfraz para que el mensaje sea tomado como cierto por aquellos que lo único que buscan, cuando no es difamar, es reforzar sus teorías, sus ideas, sus pensamientos, muy lejos de buscar la verdad o la crítica sincera sin el doble rasero que traslucen nuestras orillas políticas en un ambiente polarizado hasta la mentira. A la mayoría de la ciudadanía no le interesa consultar, pensar, reflexionar.
La mayoría de la ciudadanía se autofalta el respeto creyéndose cualquier material escrito o audiovisual con tal de que respalde su postura. Me pasa a diario en los chats familiares, del colegio o de la universidad, cada vez que alguien manda uno de estos silogismos viralizados. Como periodista, los confronto con noticias verificadas enviando el sustento correspondiente. Nos los leen, no se cuestionan, no quieren cuestionarse. Se tragan los cuentos.
Solo por nombrar los ejemplos más recientes, hablamos desde la hipótesis del fraude como un acto de fe, hablamos de la insólita victimización de Castillo como si el golpe de Estado hubiese sido contra él.
Más recientemente, hablamos de las alucinantes especulaciones que genera la inminente llegada de Toledo como decir que va a hacer temblar a los “caviares” o que la incautación de los bienes del caso de lavado de activos de los Ramírez es una cortina de humo y que la sentencia contra Urresti es otra cortina de humo para ocultar las componendas entre jueces, fiscales, congresistas, coalición vizcarrista, caviares hasta debajo de la almohada, redes fujimoristas hasta en la sopa, conspiraciones del mal, fin de la humanidad…