Por Sandro Mairata | @CINENSAYOLat y @smairata
Más allá de los detalles perdidos al traducir The Banshees of Inisherin como Los espíritus de la isla, el título conserva el mensaje. En una ficticia isla irlandesa llamada Inisherin, dos antiguos amigos replantearán su relación a partir del deseo de uno de no querer nunca más saber del otro. Junto a Babylon y Holy Spider se trata de uno de los estrenos más importantes de inicios de año.
Una “banshee” en el folclor de Irlanda es un espíritu –siempre femenino– que anuncia la muerte de un familiar con espeluznantes chillidos. Es un detalle del filme que incorpora así el heraldo del fin de una relación. Estamos en los 1920, en las postrimerías de la Guerra Civil irlandesa, y en un pueblo de la campiña isleña el avejentado violinista Colm Doherty (Brendan Gleeson) decide, sin previo aviso, culminar su amistad con Pádraic Súilleabháin (Colin Farrell). Pádraic intentará una y otra vez hacer recapacitar a su examigo.
Entenderemos que Colm está viejo y simplemente ya no está para cosas. Pádraic es un buen tipo pero es un sujeto básico, feliz con unas cervezas al terminar la jornada como toda aspiración de vida. Colm es músico, tiene alma de artista, y se ha convencido de que la vida se le va. No quiere perder más el tiempo. El asunto escalará de formas que no contaré. Entrarán a tallar entre ambos la hermana de Colm, Siobhán (Kerry Condon) y un chico del pueblo con una vida difícil en casa, Dominic (Barry Keoghan).
El absoluto dominio de los códigos del teatro y cine es, en Los espíritus de la isla, el sello reconocible de Martin McDonagh, guionista y director con varios montajes en Broadway y el West End bajo el brazo. Se le reconoce como especialista en comedia negra y entre su filmografía resalta la premiadísima Tres anuncios por un crimen (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, 2017). Consistente con sus obsesiones, esta sería la adaptación de una tercera obra en su trilogía teatral sobre las Islas Aran, precedida por El tullido de Inishmaan y El teniente de Inishmore.
Así, Los espíritus de la isla se conduce con la sobria potencia del teatro épico de Bertolt Brecht. Es absolutamente teatral y es, en sí, un profundo estudio de la masculinidad y los afectos en el entorno de la clase obrera. Enmarcados en una fotografía soberbia (cada plano es una belleza), Farrell y Gleeson dan actuaciones para la historia, pero es el siempre desequilibrante Barry Keoghan quien roba pantalla con una subtrama que adquiere relevancia solo a partir de su talento actoral. En especial resulta conmovedor lo de Farrell por darle la humanidad necesaria a su Pádraic, un hombre simple incapaz de lidiar con un castigo inmerecido. Es un desempeño brillante a la par con todos en esta producción.
Título: Los espíritus de la isla
País: Irlanda, Reino Unido, Estados Unidos
Año: 2022
Director: Martin McDonagh
Protagonistas: Colin Farrell, Brendan Gleeson, Kerry Condon, Barry Keoghan
Disponible en: Cines-Estreno 2 de febrero
Calificación: 5/5