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Opinión

Encuentros cercanos con La Pestilencia

“En eso se está convirtiendo nuestro país, a punta de polarización y enfrentamiento. A que las librerías sean hostigadas por hordas enloquecidas”.

larepublica.pe
“En eso se está convirtiendo nuestro país, a punta de polarización y enfrentamiento. A que las librerías sean hostigadas por hordas enloquecidas”.

Llevaba tiempo lejos de Lima, así que me animé mucho cuando desde mi editorial me invitaron a la presentación de un libro este jueves. Se trata de un libro que pretende analizar el fenómeno del populismo y, aunque sus tesis parecen más provocadoras que acertadas, el panel prometía: además del autor estarían los periodistas Valerie Vásquez de Velasco y Ricardo Uceda, junto con un abanico bastante plural de representantes de nuestra clase política: Sergio Tejada, Úrsula Letona y, como plato de fondo, el mismísimo Vladimir Cerrón.

Llegué caminando por la calle Madrid y, a unas cuadras, me pareció oír un ruido de fondo que fue subiendo de volumen mientras me acercaba a mi destino: alaridos, bocinazos, golpes de cencerro, consignas a coro. Al llegar, descubrí de qué se trataba: era nada menos que ese puñado de acosadores callejeros fanáticos e intolerantes que se hacen llamar «La Resistencia».

Eran poco más de veinte, muy ruidosos, llevaban banderas del Perú, los acompañaban algunos vecinos, venían a protestar contra la presencia de Cerrón y una fila de policías impedía que ingresaran a “El Virrey”, donde era la presentación. Conocía algunos de sus rostros por los informes periodísticos y me sorprendió descubrir confundido con ellos a un sujeto grande y fornido a quien recordaba haber visto como agente de seguridad en bares y discotecas de la década del dos mil (celebro su repentino interés por el activismo político).

Su presencia impidió la llegada de Cerrón que, por razones de seguridad, debió cancelar a última hora, cuando vio que su entrada a “El Virrey” podía ser riesgosa. Esto no aplacó a La Resistencia que, durante las dos horas que duró el evento, repitió sus lemas a gritos, sin permitir que la realidad los alterara, insultando y exigiendo la expulsión de Cerrón de la presentación. Como me explicó uno de los organizadores, estaban convencidos de que el libro era escrito por el propio Vladimir Cerrón y su intención era entrar a la librería para coger los ejemplares y quemarlos.

Pero lo peor vino luego, al final de la presentación. Era tal la vehemencia que la turba se lanzó contra todos quienes salían de “El Virrey”. A uno de los presentadores, que en su intervención dijo que la manifestación le parecía “perfectamente democrática”, lo recibieron a tomatazos. Incluso la excongresista Úrsula Letona escribió: “¡Insultaron y arrojaron cosas a la gente, tuve un alumno que fue a escuchar y salió agredido! ¡Eso no está bien!”. No faltaron empujones, alguna patada y ataques al local.

En eso se está convirtiendo nuestro país, a punta de polarización y enfrentamiento. A que las librerías sean hostigadas por hordas enloquecidas, intolerantes, que se mueven por consignas y a las que no importa lo más mínimo la realidad, solo sembrar discordia, violencia, destrucción. Incendiar la pradera.