Meier Ramírez (dirigida por Andrés Marroquín) es lo más parecido que hoy tiene el Perú a una plataforma editorial subterránea. No es porque sea secreta, o siquiera desconocida. Sus libros circulan bien, y su página web da cuenta de intensa actividad en varios espacios de la creación artística y del desarrollo de ideas, en que los libros son solo una parte.
Es subterránea porque se mueve articulando propuestas filosóficas (Luis Camnitzer, Alain Badiou, Alberto Toscano), visuales, literarias, de diseño, y experimentales en general, ubicadas sobre la cresta de una ola de novedad intransigente, al menos para nuestro medio. Sería mucho decir que hay en todo esto un movimiento; sí la fuerza de un impulso coherente.
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Aquí los géneros y los temas definen los formatos de los libros, que hacen pensar en los estantes de una biblioteca moderna. La propia tipografía (a veces lujosamente encuadernada) busca alejarse de lo convencional y la textura del documento suelto, es decir de lo provisional. El propósito de esto no es totalmente estético.
El público objetivo de Meier Ramírez es el de los exploradores de la novedad en la cultura, y hay allí premios a la curiosidad intelectual. Quizás para los que circulan por las redes nada de esto es extraño, y puede ser incluso familiar. De más está decir que los creadores de todos estos contenidos son todos jóvenes, algunos incluso muy jóvenes.
La más reciente publicación de Meier Ramírez es Indianápolis-Tijuana, de Pablo Hare, un álbum de fotos de las calles de un barrio de México, DF. El paisaje urbano retratado podría entrar dentro de la nueva topografía, una corriente fotográfica que elude lo artístico y busca sentidos en lo banal, sin serlo ella misma.
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En crítica literaria dos libros recientes son El poema se derrite, de José Ignacio Padilla, un acopio de sus ensayos sobre poesía, y del mismo autor Se dicen cosas, una reunión de ágiles entrevistas a poetas. Más pegado a la actualidad está su boletín de poesía y crítica Pesapalabra, que no aparece desde octubre pasado.
Meier Ramírez acaso no ha producido un bestseller, ni siquiera uno módico. Pero está en librerías y en la red. Vale la pena acercarse a esa fecunda vibración subterránea.