Mario Vargas Llosa acaba de proclamar su apoyo al candidato de la derecha chilena en las elecciones del próximo 19. Su instrucción es “Hay que ganar las elecciones, es lo importante”. No son los primeros comicios latinoamericanos en que toma posición. A veces su candidato triunfa, otras pierde, y así va avanzando la cosa.
En términos generales son declaraciones muy predecibles, sin mucha elaboración, pero que producen impacto. Asoma la idea de algo así como el padrino democrático de la derecha continental. Por este camino hasta la celebridad que da haber recibido el Nobel le termina quedando un poco chica.
Cuando el candidato apoyado gana, expresa su gratitud al escritor. Cuando pierde, las cartas simplemente se vuelven a barajar. Vargas Llosa evidentemente no vota en todas esas elecciones, pero es como si lo hiciera. Es posible que muchos lo sigan con el voto, o lo decidan influidos por él, por pensar igual, o porque han leído y les han gustado sus novelas.
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¿Cuánto puede influir el endoso Vargas Llosa en los resultados electorales de la región? Sabemos que obviamente en el Perú han influido mucho, a veces al extremo de dar la impresión de haber decidido el resultado. Este año la cábala no funcionó, y su mejor hora ha sido ser incorporado a la Academia Francesa, hace pocas semanas.
Debemos pensar que al novelista le interesa influir en la política, ayudando a inclinar las cosas hacia la derecha. Una colaboración bienvenida cuando todo el continente ya tiene un par de decenios virando hacia gobiernos de izquierda. Los apoyos suelen llegar en la última hora electoral, no tanto para ir respaldando a sus opositores.
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Pero estas incursiones también mantienen internacionalmente bien publicitado al escritor de bestsellers. Sería difícil encontrar en estos tiempos a otro autor tan célebre capaz de haber construido semejante relación de mutuo provecho entre literatura y política. Además las elecciones casi siempre producen una polémica interesante.
Pero no es solo América Latina y no solo elecciones. Todavía está fresca su tajante toma de posición en el pasado conflicto entre el autonomismo catalán y el Estado central español. Su condición de académico francés seguramente lo alentará a emitir opinión en las próximas elecciones generales de ese país, en abril del 2022.