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Opinión

La salud en 100 días

En suma, en términos del combate a la pandemia y el avance de la vacunación estamos avanzando, pero todos los otros temas están olvidados.

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En suma, en términos del combate a la pandemia y el avance de la vacunación estamos avanzando, pero todos los otros temas están olvidados.

En comparación con gestiones anteriores en el sector salud, los primeros 100 días de esta administración no han sido el desastre que algunos temían. Y no era para menos: la incertidumbre antes del inicio del Gobierno era enorme, particularmente sobre la gestión del proceso de vacunación y la lucha contra la pandemia.

Hoy, a fines de octubre, más del 60% de la población objetivo tiene al menos una dosis de vacuna, y más del 50% cuenta con pauta completa. El ritmo de vacunación es coherente con la meta de inmunizar a todos los mayores de 12 años a diciembre de 2021.

Los pesimistas dirán que las expectativas eran tan bajas que era difícil desilusionarnos. Los optimistas pensamos que, organizados, podemos hacer las cosas bien. Sin embargo, el contexto de crisis sanitaria hace que estos avances, aunque buenos, no sean suficientes.

Lo bueno

Para no alterar el proceso de inmunización contra la COVID-19, se mantuvo al equipo de la gestión anterior, que ganó velocidad con la llegada de más vacunas —¡la tan difícil continuidad técnica que necesitamos impulsar en nuestro servicio público!—.

Se promulgó la Ley Nacional del Cáncer, que, dependiendo de su reglamento, podría ser una gran oportunidad para articular a los prestadores oncológicos y mejorar el acceso al tratamiento.

También, es alentador que el impulso a la descentralización y el fortalecimiento institucional y del servicio civil, así como la generación de bienestar y protección social con seguridad alimentaria, sean parte de la política general de Gobierno para el periodo 2021-2026. Sin embargo, estos buenos deseos deben pasar a ser acciones concretas.

Lo malo

Pese al bajo nivel de contagios y de fallecidos por COVID-19 de las últimas semanas, la agenda no COVID-19 continúa desatendida desde marzo de 2020 (primera infancia y pacientes crónicos y oncológicos, por citar algunos ejemplos). Basta con comparar los niveles de agosto de 2019 y 2021. En consulta ambulatoria: el primer nivel hoy representa el 77% de agosto del 2019; en hospitalaria, el 69%; y en intervenciones quirúrgicas, el 85% del nivel del 2019, que ya de por sí era insuficiente.

Preocupa también que aspectos cruciales para reformar el sector siguen sin ser discutidos. El primer nivel de atención, tema fundamental y promesa de campaña del Gobierno, no recibe la atención necesaria. Tampoco se impulsa el Programa Creación de Redes Integradas de Salud, para implementarlas en el territorio a pesar de tener el financiamiento del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

Lo feo

Algunas designaciones en el sector generan preocupación porque claramente los elegidos no cumplen los requisitos mínimos para desempeñarse en el cargo. Necesitamos el mejor talento disponible en el país para proteger lo más valioso: la vida y la salud de los peruanos.

En suma, en términos del combate a la pandemia y el avance de la vacunación estamos avanzando, pero todos los otros temas están olvidados. No se está hablando lo suficiente de las enfermedades que no estamos atendiendo, incluyendo temas de salud mental, pero también enfermedades crónicas que pueden y deben ser tratadas a tiempo. No hacerlo acarreará mucho sufrimiento y será mucho más costoso para el país.

Tampoco se está discutiendo sobre la reforma del sector y la necesidad de implementar cambios urgentes e imperantes: cómo trabajar en el primer nivel de atención, cómo organizar la prestación del servicio de salud según criterios territoriales y poblacionales, cómo mejorar el financiamiento para que sea más eficiente… Son temas prioritarios que se deberían estar poniendo sobre la mesa. Y nada de eso se está haciendo aún.