Cada vez que puedo menciono, con orgullo, mis orígenes pacasmayinos por parte de madre. Por eso es que no puedo dejar de cuestionar, aprovechando mi condición de periodista y esta tribuna, lo que acaba de ocurrir en la provincia de mis amores.
Resulta que al concejo distrital del puerto de Pacasmayo no se le ocurrió mejor idea que bautizar a su flamante aeródromo con el nombre de un polémico miembro del equipo técnico de Perú Libre. “Julián Palacín Fernandez” se llama ahora el aeródromo, tal como lo señala el acuerdo de Concejo Nº 055-2019-MD de la Municipalidad de Pacasmayo del último 8 de julio, confirmado por la Dirección General de Aeronáutica Civil del MTC.
Es cierto que, aunque muy controversial en ambiente abogadil, el señor Palacín propició con sus oficios y experiencia en derecho aeronáutico que este aeródromo de 1000 mts de longitud se haga realidad, pero de allí a que lleve su nombre hay un trecho de sobonería innecesaria, acaso una mañosa estrategia de quedar bien frente al inminente nuevo gobierno y comprometer a uno de sus integrantes.
Muchos pacasmayinos y pacasmayinas ilustres merecerían que sea más bien su nombre, y no el de un personaje exógeno, el elegido para bautizar una obra pública en un lugar en el que tan pocos lo conocen y con el que no guarda mayor vínculo.
Estamos hablando de una imposición a una población que no fue consultada de ninguna forma y que ahora se tiene que bancar que este importante proyecto, que por ahora servirá solo para la formación de pilotos comerciales y aterrizajes de emergencia de naves ligeras, no rinda homenaje a alguno de los suyos que también lo impulsaron con tanto ahínco, como quien ocupó el cargo de capitán del puerto de Pacasmayo, además de ser piloto, el ya fallecido Armando Figueroa Roggero, nada menos que un héroe de la guerra del 41 con Ecuador y visionario y primer impulsor de este aeródromo.
Cierto es que el señor Palacín propuso en el Plan de Gobierno de PL la construcción del aeropuerto internacional de carga de Pacasmayo, que posibilitaría que más de 3 mil millones de dólares de la agroexportación de Chavimochic en el 2030 salgan directamente a los mercados internacionales desde Pacasmayo, pero de allí a perennizarlo con este “homenaje” inconsulto hay una ayayerismo político que sabe muy mal.