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Opinión

Protección real, ellos son guardianes del bosque

“Quieren la libertad y tranquilidad para trabajar aprovechando la generosidad de la naturaleza, que es suya, pues la defienden hasta con su vida”.

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He abrazado a mi amigo Marcelo Odicio después de un par de años. La pandemia nos ha juntado a través del teléfono varias veces para saber cómo estamos y para darnos apoyo en medio de una situación tan compleja e inquietante.

Marcelo es jefe de Yamino, la comunidad nativa kakataibo que conocí en el 2017, la que está ubicada en la provincia de Padre Abad (Ucayali), en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Cordillera Azul.

De la preocupación por curar a mujeres y varones de su pueblo que se contagiaron con el COVID-19 y que menos mal ya se encuentran sanos, Marcelo y otros líderes indígenas, se han venido a Lima a buscar apoyo de las autoridades gubernamentales en la lucha que libran (a pesar de la emergencia sanitaria) contra las mafias de taladores y narcotraficantes que están invadiendo sus territorios y amenazándolos de forma constante.

En el grupo está Zulema Guevara Sandoval, la viuda del líder indígena kakataibo Arbildo Meléndez Grández, asesinado el 12 de abril del 2020, en pleno estado de emergencia. Ella sigue recibiendo amenazas y ha tenido que dejar su pueblo, junto a sus hijos, para salvarse, para salvarlos.

Tras la mascarilla puedo reconocer también a Diana Ríos Rengifo, hija de Jorge Ríos Pérez, líder ashéninka asesinado por madereros ilegales en setiembre del 2014. Ahora ella, convertida en lideresa, encarna la fuerza, la sabiduría y la protección del bosque de Saweto, ante la tala indiscriminada que no se detiene.

Los líderes y lideresas han recorrido varias oficinas del Estado y se han reunido con las autoridades denunciando el incremento de delitos ambientales que han terminado en terribles crímenes que aún no encuentran justicia. Exigen medidas contundentes de protección para sus comunidades y para ellos mismos. Quieren la libertad y tranquilidad para trabajar aprovechando la generosidad de la naturaleza, que es suya, pues la defienden hasta con su vida.