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Opinión

¿El Congreso es el mensaje?

“Si los candidatos presidenciales quisieran definir su visión de país, podrán empezar por establecer qué filtros plantearon con relación a los postulantes al Congreso”.

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Se ha mencionado con frecuencia la importancia del candidato presidencial en esta nueva competencia electoral. Una de las variables que explica la fragmentación del voto en la última elección congresal es que no hubo candidatura presidencial que sirviese para “jalar” votos. Marcar la papeleta solo por congresistas parece poco motivador. Eso recuerda los resultados de una encuesta realizada luego del autogolpe de Fujimori en 1992, cuando disolvió el Congreso. Al preguntar a la gente si se había roto o no el orden democrático, las personas decían que la democracia continuaba porque había presidente.

En agosto del año pasado el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) le preguntó a la ciudadanía si “… ¿puede existir una democracia sin Congreso o no?”. La respuesta estuvo dividida entre un 48% que dijo que sí y un 46% que dijo que no, aunque entre las personas de 18 a 39 años (los llamados millennials junto con los de la generación Z) un 51% consideró que puede haber democracia sin Congreso. El vínculo con la política se ha ido debilitando con el tiempo, a punta de desilusiones, y con el Congreso mucho más.

En septiembre del 2019 el IEP preguntó, “¿qué tanto se siente usted representado por su alcalde distrital, el Congreso, el Gobierno o el presidente Martín Vizcarra?”. Se indagó por cada entidad por separado y la institución peor evaluada, en términos de representación, fue el Parlamento. El 83% no se sentía representado por el mismo. Eso podría explicar la expectativa que inicialmente generó el actual Congreso. Al mes de instalado, según Ipsos, el mismo tenía una aprobación de 52%. Una positiva evaluación inicial que, una vez más, se diluyó porque el último sondeo de la misma institución identifica solo un 24% de aprobación. De acuerdo con todo lo expuesto, y pensando solo en términos electorales, ¿es la lista al Congreso algo relevante en esta lid? En la competencia por hacerse un espacio en la mente de la gente cuando toma decisiones, se dice que los mensajes deben ser relevantes y diferenciadores.

Los dos últimos Congresos, por diferentes motivos, han estado permanentemente enfrentados al Ejecutivo. El afán por la vacancia y la norma con afanes clientelares o patrimonialistas solo ha profundizado una generalizada mala imagen. Uno se pregunta si en la primera vuelta electoral no será un tema relevante y diferenciador que el candidato muestre que la agrupación que lo presenta tiene candidatos al Parlamento de primer nivel y que es necesario que voten por él o ella, así como por su agrupación, para poder contar con la mayoría que les permita gobernar con fiscalización, pero a la vez con fluidez.

En el 2016 hubo partidos que dijeron que sus listas habían sido revisadas y depuradas, y vimos luego la realidad. En el 2020, por el tiempo escaso y la fragilidad de las organizaciones, tampoco hubo mayor cuidado. Ahora, por ley, tenían hasta ayer lunes para presentar el reglamento que regirá sus elecciones internas. Está, además, la necesidad de cumplir con el criterio de paridad y alternancia. Un real diferencial podría ser el conjunto de postulantes al Congreso que se presenten, así como la forma en que se haya definido su elección. Visto al revés puede que la lista al hemiciclo sea el lastre y el flanco abierto que el postulante a la presidencia no necesita. McLuhan decía que el medio era el mensaje para dar cuenta de la importancia no solo del contenido sino de la forma en que se dice algo. Si los candidatos presidenciales quisieran definir su visión de país, podrán empezar por establecer qué filtros plantearon con relación a los postulantes al Congreso. Parte de su mensaje será qué candidatos a la plaza Bolívar avalan para tener mayoría.

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