Por un rato la fuerza política en el mundo será de las ideas médicas, epidemiológicas y estadísticas. Desde hace semanas algunas de ellas ocupan el espacio de oposición. La lucha de los gobernantes más pugnaces es contra la propuesta médica de la que discrepan, porque no le conviene a sus planes, o porque sus asesores médicos se lo aconsejan.
En los casos más ramplones es una simple defensa del propio interés. Es el caso de los gobernantes que al inicio niegan, luego retroceden, luego avanzan, o vuelven a retroceder. En un contexto tan complicado parecen no poder identificar siquiera su propia conveniencia, y son una veleta cada vez más peligrosa, llevada incluso por oportunismos médicos.
En otros casos es la ciencia contra la ciencia, o el método contra el método, o la técnica contra la técnica, pugnas comprensibles dada la novedad del desafío. El problema es que quien gobierna, a cualquier nivel, tiene que decidir, es decir tomar partido en un campo del conocimiento sobre el cual solo ha aprendido primeras lecciones, si algunas. Los desacuerdos médicos hoy van por varios carriles. Los mecanismos sociales de prevención y aislamiento del virus.
Los destinos de la inversión en diversos tratamientos. El camino para llegar más rápido a la vacuna. Aquí cada opción tiene alternativas, por tanto rivales, en discrepancias que llegan todas hasta la política. Pero más allá de las diferencias, econocimiento de la salud es el espacio desde donde se tomará en última instancia las decisiones políticas importantes del futuro. Algo que no va a terminar con la vacuna disponible, pues las sociedades van a reclamar sistemas de salud pública como el mundo no ha visto todavía, ni en los países desarrollados.
Como ha escrito Julio Ortega, parafraseando al surrealista André Bretón, “La salud será pública, o no será”. No es tan difícil imaginar hoy a la medicina liderando un cambio social de fondo. Lo ha hecho antes en otros lugares. Mientras tanto está funcionando como un obvio instrumento de crítica de la política.
Para los políticos de las próximas elecciones (también la nuestra) será urgente alinearse con una opción definida en el campo de la salud. Probablemente es entre tales opciones que escogerá una mayoría del electorado.