En un mundo donde el clima juega un papel crucial en nuestras vidas, ciertas ciudades destacan por sus condiciones meteorológicas extremas. El título de la ciudad más ventosa del mundo tiene un nuevo dueño gracias a los resultados del informe realizado por la Base de la Fuerza Aérea de Nellis. Cabe señalar que la anterior metrópoli que recibió el galardón fue una de Sudamérica.
Esta urbe no solo es reconocida por su efervescente actividad cultural, sino también por ser un núcleo donde los vientos pueden alcanzar velocidades de hasta 100 km/h en ciertas épocas del año, una característica atribuible a su geografía específica. Dentro del ranking general, Sudamérica se destaca que tres ciudades de este continente figuran entre las diez más ventosas a nivel mundial.
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Wellington, la capital de Nueva Zelanda, se lleva el título indiscutido de la ciudad más ventosa del mundo. Situada en el extremo sur de la Isla Norte, experimenta velocidades de viento que promedian los 17,3 mph. Incluso, en ocasiones, alcanza ráfagas que superan los 100 km/h.
Su ubicación geográfica entre el estrecho de Cook y las montañas circundantes contribuye a este fenómeno, que canaliza y acelera los vientos a través de la metrópoli.
Wellington es la ciudad más ventosa del mundo, según la Base de la Fuerza Aérea de Nellis. Foto: B-Travel
El estrecho de Cook actúa como un pasillo natural que amplifica los vientos procedentes del mar, los cuales, al encontrarse con las montañas cercanas, se ven obligados a acelerar, lo que resulta en las famosas ráfagas que azotan Wellington.
Durante 173 días al año, la velocidad del viento supera la velocidad media de 60 km/h, además presenta hasta 72 jornadas al año con cifras superiores a los 74 km/h.
Wellington se lleva el título indiscutido de la ciudad más ventosa del mundo. Foto: Travelfine
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Río Gallegos, Argentina, ostenta el segundo lugar en esta peculiar clasificación. Aunque menos conocida que su contraparte neozelandesa, esta localidad de la Patagonia presenta vientos que promedian los 25 km/h, con ráfagas que ocasionalmente alcanzan los 100 km/h. Su ubicación en el extremo sur del continente americano la expone a corrientes de aire frío provenientes de la Antártida, lo que contribuye a su clima ventoso y semiárido.
El clima ventoso de Río Gallegos no solo define su carácter, sino también influye en la vida diaria de sus habitantes, quienes se han adaptado a estas condiciones extremas. La arquitectura de la ciudad, las actividades al aire libre y la planificación urbana reflejan la necesidad de coexistir con el viento.