Por: Yulla Sllina. AFP
Ucrania y Rusia se acusaron mutuamente de bombardear las zonas anegadas en la región de Jersón, donde se está evacuando a miles de civiles tras las inundaciones causadas por la destrucción de una represa.
La destrucción de la represa de Kajovka el martes obligó a las evacuaciones masivas tras la subida de las aguas del río Dniéper, en el sur de Ucrania. Los ucranianos acusaron al ejército ruso de bombardear Jersón durante las operaciones de rescate. Según el gobernador regional, Oleksander Prokudin, entre los heridos se encontraban “dos rescatistas, un policía, un enfermero y un voluntario alemán”. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, visitó la región, donde más de 600 km² de territorio están bajo el agua.
“Nuestra tarea es proteger vidas y ayudar a la gente todo lo que se pueda. ¡Agradezco a los rescatistas y a los voluntarios!”, afirmó en un mensaje publicado en las redes sociales. Por ahora, las autoridades ucranianas y las de la ocupación rusa informaron de seis fallecidos.
El nivel de las reservas de agua de la represa, “por debajo del umbral crítico de 12,7 metros”, ya no basta para alimentar “las piscinas de la central nuclear de Zaporiyia” para las operaciones de enfriamiento, advirtió Igor Syrota, el jefe del operador ucraniano.
Agregó que la central nuclear de Zaporiyia, enfriada con las aguas del río Dniéper, no presenta ningún riesgo inminente “por ahora”.
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Las autoridades de ocupación rusa en Ucrania acusaron por su parte a Kiev de bombardear la zona y matar a dos personas, una de ellas una mujer embarazada, en el centro de evacuación de Golan Pristan, en la zona bajo control ruso.
Por otra parte, el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigu, declaró que sus tropas habían repelido un ataque en la región de Zaporiyia, más al norte, en momentos en que Kiev dice ultimar una contraofensiva para recuperar territorios.
“Hoy (jueves) en la zona de Zaporiyia, el enemigo intentó abrirse camino en nuestra defensa con (…) hasta 1.500 hombres y 150 vehículos blindados”, afirmó Shoigu en un comunicado. “El enemigo fue bloqueado y retrocede con graves pérdidas”, añadió.
Tras una batalla de dos horas, las fuerzas ucranianas perdieron 30 tanques, 11 vehículos de combate de infantería y hasta 350 hombres.
Estas informaciones no pudieron ser verificadas con una fuente independiente.
Ucrania y Rusia se echan la culpa recíprocamente de la destrucción de la represa, que hace temer una catástrofe humanitaria y ecológica.
Kiev acusa a Moscú de querer frenar la ofensiva ucraniana hacia el sur, y, para el presidente ruso, Vladimir Putin, fue una “salvajada” cometida por los ucranianos.
Según la administración de la región, fueron evacuadas 2.198 personas. Muchas otras huyeron por sus propios medios. El servicio estatal de emergencias ucraniano indicó que “20 asentamientos y 2.629 casas” quedaron inundados.
Por su parte, las autoridades nombradas por Rusia desde la invasión de Ucrania informaron que 4.500 residentes ya fueron evacuados.
Más de 20.000 hogares estaban sin corriente, según el ministro ucraniano de Energía, German Galushchenko.