Con pancartas, música y camisetas reivindicativas, un grupo de miles de mujeres salió a la calle este sábado, en diferentes ciudades de Estados Unidos, para clamar contra las leyes que estados conservadores como Texas han aprobado para restringir el aborto, legal desde 1973.
A la marcha en Washington D.C. llegaron manifestantes de todos los rincones del país, incluida una comitiva de 20 jóvenes con una pancarta de los colores azul, rojo y blanco de la bandera de Texas y un mensaje que decía: “¡No te metas con las mujeres de Texas!”.
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Todas protestaban contra la ley que ese estado aprobó hace un mes y que prácticamente acaba con el derecho al aborto al prohibir esa intervención a las seis semanas de gestación, cuando se puede detectar el latido del corazón del feto, aunque muchas madres ni siquiera saben si están embarazadas.
Entre las jóvenes manifestantes estaba la hispana Zaida Carballo, de 21 años, originaria de la ciudad fronteriza de McAllen, quien cree que las mujeres deben tener derecho a un aborto seguro, además de considerar que se trata una decisión sobre su propio cuerpo en la que nadie debería intervenir.
Pese a sus creencias, tuvo dudas sobre si acudir a la marcha, ya que creció en una familia católica y conservadora en la que hablar de los derechos reproductivos de la mujer era un tema tabú.
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“Pero, estar aquí ahora es algo sobrecogedor”, dijo Carballo con los ojos muy abiertos y una sonrisa.
Los organizadores montaron un escenario morado con el lema de For Abortion Justice (Por la justicia del aborto) y por donde desfilaron activistas como Alexis McGill Johnson, la presidenta de Planned Parenthood, que gestiona la mayor red de clínicas de salud sexual y reproductiva de Estados Unidos.
La marcha tenía como destino el Tribunal Supremo de EE. UU., donde los jueces conservadores tienen mayoría, por lo que algunos activistas temen que derogue el fallo Roe versus Wade, que sirvió para legalizar el aborto en la nación hasta los seis meses de gestación.
Había una pancarta con el mensaje “Entérate, no estamos en 1972. Y no vamos a volver atrás” y otra en la que una manifestante había cosido un salvavidas y escrito el nombre del celebre fallo Roe versus Wade.
Esa última pancarta pertenecía a Suzanne Summit, que tenía 28 años cuando el aborto se legalizó en EE. UU. y recuerda perfectamente los tiempos en las que las mujeres con recursos económicos viajaban a Europa para acceder ese procedimiento, mientras que las menos pudientes acudían a clínicas en callejones.
“Yo no tuve que acudir al aborto, pero tengo amigas que sí, con médicos que eran más bien carniceros. Y me da miedo que vuelva todo eso, con mujeres que tienen recursos y que pueden abortar, mientras aquellas que son pobres o están atrapadas en estados conservadores no pueden. Y eso es un desastre”, consideró.
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Según datos centro de estudios Guttmacher, la mayoría de las mujeres que intentan interrumpir voluntariamente su embarazo cada año en Estados Unidos son pobres y pertenecen a minorías raciales.
La protesta de este sábado se produjo en el marco de la Marcha de las Mujeres, que se ha celebrado de manera anual desde la investidura en 2017 del entonces presidente de EE. UU., Donald Trump, quien apoyó la idea de castigar a las mujeres que tienen abortos y que colocó a jueves ultraconservadores en diferentes cortes del país.
Su sucesor, Joe Biden, que es católico, se ha comprometido a defender ese derecho y ha desafiado en los tribunales la ley de Texas.