Imagina que un día revisas tu cajón y encuentras una moneda de un centavo de dólar. Probablemente, dependiendo de tus circunstancias, la gastarás o la usarás para completar el monto exacto de una compra. Ahora bien, ¿te imaginas si la llevas a analizar y descubres que ese centavo vale una verdadera fortuna? La vida a menudo presenta esas oportunidades inesperadas.
Esto le ocurrió a una moneda de un centavo de dólar de Estados Unidos, acuñada en 1944. Su revalorización se debe a que está hecha de acero puro y al año en que fue emitida.
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Según estimaciones de la página especializada en monedas Price Guide App, en su momento solo se emitieron 50 piezas, y algunos coleccionistas han llegado a ofrecer hasta US$180.000 por ellas. Este corto tiraje se debe a que fue la última moneda que Estados Unidos acuñó en acero en su historia.
En el anverso de la moneda se encuentra la figura del expresidente Abraham Lincoln, mientras que en el reverso se muestra un pequeño escudo de Estados Unidos.
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Las monedas antiguas y con errores son apreciadas por los coleccionistas debido a su rareza y singularidad. Cada moneda defectuosa cuenta una historia única, ya sea por un error de acuñación o por el paso del tiempo.
Esto las convierte en piezas especiales que despiertan el interés de los coleccionistas que buscan añadir algo especial a sus colecciones. Además, estas monedas a menudo tienen un valor histórico y cultural significativo, lo que las hace aún más deseables para los interesados en la numismática.