Verónika Mendoza, la candidata presidencial de Juntos por el Perú, viajó al Cusco para cerrar su campaña. Conversó con La República para explicar sus principales propuestas, en diferentes materias, entre ellas salud y economía.
Antes que nada, ¿cómo llega usted al final de la campaña? ¿Qué reflexión le deja este periodo intenso?
La verdad, con sentimientos encontrados. Por un lado, como probablemente le está ocurriendo a muchos peruanos, cada vez que prendo el celular tengo una noticia nueva de algún familiar o compañero con COVID-19, que busca oxígeno o cama UCI. Eso por supuesto genera mucha angustia y dolor. Al mismo tiempo, tengo mucha esperanza porque he visto en las últimas semanas y días cómo mucha gente se ha ido sumando a la campaña, despertando su esperanza de que las cosas sí pueden cambiar. Me quiero quedar con esa clave de esperanza que voy sintiendo en las calles.
Hablemos de propuestas. Ayer -miércoles- se reportaron 314 fallecidos. Eso, en el registro oficial. La situación es dolorosa. La pregunta es concreta y le pido una respuesta concreta: ¿En cuánto tiempo un eventual gobierno suyo podría vacunar a la población peruana, al menos en su mayor parte?
En nuestro plan de gobierno se estableció que a mediados del próximo año pero, la verdad, es que a estas alturas y dado que esto depende mucho del contexto global, es aventurado plantearse una fecha específica. Lo que sí podemos asegurar es que haremos todas las gestiones, tocaremos todas las puertas de todos los países y laboratorios, sin sesgos ideológicos que sí hubo en la gestión de Vizcarra y Sagasti. Por otro lado, hay que garantizar transparencia en la negociación con esos laboratorios y en el calendario y prioridades de la vacunación. Ahora hay Vacunagate regionales y esto se resuelve con un padrón único para que haya fiscalización de toda la sociedad, para que la vacuna llegue a donde debe llegar priorizando a los más vulnerables y adultos mayores y sea universal, y gratuita.
Cuando habla de sesgos ideológicos, ¿asumo que irían por las vacunas rusas?
Cualquiera. No importa de qué país llegue, si no que se apruebe su efectividad. Eso pasa por darle más cabida a la ciencia con un equipo de asesoría que ayude a tomar decisiones. Esto también va de la mano con nuestro compromiso de constituir, en un proceso de mayor aliento, un ministerio de Innovación, Ciencia y Tecnología.
¿Aceptaría la colaboración de privados en la distribución de las vacunas?
Por supuesto que sí. Es lo más lógico y natural. Eso sí, con un mando único y un calendario transparente. Tenemos que convocar a todos los sectores. Mientras tanto, necesitamos asegurar la provisión de oxígeno. Hoy (jueves) en el pasacalle, dos familias se me acercaron con un balón de oxígeno en la mano. Por eso hemos planteado que por lo menos 1.000 centros de salud puedan proveer de oxígeno a la gente, con concentradores que no cuestan una fortuna y que pueden salvar muchas vidas si es que el primer nivel de atención se refuerza. Insisto, no dudaremos en aplicar la ley general de salud para que el Estado pueda tomar el control temporal y garantizar la producción y distribución del oxígeno medicinal y no dejar morir a la gente.
¿Integraría el sistema de salud?
Es indispensable. Va a ser un proceso de mediano plazo. Necesitamos un gran diálogo para avanzar en ese sentido. Lo hemos visto en la propia campaña de vacunación. EsSalud camina por un lado y el Minsa por otro. Es absurdo.
Vayamos a la reactivación económica: El estudio de Videnza, por el que le han preguntado ya, dice que el plan económico de JP costaría un 11,9% del PBI. Usted ha dicho que no es verdad, que no se ha aclarado la metodología empleada. En una entrevista con Juliana Oxenford dijo que el plan costaría 17 mil millones de soles, ¿correcto? ¿Qué incluye esos 17 mil millones? ¿Dos bonos universales más el plan de empleo masivo temporal?
Así es. Hemos planteado un plan integral, que incluye una primera etapa de reactivación de la economía, un segundo momento de reforma tributaria para que el Estado pueda recaudar más recursos y distribuirlos mejor y un tercer momento de revolución productiva para generar riqueza y distribuirla mejor. La primera etapa que se tiene que implementar en los primeros meses incluye el “Plan Chamba”, con las transferencias de dos bonos universales que cuestan aproximadamente 15 mil millones de soles y el plan de empleo masivo temporal que cuesta dos mil millones.
¿Y los 30.000 millones de créditos que ofrecen?
Es una garantía del Banco Central de Reserva (BCR) de 30 mil millones de soles, que no es un desembolso. Es una garantía que, en su gran mayoría, no se va a gastar, se va a recuperar. Al mismo tiempo, habrá un incremento progresivo de la inversión pública. Pero, en lo inmediato, son aproximadamente 17 mil millones. El Fondo Monetario Internacional le ha recomendado al Estado peruano que utilice sus ahorros fiscales para reactivar la economía. Es una cuestión de sentido común. Parece que muchos candidatos pierden de vista que estamos atravesando la peor crisis económica de los últimos 30 años. La economía no se va a reactivará automática y mágicamente con la mano invisible del mercado.
¿Estos créditos serían otorgados con la condición de que no se despida a los trabajadores, o se les mande a suspensión perfecta?
Así es. Hay que reconocer que para el segundo Reactiva las cosas fueron mejorando. El primero sí fue un desastre porque había empresas en paraísos fiscales, procesadas por Lava Jato, que recibieron la plata para al día siguiente despedir a sus trabajadores. Por supuesto, hay que poner candados. Además, hay que priorizar a las micro y pequeñas empresas. Son las que más empleo generan.
¿Ya sabe a qué sectores se les retiraría exoneraciones tributarias?
Tenemos que hacer una revisión y un análisis exhaustivo, no tenemos toda la información de las entidades públicas, pero nuestra voluntad es revisar las exoneraciones tributarias. Hay algunas que claramente ya no van, como a las universidades privadas con fines de lucro. Lo propio con el sistema de la agroexportación. Veinte años de exoneraciones ya estuvo bueno, ya fue suficiente para que este sector empiece a pagar.
¿El impuesto a las grandes fortunas sería permanente o eventual?
Así como lo hemos planteado, para multimillonarios con fortunas acumuladas de más de 100 millones de dólares, perfectamente podría mantenerse en el tiempo para poder recaudar un dinero adicional. Pero eso se evaluará en función de cómo se vaya moviendo la economía, de cómo se vaya fortaleciendo la capacidad recaudadora del Estado y elevando la presión tributaria. Ninguna de estas medidas será de por vida. Siempre hay cosas que se tienen que evaluar.
¿Han calculado cuánto dinero se podría recaudar? Hay multimillonarios en el Perú, claro, aunque no tanto.
Hay multi-multimillonarios como Rodríguez Pastor, que tiene 4 mil millones. Hay fortunas acumuladas que no se imagina. Ciertamente, somos conscientes de que no es un gran impuesto recaudador, sin embargo va a contribuir. El promedio de lo que recaudan algunos países de América Latina que aplican ese impuesto es el 1% del PBI, y es lo que nosotros esperamos recaudar también.
¿La clase media pagaría más impuestos en un gobierno suyo?
No. El único impuesto que vamos a crear es el impuesto a los multimillonarios. Esa campañita de que le vamos a quitar sus ahorros a las familias es falso.
Óscar Dancourt, del equipo de JP, dijo en una entrevista con Mávila Huertas que Julio Velarde ha hecho una muy buena gestión al frente del BCR. ¿Eso significa que se podría quedar en la institución?
¿Otra vez la pregunta? De lo que se trata es de…
Se la planteo porque Dancourt mismo tocó el tema.
Enrique, en una entrevista que tuve contigo reconocí que el señor Velarde había tenido una propuesta interesante e importante y que las deficiencias en la implementación (de Reactiva) responden más bien al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). A Reactiva queremos replicarla con mejoras. Además, vamos a mantener la política monetaria. Lo importante son las instituciones y las políticas.
Yo le pregunto porque Dancorut mencionó lo que le he dicho.
¡Lo hemos reconocido! Los dogmáticos no somos nosotros. Los fanáticos que dicen que la mano invisible del mercado lo va a resolver todo o que cada quien se compre su vacuna, no somos nosotros. Nosotros tratamos de actuar siempre con sentido común.
Una curiosidad. El Instituto Peruano de Economía (IPE) también presentó un estudio sobre el plan de gobierno de JP y no lo dejó bien parado en comparación con otros. Al parecer, ustedes desatan temores en algunos sectores económicos, poderosos e influyentes. ¿Eso será un problema al momento de gobernar?
A ver, Enrique. Varias cosas ahí. Soy consciente de que hay toda una contracampaña brutal en estos últimos días, que anuncia que vamos a quebrar la economía, destruir a las familias y convertir al Perú en Venezuela y otras barbaridades que no me atrevo a mencionar. Dicho sea de paso, sería importante que los organismos del sistema electoral, en algún momento, verifiquen cómo se usa la pauta publicitaria en redes sociales, en Facebook por ejemplo, en donde hay una contracampaña muy agresiva y mentirosa. Esa es una cosa.
¿Y la otra?
Por otro lado, me preguntaría quienes son los que realmente le tienen miedo al plan de gobierno de JP. ¿Los señores del IPE? Pedro Francke les ha planteado un debate económico y no hemos recibido respuestas. Yo me he reunido con Conveagro, con los micros y pequeños empresarios, con los confeccionistas de Gamarra. También con ADEX y la Sociedad Nacional de Industrias. Ha habido coincidencias y matices. ¿Quiénes son los que tienen miedo? ¿No serán acaso los corruptos, los lobbystas, los que se han acostumbrado a tener leyes a su medida y obras a dedo y que saben que con nosotros se les acabó el festín?
¿Han dejado en segundo plano lo de la nueva Constitución? Ya no hablan tanto del tema.
No. Cuando hemos presentado nuestro plan de gobierno no hemos dejado dos hojitas como el señor De Soto, ni hemos hecho copia y pega como el señor Lescano. Lo hemos discutido y debatido y responde a un análisis y a un proyecto. No estamos soltando propuestas según el público o la coyuntura…
No he dicho que hayan dejado el tema por completo.
Sí, sí, se lo aclaro. Lo que quiero decir es que queremos guardar coherencia entre lo que dice el plan de gobierno y lo que se propone en una tribuna o en otra. Nosotros nos mantenemos en que se necesita una nueva Constitución, lo acabo de decir acá en Cusco. Que el pueblo soberano lo decida.
Le han preguntado mucho últimamente por el respeto a la libertad de prensa. Si gana las elecciones, es casi seguro que recibirá una crítica permanente, desde el inicio. ¿Está dispuesta a tolerarla sin ninguna reserva?
Enrique, la hemos tolerado, como dice usted, a lo largo de todos estos años. Nos han dicho de todo, desde terrucos para arriba. Muchas veces, faltando a la verdad o estando en el límite de lo que es verdadero y lo que linda con la difamación. Y siempre hemos sido respetuosos y aclarado nuestra posición. Vamos a respetar la libertad de expresión y exigir que se aplique la ley vigente de radio y televisión que pone ciertos límites a la prensa en función de los propios códigos de ética que los medios de comunicación aprueban.
¿Se ha corrido hacia la centro izquierda en esta última etapa de la campaña? ¿Ha tratado de mostrar una imagen más moderada para intentar captar a indecisos?
¿Lo dice porque estoy de blanco? ¿Por qué?
Se lo pregunto.
A lo largo de nuestra campaña hemos mantenido consistencia en nuestras propuestas. Ciertamente, puede haber un momento en el que hayamos puesto más énfasis en las vacunas o en el oxígeno porque la situación lo amerita, porque la gestión del señor Sagasti no está siendo la más eficiente. Pero nos mantenemos en las cosas que hemos planteado porque estamos convencidos de que corresponden a lo que necesita el país. Usted ha hablado de la nueva Constitución y nos ratificamos en ella. Al inicio de la campaña anunciamos que era importante una segunda reforma agraria para dar un salto productivo y me ratifico plenamente en eso. Nos mantenemos en la misma línea. Quizás lo que ha pasado es que hemos tenido oportunidad de explicar un poquito más nuestras propuestas, y bueno, espero que generen expectativa e interés.
¿Pedro Castillo es para usted una preocupación? Le disputa un electorado que -de no participar él- posiblemente la apoyaría, al menos parte.
Seamos muy honestos. En estos momentos todo el electorado está en disputa. Hay todavía mucha indecisión, desconfianza, lo que es comprensible por la crisis sanitaria y política, con una bronca constante entre el Parlamento y el Ejecutivo. Lo que nos toca es redoblar esfuerzos hasta el minuto final para desmontar esas campañas de miedo y difamación. Lo que siento es que hay una voluntad de cambio y esperanza en la gente. Confío en que la esperanza va a vencer.
¿Pedro Castillo es una izquierda conservadora? ¿Cómo lo ve?
Bueno, hay cosas en las que hemos discrepado claramente. Recientemente ha anunciado que no estaría de acuerdo con un impuesto a las grandes fortunas. Nosotros sí estamos a favor de una educación con enfoque de género, para la igualdad. Como mujer, además, veo y sufro el machismo y toda la violencia que genera en el país. En plena pandemia, en el momento en que las mujeres supuestamente estábamos en nuestro lugar más seguro, la casa, las cifras de violencia recrudecieron. Hoy más que nunca necesitamos una educación con enfoque de género. Sé que es una palabrita que han demonizado y que asusta a mucha gente, sin embargo no es otra cosa que educación para la igualdad y el respeto. Nosotros sí vamos a defender ese tipo de educación.
Imaginemos que gana y se hace presidenta. ¿Qué país quisiera dejar el 2026?
Un país en donde todos los ciudadanos sin ninguna discriminación puedan acceder a salud y educación de calidad, puedan tener derecho a una vivienda digna, donde nadie se queda sin estudiar por no tener acceso a Internet, donde aprovechemos soberanamente nuestras riquezas. El Perú es un país rico. Lo tenemos todo. Lo que no hemos tenido es soberanía sobre esos recursos y por eso ratifico nuestra propuesta de nacionalizar el gas. Aspiro a un país en donde, todas y todos, seamos iguales y podamos ser felices. Eso es lo que yo quiero para mi país y no creo que a nadie le dé miedo eso.
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