El mejor premio para el que escribe libros infantiles se da cuando ese narrador visita una biblioteca y ve que su libro se encuentra ajado, arrugado, casi maltratado. Eso indica que ha sido bastante manipulado por los pequeños, que ha despertado el interés de más de un inquieto lector, de esos que gozan con una historia en las manos. Eso le ha pasado a Micaela Chirif, que escribe para niños y niñas a tiempo completo.
Son muchos los textos que ha creado. Hermana y hermano. Desayuno. Inti Sol, Killa Luna. ¿Dónde está Tomás?. ¡Más te vale, Mastodonte! Animales peruanos. El mar. Una canción que no conozco. Sabor. En total son 26 libros, 15 años de escritura para la infancia, premios internacionales, traducciones a varios idiomas, invitaciones a ferias internacionales.
Es, sin duda, la autora de literatura infantil más importante en el Perú. Pero este rótulo no le quita sencillez a Micaela Chirif, quien todavía recuerda emocionada que, desde Brasil, una mamá le envió las fotos de una fiestecita para su niño adornada con los dibujos de ¿Dónde está Tomás? La torta, los juguetes, todo, aludía a su historia. “Fue tan emocionante”, recuerda. O la vez en que un papá le envió otra imagen de su niño aferrado a otro de sus libros, durmiendo plácidamente. “Para eso se escribe, para sea significativo para un niño o niña”.
Cuéntame, ¿el libro infantil estuvo presente en tu infancia?
Sí, la verdad que yo leí desde muy chiquitita. Tuve la suerte de que en mi casa había muchos libros, mi abuelo tenía una biblioteca muy grande. Recuerdo especialmente una colección que se llamaba Mis libros. Recuerdo mucho también, ya algo más grande, que llegaron libros infantiles chinos y rusos en los 80. Me impresionaban sus ilustraciones increíbles.
Estudiaste Filosofía pero te dedicaste por entero a la literatura infantil.
Lo primero que publiqué fueron libros de poemas ¿La filosofía? Hice estudios generales en La Católica, luego dejé de estudiar como 5 años, tuve un hijo, bastante joven, y cuando volví a estudiar y acabé Filosofía ya tenía que trabajar, no podía darme el lujo de hacer carrera académica, no era opción en ese momento.
¿Hay un libro que fue un punto de partida?
Lo que pasa es que nunca decidí dedicarme. Hice un primer libro por casualidad. Mi pareja en esos tiempos, José Watanabe, me contó que quería escribir una historia, me dijo el argumento que quería trabajar, luego enfermó y murió. En base a su idea escribí Don Antonio y el albatros. Fue el primer libro para niños que escribí. La experiencia me gustó mucho. Y seguí. Pero no pensé: voy a dedicarme a esto.
Micaela Chirif ama su publicación Hermana y hermano (Planeta, 2023), como todas las que ha realizado. Pero al preguntarle las que le son especiales menciona ¿Dónde está Tomás? (el primer libro que hice con una editora muy experimentada, Verónica Uribe, aprendí mucho haciéndolo), El Mar (en el que volví a escribir poesía, esta vez para niños, disfruté hacerlo), Una canción que no conozco (donde convertí lo que escribí como poema en un libro ilustrado), Animales Peruanos (libro informativo sobre 68 animales en Perú), Sabor (me gustó explorar el registro entre lo informativo y lo literario).
¿Qué te inspira para lograr un tema?
En realidad, casi cualquier cosa. Depende del estado de ánimo. Por ejemplo, ¡Más te vale, mastodonte! fue con mi marido. Estábamos, así discutiendo, de broma, y en un momento me dijo: más te vale, mastodonte. Dije, ah, mira, qué bonita esa frase. Y empecé a armar la historia. El detonante puede ser cualquier cosa. La idea es agarrar una idea que te entusiasma y empezar a tirar el hilo a ver a dónde te lleva.
Y para hacer un libro infantil ¿hay que ponerse en el papel de un niño, una niña?
No, yo soy una adulta. La literatura infantil se escribe desde la adultez para la infancia. No escribe una niña, escribe una mujer adulta. Así como para criar un niño uno no se vuelve niño, para escribir para niños tampoco... Sí debe haber respeto por la infancia, voluntad de hablarles con respeto.
¿Aún hay gente que ve la literatura infantil como un subgénero de la literatura?
Muchísima. Creo que aún hay mucho desprecio por la literatura infantil, se le considera un género menor como si escribir para niños fuera fácil. No basta escribir en diminutivo, agregar tres palomitas y algo tierno. No es así.
A Micaela Chirif le preguntamos si es complicado dedicarse a la literatura infantil. “Bueno, en el Perú hay muchas cosas que son complicadas”, responde. No tenemos una industria editorial desarrollada, agrega. El libro forma parte de un circuito y es difícil sobrevivir de las ventas, sin suficientes bibliotecas públicas, sin un ministerio que hace años no adquiere libros. “El libro es también una actividad económica y necesita apoyo, porque sino hay mucho talento que se pierde”, opina ella.
Y aclara que un libro para niños demanda mucha dedicación. Nos detalla que en libros para los más pequeños se suele usar una estructura tradicional, muy fija. “Pero el reto es ¿cómo haces para darle la vuelta a eso y hacer algo que tenga alguna densidad, que sea interesante, que no se vuelva aburrido, que no sea sonso?”. Y si se trabaja un libro informativo se pregunta: “¿cómo haces para poner la información, a veces compleja, de manera atractiva, sencilla, accesible, y que no pierda su densidad, su importancia, su capacidad de cuestionar?”.
Hay quienes creen fácil hacer un libro infantil.
No es sencillo. Se cree por ejemplo que la literatura infantil está para darle enseñanza a los niños. No tienes nada que decirle a un niño. Tienes que contarle algo, hacer que juegue con las palabras, hacer un objeto estéticamente relevante. Antes que infantil debe ser literatura.
Y estiman que vende mucho.
No es cierto. Y eso me parece bien peligroso porque con ese prejuicio se produce mucha literatura infantil de muy mala calidad.