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Domingo

Alex Acuña: "Dios me ha dado la oportunidad de tocar con los grandes íconos de la música"

"Estoy vigente y por eso me siguen buscando para trabajar. Porque funciono como cuando tenía 50 años”. 

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TRABAJO. Además de grabar con estrellas mundiales de la música, Alex Acuña tiene discos propios vinculados al jazz latino y a la fusión de ritmos. Su último disco es Gift (2022). Foto: Archivo/La República

Alex Acuña es uno de los mejores bateristas y percusionistas del mundo, y ha grabado con ‘monstruos’ de distintos géneros como Paul Mc Carney o U2 en el rock, Ella Fitzgerald o Chick Corea en el jazz, o Celia Cruz o Plácido Domingo en el ámbito latino. Ha compartido escenario y sala de grabación con músicos de todo el mundo y de todos los géneros en los últimos sesenta años. Y es peruano. Conversamos con él esta semana y respondió vía videollamada desde el estudio de música que tiene en su casa, en Estados Unidos. Cumplirá 79 años el 12 de diciembre pero está tan jovial que no aparenta su edad. Es un hombre que cree en Dios y que cuando le dicen que ha tenido suerte, contesta que no es así sino que fue bendecido con un don. Ya no viaja mucho pero ha sido nuestro embajador musical por el mundo y sigue vigente. Hace dos semanas recibió el mayor premio que concede la música a un artista latino.

El premio que le dio el Consejo Directivo del Grammy Latino es un reconocimiento a la trayectoria, a su importancia como músico

Es un premio especial que se lo dan a los músicos que han contribuido con sus grabaciones. En mi caso he contribuido, y continúo, con casi cinco mil discos grabados. Llevo sesenta años grabando en Estados Unidos. El presidente (del Consejo Directivo del Grammy), Manuel Abud, me llamó en abril para invitarme a estar en la lista de los que consideran que deben tener un premio. Me dijo “estuvimos viendo tu Wikipedia y no pudimos terminarla”. (Risas)

Por la lista interminable de músicos con los que ha trabajado...

En realidad es más fácil nombrar con quién no he tocado, porque Dios me dio la oportunidad de tocar con los más grandes músicos y con todos los grandes íconos de la música. Y por eso el premio especial que recibí.

En el pasado ganó un Grammy y ha estado nominado varias veces.

Yo gané un Grammy, la versión americana, en el 77, con Weather Report como disco del año.

Usted llegó a la música muy niño porque su familia tenía una orquesta.

Si, la orquesta ‘Tropical Boys de los hermanos Neciosup’. Vivíamos en Pativilca, donde nací, en el norte chico, Lima. Mi mamá no quería que yo fuera músico, por la situación bohemia. Mi papá, mis hermanos mayores, mis tíos, mis primos, formaron bandas, tocaban, ensayaban. Mi papá les enseñaba a mis hermanos. Se iban los jueves y regresaban los martes. Mi mamá no quería que yo saliera a viajar. Yo me alimentaba de las lecciones que mi padre le daba a mis hermanos. Mi padre era un músico increíble, tocaba todos los instrumentos muy bien. Una vez, uno de mis hermanos que tocaba batería, en esa época todos se casaban bien jóvenes, no estaba. Se fue con su novia. Y preguntaron: “¿Y quién va a tocar la batería?” Y yo levanté el brazo: “Yo”. “Pero nunca te hemos visto tocar”, me dijeron. “Conozco todos los arreglos, yo he aprendido viendo”. Y me probaron. Es la primera y única vez que me han audicionado.

¿Qué edad tenía?

Diez años. Y empezaron a tocar el mambo de Pérez Prado (tararea la melodía y acaba con el reconocido grito de P.P. ¡Aaaaaah!) Yo escuchaba mucha radio. Copiaba lo que el baterista de Pérez Prado tocaba en el disco. Escuchaba Radio Nacional que de 12 a 2 de la tarde tocaba música de todo el mundo. Empezaba con música clásica, pasaban jazz, y seguían con música del Caribe, la Sonora Matancera, Celia Cruz, después música de Brasil.

Su carrera profesional empieza cuando viene a Lima y aquí lo ve y lo convoca Pérez Prado para tocar con él en una gira

Si, llegué a Lima a los quince años y a los dieciseis empecé a trabajar en la música. Tocaba en radio la Crónica y en Radio Victoria. Y en Canal 13 en El Hit de la 1, con Enrique Maluenda. Y en el show de Rulito Pinasco, a las 9 de la noche, en Canal 2. Un día estaba acompañando a Olga Guillot con la orquesta de Ñico Estrada y Pepe Hernández, y ahí estaba Dámaso Pérez Prado. Enseguida me invitó a través de su manager. “Quiere llevarte a Estados Unidos”, me dijo. Mucha gente me dice: Alex has tenido suerte, pero no es suerte. Es una bendición de Dios, porque yo a los siete años de edad establecí mi relación con él. Y eso nunca se fue de mi vida. Nosotros fuimos una familia rica musical y espiritualmente, pero muy pobres porque éramos once hijos. Por eso siempre he mirado al cielo y he pedido a Dios que estuviera en mi vida. Y así fue.

Es un premio que se lo dan a músicos que han contribuido con sus grabaciones. En mi caso tengo casi cinco mil discos grabados. Foto: Archivo

¿Cómo llegó a tocar con grandes estrellas como Elvis Presley?

En 1964 terminamos la gira de diez meses en Estados Unidos con Pérez Prado. Él se fue a México y yo volví a Perú. Yo vine a Estados Unidos con mi Green Card, y quería irme a Cuba. Mi mamá me dice ‘vete a Puerto Rico’. Y fui a Puerto Rico con un grupo con el que tocaba en el Hotel Bolívar: Chano Scotty y su combo Latino. Ahí me casé, mis tres hijos mayores nacieron en Puerto Rico, estudié en el Conservatorio. Y diez años más tarde me vine a Las Vegas. Llegué a Estados Unidos con el deseo de tocar jazz. En Las Vegas empecé a tocar en el International Hilton, donde Elvis Presley venía a tocar. Y toqué con él, con Diana Ross, Paul Anka, Frank Sinatra, con quien estuve en una película. Él está cantando y yo estoy tocando detrás.

¿Qué me puede contar de la personalidad de Elvis o Sinatra?

Con Sinatra no traté mucho, con Elvis sí porque él venía a Las Vegas cada tres meses y se quedaba dos semanas. El traía su baterista y yo tocaba las percusiones. Elvis y su baterista, que se llamaba Ronnie Tutt, hacían artes marciales. Un día voy en la tarde al hotel, a practicar un poco de percusión, y los veo haciendo katas. Y les digo: Yo hago karate también. Y me incluí con ellos y nos hicimos amigos. Todas las noches después del show se iban a los pisos superiores a celebrar y me decían: vente. Elvis les decía a sus cuatro guardaespaldas que me dejaran subir. (risas).

En esas épocas en Las Vegas conoció a Olivia Newton John cuando recién empezaba

Yo era baterista estable del hotel. Si alguien no tenía baterista yo tocaba. Ella llegó con un guitarrista y hacía canciones fáciles. Era muy joven y lucía un poco asustada. Venir de Australia a Estados Unidos es difícil, porque es lo más grande en la industria de la música. Toque con ella y con otras grandes estrellas ahí. Todavía ese hotel existe: International Hilton de Las Vegas.

Su acercamiento al jazz se da con Weather Report, una bandaza

Sí. Una noche un amigo músico viene a verme al hotel. Yo estaba tocando con The Temptations y en uno de los shows me ve que dejo la batería y voy a tocar las congas. Y se quedó asombrado porque muy pocos tocan bien ambos instrumentos. Y me esperó, conversamos. Con él empecé a tocar jazz y él me recomendó con Weather Report y con otros músicos de Nueva York. Y ahí empezó otra historia. Con Weather Report eramos considerados los Beatles del jazz, en esa época, del 75 al 78, la música fusión era como el rock. Tocábamos en Europa y venían 30 mil, 40 mil personas.

Con ellos viajó por todo el mundo además

Fuimos a África, Centroamérica, Sudamérica, Europa, Escandinavia, Australia, Asia.

¿Con quiénes de los que tocó se sintió más cercano o fueron grandes amigos?

Uno de los más cercanos, un gran músico, se llamaba Al Jarreau. A él lo acompañé en el primer Rock en Río, en el 85, con muchos grupos de rock, y más de un millón y medio de espectadores. Con él teníamos una gran amistad porque vivía en mi misma ciudad. Pero yo me comunico con facilidad con todo el mundo, llamo a músicos de muchos países y hablamos. Los saludo por su cumpleaños, en fechas especiales.

Aparte de los grandes músicos estadounidenses con los que ha tocado, ¿ha participado en producciones de grandes artistas latinos?

Grabé la percusión del disco Romance de Luis Miguel. Con Juan Gabriel, toqué batería y percusiones en su último disco. He grabado con Plácido Domingo. He tocado también música latina con Gilberto Santa Rosa, Tito Rodríguez, Tito Puente, Celia Cruz. De los 80 en adelante ya he sido más un músico de estudio.

En el Perú todavía se recuerda ese gran proyecto musical que fue Los hijos del Sol, un ‘dream team’ de la música peruana

Tienes mucha razón. Para ese proyecto escribí una canción que se escuchó por muchos años: Ánimo y aliento, mi composición. Ahí conocí a Eva Ayllón. La orquesta estaba formada por los mejores músicos peruanos y también algunos extranjeros. El disco fue buenísimo e incentivó a muchos jóvenes músicos peruanos a aprender, a formarse para tocar a gran nivel.

Últimamente ha estado vinculado más a hacer música para películas

Si, con Paramount, Sony, Warner Brothers, MGM. Para tocar en las películas son ochenta músicos y todos son sinfónicos, ahí tienes que ir super afilado, abres la partitura y a leer la música. Y resolver lo que te han dado a tocar. Casualmente hoy se estrena aquí (en Estados Unidos) una película que se llama Wish (Deseo) para Disney y ahí toco toda la percusión. La remuneración es muy buena. Y por todo esto he podido enviar a mis cinco hijos a la universidad. Ya tengo nueve nietos también.

Tiene 78 años y parece un joven de 50. ¿Cómo se mantiene tan bien y tan lúcido?

La edad es un número nada más. Yo hago artes marciales, desde Puerto Rico, con 21 años. Una vez salí con mi esposa y nos cruzamos con tres muchachos. Uno le tocó el trasero a mi pareja. Y yo voy a llamarle la atención y el joven me tiró un golpe en la cara, casi me noquea. Ese día decidí que eso no iba a volver a suceder. “Voy a aprender a defenderme”, me dije. Ahora a mi edad, practico con mi maestro Dan Inosanto, que estudió y entrenó con Bruce Lee en los años 70. Tiene 87 años, lleva 60 años enseñando y se mueve como un hombre de 40 años. El arte marcial también es bueno para la memoria, por eso me acuerdo de todo. Estoy vigente y por eso todavía me siguen buscando para trabajar. Porque funciono como cuando tenía 50 años.

La música le permitió tener una carrera, conocer el mundo y tener una vida desahogada. Nació con un don al que usted le llama ‘bendición’

Me alegro que lo digas. Esto muy poquita gente lo sabe. Yo fui misionero por veinte años con el pastor Robert Barriguer, que tiene la Iglesia Camino de Vida, en La Encalada, en Lima. Con él, hemos regalado 72 mil sillas de ruedas en Perú, Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, Venezuela, México. La palabra de Dios dice: la fe sin obras es muerta. Y también las obras sin fe. Es bueno tener fe, pero hay que hacer algo por la gente, la comunidad, que necesita ayuda. A mis padres los bauticé, a mis hermanos. Yo tengo un pariente que es pastor de la iglesia Agua Viva, José Neciosup, y tengo otro en Miami, que es tremendo baterista, Héctor Neciosup, de la Iglesia Bautista en Miami. Toda mi familia fue transformada espiritualmente. Por eso pienso que Dios me eligió desde muy pequeño. Desde el vientre de mi madre. Yo creo en eso. En mi familia ha habido cinco milagros de vida: A mi mamá la operaron del colón, a los 86 años, y mi mamá tuvo la oportunidad de vivir hasta los 96 años. Murió de viejita. A mi esposa la operaron de un aneurisma en el cerebro, no explotó, estuvo tres semanas en cuidados intensivos en el hospital de UCLA. A una hija mía a los 5 años casi muere por una obstrucción en el intestino. A un hijo mío le encontraron un solo riñón a los 2 años y ya tiene 50 años y está vivo y trabajando. A mí me detectaron un cáncer, pero ahora no tengo nada. Ha habido estos cinco milagros en mi familia.     

¿Ha grabado recientemente un disco? ¿Hay nuevos proyectos?

Salió mi disco Gifts (Regalos), en inglés, salió en noviembre de 2022. Fue el último disco que hizo Ramón Stagnaro conmigo.