Alessia Paredes tiene 15 años, desarrolla páginas web, dibuja los primeros bocetos para crear sus propios videojuegos y destaca en las clases de mecánica automotriz que se dictan en la Institución Educativa Emblemática Ricardo Bentín del Rímac, donde resalta por sus habilidades y por ser la única mujer.
No le intimida estar rodeada de hombres. Asegura, por el contrario, que sus compañeros la motivan y la cuidan. “Nunca me he sentido mal. Eso puede servir de ejemplo para mis compañeras, que se den cuenta que, siendo mujer, puedo lograr lo mismo que mis compañeros hombres”, expresa muy emocionada.
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La seguridad que proyecta la heredó de su hermana mayor, la mujer que más admira y quien se aseguró de hacerle entender que puede ser y hacer lo que sueña, que el ser mujer no es un impedimento para que pueda estudiar ciencias forenses y astronomía. “Me dijo que la única persona que me puede decir que no puedo hacer algo soy yo misma”, recuerda.
La primera vez que Alessia Paredes pisó Estados Unidos era una bebé. No recuerda nada de eso. Regresar era una tarea pendiente. Por eso, cuando se enteró del programa “Ella es astronauta” -que llevará a 14 niñas al Space Center Houston de la NASA-, no dudó en inscribirse. Quería entender por qué muchos hablan del “sueño americano” y por eso logró ser elegida por la fundación colombiana She is entre más de 600 postulantes de colegios públicos.
Jimena Terán pensaba que no sería elegida para ser parte de la primera tripulación de niñas peruanas que visite la NASA. Es la menor de todo el grupo y creía que la fundación no daría prioridad a una niña de 11 años y que su gran pre- mio era quedar entre las 80 preseleccionadas.
“Para mí ya era un logro grande”, dice.
Desde el 2 de mayo, Jimena es capacitada en disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, según sus siglas en inglés), confiesa que le da mucho temor viajar en avión. Nunca ha salido del país y menos sin sus padres. Cuenta que sueña mucho con su viaje (del 22 al 26 de agosto), que despierta muy nerviosa; pero que no lo cambiaría por nada.
La futura astronauta ( Jimena ya se hizo la idea) ama el curso de Ciencia y Tecnología y espera que, nunca más, los niños y las niñas pierdan clases en sus aulas. Solo así podrá llegar a ser una gran ingeniera y trabajar en la NASA, como lo hace Aracely Quispe Neira, la mujer que más admira.
A su edad, también es consciente de las brechas de género en Perú. “Quiero que todas las niñas del mundo tengan las mismas oportunidades. En mi país, las mujeres no tenemos los mismos derechos ni la misma libertad. Me gustaría que alguien hiciera algo”, afirma.
Alessia, Jimena y las otras 12 niñas peruanas, que se encuentran en situación de vulnerabilidad y que provienen de Lima, Arequipa y Cusco; fueron seleccionadas no solo por sus habilidades académicas, sino también porque sus historias rompen los estereotipos que existen en el mundo y porque ayudan a visibilizar el rol de las mujeres en edad escolar. Para ellas, el cielo no es el límite y esperan ser las próximas en conocer el espacio.