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Me gusta la música romántica. Soy fanática de La Oreja de Van Gogh, muero por Laura Pausini. Lloro con las películas de amor y adoro los finales felices. Creo que todas las mujeres somos románticas. A quién no le gusta que le regalen rosas. Las que dicen que no, lo dicen de boca para fuera. Si no fuera romántica, no sería artista. Porque el romance está ligado al arte, con emocionarse y emocionar a través del canto. Es más, el romance es la esencia de la tunantada. Tenemos huaynos románticos como Mi gran ilusión y Basta de llorar, una balada andina que pronto saldrá a la luz.
Me considero 100% cariñosa. Me encanta regalar flores y dedicar poemas. Incluso de chica escribía cartas de amor para alguien que no existía, que solo estaba en mi mente. Simplemente estaba enamorada del amor. Por eso me hace feliz cuando la gente demuestra su amor en público y cuando se ponen apodos cariñosos. Me han puesto uno, pero no sé si decirlo.
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El Día de San Valentín es una fecha especial, sí. Linda, sí; que se sufre o se festeja. Pero no es la única proyección del romanticismo. Para mí el romanticismo es una muestra de belleza, de dulzura y que no tiene nada que ver con la debilidad. Son débiles los que aparentan fortaleza y no la tienen.
Nunca he dejado de creer en el amor. Ni siquiera cuando me han decepcionado, pues todos hemos pasado por eso. Yo creo en el alma gemela y por eso me entrego por completo, más si estoy segura de la persona que está a mi lado. Justo ahora tengo todo lo que necesito: una pareja estable, un amor sólido, una vida tranquila.
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Mónica Cabrejos. Foto: Instagram
Me da absolutamente lo mismo el Día de San Valentín. No se necesita una fecha para celebrar el amor, pero respeto a quienes lo hacen. Si sales el 14, todo está lleno, todo está caro, encima hay tráfico. Y es que todo lo que hacen los demás, no me gusta. Soy partidaria de evitarme el drama. No veo telenovelas porque me aburren y me quitan demasiado tiempo. La música triste no me gusta; las películas tristes, tampoco. La música es para bailar, para disfrutar, no para sufrir.
No tengo lado romántico. Soy bastante realista. Si alguien está conmigo, tiene que aceptarme como soy. No puedo estar con un chico que me dedique poemas y canciones. Me aburro. Si alguien busca una mujer romántica, que ni se fije en mí. Un romántico no podría estar con una persona pragmática como yo. Tampoco tenemos que ir por allí diciendo si somos románticos o no, las personas se tienen que conocer. A mí, por ejemplo, me da igual que me pongan apodos cariñosos. Los míos son distintos, tienen que ver más con el humor. Seguro que no le diría a nadie ‘cosita’ o ‘bebé’.
¿El que se enamora pierde? Es verdad, porque eres más vulnerable. Pero no por eso guardo mis sentimientos. Yo soy bastante emocional. Demuestro lo que siento, aunque no me siento ‘romantizada’. Lo demuestro con cariño, acciones, detalles, con dar atención y tomar en cuenta los puntos de vista del otro.
Tenemos que desmitificar el romance. Porque uno toma la decisión de enamorarse, uno decide con quién engancharse. Y si no funciona, también puedes irte. No se puede dejar al azar una decisión que marca tu vida como una relación o un matrimonio. La tienes que tomar de manera consciente. No es que venga Cupido y te fleche. Así no es.